Read: La Tabla a los Cristianos


LAWH-I-AQDAS

La Tabla Más Sagrada.

(Tabla a los Cristianos).


Esta es la Tabla Más Sagrada enviada desde el santo reino para quien ha
fijado su rostro en el Objeto de la adoración del mundo, Aquel quien descendió
del cielo de la eternidad investido con trascendente gloria.

En nombre del Señor, el Señor de gran gloria.

Ésta es una Epístola que proviene de nuestra presencia, para aquel a quien
los velos de los nombres no pudieron apartarle de Dios, creador de cielo y
tierra, para que sus ojos puedan regocijarse en los días de su Señor, el que
Ayuda en el Peligro, Quien Subsiste por Sí Mismo.

Di: ¡Oh seguidores del Hijo!1 ¿Os habéis apartado de Mí debido a mi Nombre?
¿Por ello no lo habéis pesado en vuestros corazones? Día y noche habéis estado
llamando a vuestro Señor, el Omnipotente, pero cuando Él hubo descendido en su
gran gloria desde el cielo de la eternidad, os habéis apartado de Él y
permanecisteis sumidos en la negligencia.

Reflexionad sobre aquellos que rechazaron al Espíritu2 cuando vino a ellos
con manifiesto dominio. Cuán numerosos los fariseos que en su nombre se han
recluido en las sinagogas, lamentándose por su separación de Él, y aún así,
cuando los portales de la reunión fueron abiertos de par en par y la luminaria
divina brilló resplandeciente desde el Manantial de la Belleza, no creyeron en
Dios, el Exaltado, el Poderoso. No lograron alcanzar su presencia a pesar de que
su advenimiento había sido prometido en el Libro de Isaías al igual que en los
Libros de los Profetas y Mensajeros. Ninguno de ellos volvió su rostro hacia el
Manantial de divina misericordia, a excepción de aquellos desprovistos de todo
poder entre los hombres. Y aún así, hoy, todo hombre dotado de poder e investido
de soberanía se enorgullece en su Nombre. Por otra parte, acuérdate del que
sentenció a muerte a Jesús. Era el más erudito de su época en su país, mientras
que aquel que era solo un pecador, creyó en Él. Tenlo en cuenta y sé de los que
observan la advertencia.

Igualmente, reflexiona acerca de cuán numerosos son en este momento los
monjes que se han recluido en sus iglesias, llamando al Espíritu, pero cuando
Éste apareció a través del poder de la verdad, no lograron acercarse a Él y son
contados entre los descarriados. Felices son quienes las han abandonado y han
vuelto su rostro hacia Aquél Quien es el Deseo de todo lo que hay en los cielos
y en la tierra.

Leen el Evangelio y aún así rehusan reconocer al señor Todo Glorioso, a
pesar de que ha venido mediante la potencia de su exaltado, su poderoso y
bondadoso dominio. Nos, en verdad, hemos venido por amor a vosotros, y hemos
soportado los infortunios del mundo para vuestra salvación. ¿Huís de Aquél que
ha sacrificado su vida para que seáis vivificados? Temed a Dios, oh seguidores
del Espíritu y no sigáis los pasos de cada teólogo que se ha extraviado lejos.
¿Os imagináis que Él ha buscado sus propios intereses, cuando en todo momento ha
estado amenazado por las espadas de los enemigos, o que ha buscado las vanidades
del mundo después que ha sido confiado en la más desolada de las ciudades? Sed
justos en vuestro juicio y no sigáis las huellas de los injustos.

Abrid las puertas de vuestros corazones. Aquel Quien es el Espíritu
verdaderamente está ante ellas. ¿Por qué os mantenéis apartados de Quien ha
querido acercaros a un Lugar Resplandeciente? Di: Nos, en verdad, os hemos
abierto las puertas del Reino. ¿Atrancaréis las puertas de vuestras casas ante
mi rostro? Ello, en verdad, no es otra cosa que grave error. Él nuevamente ha
descendido del Cielo tal como lo hizo la primera vez. Cuidado, no sea que
discutáis lo que El proclama, tal como la gente anterior a vosotros disputara
sus expresiones. Así os instruye el verdadero, si tan solo pudiéseis percibirlo.

El Río Jordán se une al Más Grande Océano, y el Hijo en el santo valle,
exclama: "¡Aquí estoy, aquí estoy, oh Señor, mi Dios!", mientras el Sinaí
circunda al derredor de la Casa, y la Zarza Ardiente llama en alta voz: "Aquel
Quien es el Deseado ha venido en su trascendente majestad". Di: ¡He aquí! ¡El
Padre ha venido, y todo lo que se os ha prometido en el Reino se ha cumplido!
Esta es la Palabra que el Hijo ocultó cuando dijo a los que Le rodeaban: "No lo
podéis soportar ahora". Y cuando se cumplió el tiempo anunciado y la Hora hubo
sonado, brilló la Palabra sobre el horizonte de la Voluntad de Dios. Cuidado, oh
seguidores del Hijo, no sea que la arrojéis tras de vosotros. Asíos firmemente a
ella. Es mejor para vosotros que todo lo que poseéis. Verdaderamente, Él está
cerca de aquellos que hacen el bien. La Hora que hemos ocultado al conocimiento
de los pueblos de la tierra y al de los ángeles favorecidos, ha acaecido. Di:
verdaderamente, Él Me ha testificado, y Yo Le testifico. En verdad, Él no ha
propuesto a otro más que a Mí. De ello es testigo toda alma comprensiva y justa.

Aunque acosado por incontables aflicciones, emplazamos al pueblo a volverse
a Dios, el Señor de los nombres. Di: esforzáos para lograr aquello que os ha
sido prometido en los Libros de Dios, y no transitéis por la senda del
ignorante, Mi cuerpo ha soportado encarcelamiento para que podáis libraros de la
esclavitud del ego. Fijad entonces, vuestros rostros en su semblante, y no
sigáis las huellas de cada hostil opresor. Verdaderamente, Él ha consentido ser
amargamente degradado para que vosotros pudiéseis alcanzar la gloria, y aún así,
os estáis divirtiendo en el valle de la negligencia, Él, en verdad, vive en la
más desolada de las moradas por amor a vosotros, mientras vosotros moráis en
vuestros palacios.

Di: ¿No oís la voz del Pregonero, llamando en alta voz en el desierto del
Bayán, trayéndoos las buenas nuevas del advenimiento de vuestro Señor, el Todo
Misericordioso? ¡Mirad! Él ha venido a la sombra protectora del Testimonio,
investido con pruebas y evidencias concluyentes, y aquellos que verdaderamente
creen en Él, consideran su presencia como la encarnación del Reino de Dios.
Bendito es el hombre que se ha vuelto hacia Él, y desgraciados aquellos que Le
niegan o dudan de Él.

Anúnciales a los sacerdotes: ¡He aquí! Aquel Quien es el Soberano ha
llegado, Salid de tras el velo en nombre del Señor, Quien hace bajar la cerviz a
todos los hombres. Proclamad, entonces, a toda la humanidad las buenas nuevas de
esta poderosa, de esta gloriosa Revelación, verdaderamente, Aquel Quien es el
Espíritu de verdad, ha venido para guiaros a toda verdad. Él no habla impulsado
por su propio ser, sino por orden de Aquel Quien es el omnisciente, el
Sapientísimo.

Di: Él es Quien ha glorificado al Hijo y ha exaltado su Causa. Abandonad, oh
pueblos de la tierra, aquello que tenéis, y asíos firmemente a lo que os ha
ordenado el Todopoderoso, Quien es el Portador de la Confianza de Dios. Depurad
vuestros oídos y volved vuestros corazones hacia Él, para que podáis oír la más
maravillosa llamada que ha surgido del Sinaí, la habitación de vuestro Señor, el
Más Glorioso. En verdad, os acercará al Lugar donde percibiréis el esplendor de
la luz de su semblante que resplandece sobre este luminoso Horizonte.

¡Oh concurso de sacerdotes! Abandonad las campanas, y luego salid de
vuestras iglesias, os incumbe, en este día, proclamar en alta voz el Más Grande
Nombre entre las naciones. ¿Preferís guardar silencio, en tanto toda piedra y
todo árbol proclama: "¡El Señor ha venido en su gran gloria!"? Bienaventurado el
hombre que se ha apresurado hacia Él. Verdaderamente, él es contado entre
aquellos cuyos nombres serán registrados eternamente y quienes serán mencionados
por el concurso en lo Alto. Así ha sido decretado por el Espíritu en esta
maravillosa Tabla. Aquel quien emplaza a los hombres en mi nombre, es
verdaderamente mío, y habrá de demostrar lo que está más allá del poder de todos
los que están en la tierra. Seguid la Senda del Señor y no los pasos de aquellos
que están sumidos en la negligencia. Bienaventurado sea el adormecido quien
animado por la Brisa de Dios se levantó entre los muertos dirigiendo sus pasos
hacia el sendero del Señor. Ciertamente, tal hombre es considerado, a la vista
de Dios, el Verdadero, como una joya entre los hombres y es contado entre los
dichosos.

Di: La Luz de su Revelación ha despuntado en el oriente; los signos de su
dominio han aparecido en el occidente. Ponderad esto en vuestros corazones, oh
pueblo, y no seáis de los que han errado penosamente cuando mi Recuerdo vino
hasta ellos por mandato del omnipotente, el Todo Alabado. Que la Brisa de Dios
os despierte. En verdad, ella ha soplado sobre el mundo. Bienaventurado aquel
que ha descubierto su fragancia y ha sido contado entre los bien seguros.

¡Oh concurso de obispos! Sois las estrellas del cielo de mi conocimiento. Mi
misericordia no desea que os precipitéis a tierra. Sin embargo, mi justicia
declara: "Esto es lo que el Hijo ha decretado". Y todo cuanto ha procedido de su
irreprochable, su veraz y confiable boca, no podrá ser alterado jamás. Las
campanas, ciertamente, repican en mi Nombre, y se lamentan por Mí, pero mi
espíritu se regocija con manifiesta alegría. El cuerpo del Amado anhela la cruz,
y su cabeza ansía la lanza, en el sendero del Todo Misericordioso. La
superioridad del opresor no puede en modo alguno disuadirlo de su propósito.
Hemos emplazado a todas las cosas creadas a alcanzar la presencia de tu Señor,
el Rey de todos los nombres. Bendito es el hombre que ha fijado su rostro en
Dios, el Señor del Día del Juicio Final.

¡Oh concurso de monjes! Si optáis por seguirme, os haré herederos de mi
Reino, y si transgredís contra Mí, soportaré pacientemente mi sufrimiento, y Yo,
en verdad, soy el Que Siempre Perdona, el Misericordioso.

¡Oh tierra de Siria! ¿Qué ha sido de tu rectitud? Tú eres, ciertamente,
ennoblecida por las pisadas de tu Señor. ¿Has percibido la fragancia de la
reunión celestial, o eres contada entre los negligentes?

Belén se ha puesto en movimiento con la Brisa de Dios. Escuchamos su voz que
dice: "¡Oh generosísimo Señor! ¿Dónde se ha establecido tu gran gloria? Los
fragantes aromas de tu presencia me han vivificado, luego de haberme desvanecido
por la separación de Ti. Alabado seas por cuanto has quitado los velos y has
venido con poder en evidente gloria." La llamamos desde tras el Tabernáculo de
Majestad y Grandeza, diciendo: "¡Oh Belén! Esta luz ha aparecido en el oriente y
ha viajado hacia el occidente, hasta que llegó a ti en el atardecer de su vida.
Dime pues: ¿Reconocen los hijos al Padre y Le aceptan, o Le niegan, así como el
pueblo de otro tiempo Le negó (Jesús)?" Entonces ella exclamó diciendo: "Tú eres
en verdad, el Omnisciente, el Bien Informado." Verdaderamente, contemplamos a
todas las cosas creadas inclinadas a ser nuestro testigo. Algunos Nos conocen y
son testigos, mientras que la mayoría son testigos pero no Nos conocen.

El Monte Sinaí está agitado con la alegría de contemplar nuestro semblante.
Ha elevado su dominante voz en la glorificación de su señor, diciendo: "¡Oh
Señor! Siento la fragancia de tu vestidura. Me parece que estás cerca, investido
con los signos de Dios. Tú has ennoblecido a estas regiones con tus pisadas.
Grande es la bienaventuranza de tu pueblo, si solo pudieran conocerte e inhalar
tus suaves aromas; y desdichados son los que están profundamente dormidos."

Dichoso eres tú, por haber vuelto tu rostro hacia mi semblante, por cuanto
has rasgado los velos, destrozado los ídolos y reconocido a tu eterno Señor. El
pueblo del Qur'án se ha levantado en contra nuestra sin una prueba clara o
evidencia, atormentándonos en todo momento con una nueva tortura. Ociosamente se
imaginan que las tribulaciones pueden frustrar nuestro propósito. Vano es en
verdad lo que han imaginado. Verdaderamente, tu Señor es Quien ordena todo
cuanto Le place.

Nunca he pasado junto a un árbol sin que mi corazón se dirigiese a él,
diciendo: "¡Oh! Si fueses cortado en mi nombre, y mi cuerpo fuese crucificado
sobre ti". Hemos revelado este pasaje en la Epístola al Sháh para que sirviese
como una advertencia a los seguidores de las religiones. Verdaderamente, tu
Señor es el Omnisciente, el Omnisapiente.

No te apenen las cosas que han perpetrado. Ciertamente son como muertos, y
no viven. Déjalos a los muertos; luego vuelve tu rostro hacia Él, Quien es el
Dador de Vida del mundo. Cuidado, no sea que los dichos de los negligentes te
entristezcan. Sé firme en la Causa, y enseña a la gente con consumada sabiduría,
Así te lo ordena el soberano de la tierra y del cielo. Él es, en verdad, el
Todopoderoso, el Más Generoso. Dentro de poco, Dios exaltará tu recuerdo y
escribirá con la Pluma de Gloria aquello que expresaste por su amor. Él es, en
verdad, el Protector de los que hacen el bien.

Concédele mi recuerdo a uno llamado Murád, y dile: "Bendito eres tú, oh
Murád, por cuanto has desechado tu propio deseo y has seguido a Quien es el
Deseo de toda la humanidad."

Di: Bendito sea el adormecido que es despertado por mi Brisa. Bendito el
desfallecido que es reanimado con mis revivificadores hálitos. Bendito el ojo
que se solaza en la contemplación de mi belleza. Bendito el caminante que dirige
sus pasos hacia el Tabernáculo de mi gloria y majestad. Bendito el angustiado
que busca refugio bajo la sombra de mi dosel. Bendito el sediento que se
precipita a las fluyentes aguas de mi amorosa bondad. Bendita el alma insaciable
que ha desechado sus deseos egoístas por amor a Mí, y ha tomado su lugar en la
mesa del banquete que he enviado para mis elegidos desde el cielo de la
misericordia divina. Bendito el humillado que se aferra al cordón de mi gloria;
y el necesitado que entra bajo la sombra del Tabernáculo de mi riqueza. Bendito
el ignorante que busca la fuente de mi conocimiento; y el negligente que se
adhiere al cordón de mi recuerdo. Bendita el alma que ha surgido a la vida por
medio de mi hálito vivificador y ha ganado su admisión en mi Reino celestial.
Bendito el hombre a quien los suaves aromas de la reunión conmigo le han
agitado, y le han hecho acercarse a la Aurora de mi Revelación. Bendito el oido
que ha escuchado, y la lengua que ha sido testigo, y el ojo que ha visto y
reconoce al Señor, en su gran gloria y majestad, investido con grandeza y
dominio. Benditos quienes han alcanzado su presencia. Bendito el hombre que ha
buscado la iluminación del Sol de mi Palabra. Bendito aquel que ha adornado su
cabeza con la diadema de mi amor. Bendito quien ha oído mi dolor y se ha
levantado entre mi pueblo para ayudarme. Bendito aquel que ha dado su vida en mi
sendero y ha soportado múltiples padecimientos por amor a mi Nombre. Bendito el
hombre que, seguro de mi Palabra, se ha levantado de entre los muertos para
celebrar mi alabanza. Bendito aquel que se ha extasiado con mis maravillosas
melodías y ha rasgado los velos mediante la potencia de mi poder. Bendito aquel
que se ha mantenido fiel a mi Convenio, y a quien las cosas de este mundo no le
han impedido alcanzar mi Corte de santidad. Bendito el hombre que se haya
desprendido de todo salvo de Mí, que se haya remontado en la atmósfera de mi
amor, ganado la admisión en mi Reino, contemplado mis dominios de gloria, que
haya bebido a grandes tragos de las aguas vivientes de mi generosidad, y su
porción del río celestial de mi amorosa providencia, enterado de mi Causa,
comprendido aquello que he ocultado dentro del tesoro de mis Palabras, y
brillado desde el horizonte del conocimiento divino, ocupado en mi alabanza y
glorificación. Él verdaderamente, es de los míos. Desciendan sobre él mi
misericordia, mi amorosa bondad, mi munificencia y mi gloria.

1 Jesucristo.
2 Idem.

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