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LA HONRADEZ,
una virtud cardinal bahá'í

Selección de los Escritos de
Bahá'u'lláh, 'Abdu'l-Bahá y Shoghi Effendi



por

El Departamento de Investigación
de la Casa Universal de Justicia



Título original en inglés:
Trustworthiness: A cardinal Bahá'í Virtue

The Universal House of Justice




ÍNDICE


Fragmentos de los Escritos de Bahá'u'lláh

Fragmento de las Palabras del Báb

Fragmentos de los Escritos de 'Abdu'l-Bahá

Fragmentos de Cartas Escritas por Shoghi Effendi

Fragmentos de Cartas Escritas de Parte de Shoghi Effendi a Creyentes Individuales

Definiciones del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua


FRAGMENTOS DE LOS ESCRITOS DE BAHÁ'U'LLÁH


¡Oh pueblo! La mejor vestidura a los ojos de Dios en este día es la honradez. Toda bendición y honor serán con el alma que se atavíe con este el más grande de los adornos.1

Considera la fe como un árbol. Sus frutos, hojas, tallos y ramas son, y siempre han sido, la honradez, la veracidad, la rectitud y la paciencia.2

Las virtudes y atributos que pertenecen a Dios son todos evidentes y manifiestos, y han sido mencionados y descritos en todos los Libros Celestiales. Entre éstos se encuentran la honradez, la veracidad, la pureza de corazón al comulgar con Dios, la paciencia, la resignación a todo lo que el Todopoderoso ha decretado, la conformidad con las cosas que su Voluntad ha provisto, la paciencia; aún más, el agradecimiento en medio de las tribulaciones, y completa confianza en Él bajo todas las circunstancias. De acuerdo con la estimación de Dios, éstas figuran como las más elevadas y loables entre todas las acciones. Todas las demás acciones son secundarias y están subordinadas a ellas, y continuarán siempre estándolo...3

Embelleced vuestras lenguas, oh pueblo, con la veracidad, y adornad vuestras almas con el ornamento de la honestidad. Cuidado, oh pueblo, no sea que obréis traicioneramente con alguno. Sed los fideicomisarios de Dios entre sus criaturas y los emblemas de su generosidad en medio de su pueblo. Aquellos que siguen sus placeres y corruptas inclinaciones han errado y disipado sus esfuerzos. Ellos, de veras, son de los perdidos.4

El propósito del Dios único y verdadero al manifestarse es emplazar a toda la humanidad a la veracidad y sinceridad, a la honestidad y honradez, a la resignación y sumisión a la Voluntad de Dios, a la paciencia y amabilidad, a la rectitud y sabiduría. Su objetivo es cubrir a cada hombre con el manto de un carácter santificado y adornarlo con el ornamento de acciones buenas y santas.5

Di: Que la veracidad y la cortesía sean vuestro adorno. No permitáis ser privados del manto de la paciencia y justicia, para que los dulces aromas de santidad sean exhalados desde vuestros corazones sobre todas las cosas creadas. Di: Cuidado, oh pueblo de Bahá, no sea que andéis por los caminos de aquellos cuyas palabras difieren de sus hechos. Esforzaos para que podáis manifestar a los pueblos de la tierra los signos de Dios y reflejar sus mandamientos.

Pedimos a Dios, exaltada sea su gloria, que confirme a cada uno de los amigos en ese territorio de la adquisición de características tan loables que hagan que se esparza la justicia y la equidad entre los pueblos del mundo. El propósito primero y fundamental que subyace en la creación siempre ha sido, y continuará siendo, la aparición de la honradez y la santidad, la sinceridad y la buena voluntad entre la humanidad, pues estas cualidades son causa de paz, de seguridad y de tranquilidad. Benditos los que poseen tales virtudes.7

Te suplico, oh mi Dios, por toda la trascendente gloria de tu Nombre, que atavíes a tus amados con el manto de la justicia y que ilumines su ser con la luz de la honradez. Tú eres Aquel que tiene poder para hacer lo que Le plazca y quien mantiene en su puño las riendas de todas las cosas, visibles e invisibles.8

Di: ¡Oh pueblo de Dios! Adornad vuestros templos con el ornamento de la honradez y de la honestidad. Ayudad, entonces, a vuestro Señor con las huestes de buenas obras y un carácter loable.9

Cierto día Nos dirigimos a nuestra Verde Isla. A nuestra llegada, contemplamos sus fluyentes arroyos y sus árboles exuberantes y la luz del sol jugando entre ellos. Volviendo Nuestro rostro hacia la derecha, contemplamos aquello que la pluma es impotente de describir, ni puede expresar lo que el ojo del Señor de la Humanidad presenció en ese el más santificado, el más sublime, bendito y exaltadísimo Paraje. Volviéndonos luego a la izquierda, vimos a una de las Bellezas, el Más Sublime Paraíso, de pie sobre un pilar de luz, que llamando en voz alta decía: "¡Oh moradores de la tierra y del cielo! Contemplad mi belleza y mi esplendor, mi revelación y mi refulgencia. Por Dios, el Verdadero! Yo soy la Honradez, y su revelación y su belleza. Recompensaré a quienquiera se adhiera a Mí, y reconozca mi rango y posición y se aferre a mi orla. Yo soy el mayor ornamento del pueblo de Bahá y la vestidura de gloria para todos aquellos que están en el reino de la creación. Yo soy el instrumento supremo para la prosperidad del mundo y el horizonte de certeza para todos los seres". Así hemos hecho descender para ti lo que acercará a los hombres al Señor de la Creación.10

El cuarto Taráz concierne a la honradez. Verdaderamente ésta es la puerta de la seguridad para todos aquellos que moran en la tierra, y un signo de gloria de parte del Todomisericordioso. El que participa de ella, en verdad, ha participado de los tesoros de la riqueza y la prosperidad. La honradez es el mayor portal que conduce a la tranquilidad y seguridad del pueblo. En verdad, la estabilidad de todo asunto ha dependido y depende de ella. Todos los dominios del poder, la grandeza y la riqueza son iluminados por su luz.11

Si un hombre en este día se adornara con la vestimenta de la honradez, ello sería mejor para él a los ojos de Dios que si viajara a pie hacia la santa corte y fuera bendecido con reunirse con el Adorado y se encontrara ante su Sede de Gloria. La honradez es como una fortaleza para la ciudad de la humanidad y como ojos para el templo humano. Quienquiera se prive de ella, será considerado, ante su Trono, como ciego.12

Recordamos a cada uno de los amigos y les exhortamos a tomar en consideración la honradez, que es un encargo que Dios ha confiado al cuidado de sus siervos; la rectitud, que Él ha hecho que sea una ciudadela de fuerza para sus favorecidos y sus siervos fieles y humildes; y cualesquiera virtudes que conduzcan a su dignidad y honor entre todos los pueblos.13

¡Oh amigos de Dios en sus ciudades y sus amados en sus tierras! Este Agraviado os prescribe la honestidad y la honradez. Bendita la ciudad que brille con su luz. Mediante ellas se exalta el hombre, y se abre la puerta de la seguridad ante la faz de toda la creación. Feliz el hombre que se aferra firmemente a ellas, y reconoce sus virtudes, y ¡ay del que niegue su rango!14

Sed las manifestaciones de la honradez de Dios en todas las tierras. Debéis reflejar esta cualidad con tal perfección que incluso aunque viajarais a través de ciudades llenas de oro, vuestra mirada no se vería seducida ni por un solo momento por su encanto. Ésta es la pauta que se requiere de vosotros, oh asamblea de verdaderos creyentes. Asistid a vuestro generoso Señor con vuestra riqueza y vuestros bienes para que en todos los mundos de Dios sus siervos puedan percibir de vosotros los dulces sabores del Dios Verdadero.15

Es verdadero servidor de Dios quien, si en este día atravesara ciudades de plata y oro, no se dignara a mirarlas y cuyo corazón permaneciera puro e impoluto de cualquier cosa visible de este mundo, ya sea ésta sus favores a sus tesoros. ¡Yo juro por el Sol de la Verdad! El aliento de tal hombre está dotado de autoridad y sus palabras de atractivo.16

Di: ¡Oh portador de mi Nombre! Que mi Gloria y mi amorosa bondad estén contigo. Tú siempre has estado adornado con el bello manto de la honradez y la honestidad. Estas cualidades gemelas son como dos compañeras para ti en las que puedes encontrar consuelo. Son como dos centinelas que velarán por ti y como dos guardianes que, Dios mediante, te protegerán de todo daño.17

Adheríos al borde del manto de la virtud y aferraos firmemente a la cuerda de la honestidad y la honradez. Tened en consideración el bien del mundo y no vuestros propios deseos egoístas. ¡Oh pueblo de Dios! Sois los pastores del mundo. Mantened a vuestros rebaños sin manchar por el fango de la pasión y el deseo corrupto y adornad a cada uno con el ornamento del temor a Dios. Este es el firme mandato que ha sido decretado en este día por la pluma del Eterno. ¡Juro por la rectitud de Dios! La espada de una conducta correcta y un buen carácter es más afilada que cuchillas de acero.18

Pedimos a Dios que conceda por su gracia que todos muestren un carácter tan correcto, obras tan buenas y palabras tan amables que alcancen su beneplácito. Se ha decretado que las ciudadelas de los corazones de los hombres se subyuguen mediante las huestes de un carácter noble y hechos loables. La contienda, la discordia, la lucha y la sedición han sido todas prohibidas en el Libro de Dios. Suplicad al Señor que no prive a sus dominios de la refulgente luz del sol de la honradez, ni les niegue la brillantez de la estrella de la veracidad ni el esplendor de la orbe de justicia y equidad. La honradez y la honestidad son como dos luminarias que brillan resplandecientes en el horizonte del cielo de la Tabla en la que están inscritas las ordenanzas de Dios. El bien sea con los que las han discernido, y ¡ay de los que no hacen caso!19

Hemos aconsejado a la gente, con la lengua más clara y elocuente, adornar sus caracteres con la honradez y la santidad, y con tales cualidades que conduzcan a la elevación del rango del hombre en el mundo del ser. Este agraviado testifica que el propósito por el que los hombres mortales han llegado de la nada absoluta al reino del ser es para que trabajen por la mejora del mundo y vivan juntos en concordia y armonía. La disensión y la lucha siempre han sido y seguirán siendo rechazadas por Dios. Todos los Libros, Escrituras y Escritos Sagrados de edades anteriores han proclamado las alegres nuevas de que el propósito que subyace en esta más potente Revelación no es ningún otro que la rehabilitación del mundo y sus naciones: para que el poder de la palabra prevalezca sobre el poder de las armas, y que los asuntos del mundo se administren mediante la potencia del amor. Pedimos a Dios, el Verdadero, que vista a todos con el manto de la honradez, pues ésa es la prenda más bella del mundo.20

Adhiérete al temor a Dios y a todo lo que haya sido revelado en su Libro: así te lo pide Aquel que es la Palabra de la Verdad y el Conocedor de las cosas que no se ven. Di: La honradez es el sol del cielo de mis mandamientos, la veracidad es su luna y los atributos loables son sus estrellas. Pero la mayoría de la gente no lo entiende.21

Enviamos nuestros saludos a los fieles seguidores del Dios Verdadero, quienes han probado las dulces aguas de la amorosa bondad y dirigido su mirada hacia el Reino de Gloria. Les encomendamos a todos comportarse con honradez y rectitud y tener vidas castas y virtuosas.
¡Oh amados amigos! Todo el que adorne su carácter con tales virtudes será contado entre los verdaderos siervos de Dios y su nombre será conmemorado por el Concurso de lo Alto; pero el que se prive de ellas no será contado en su número. Esforzaos diligentemente en adquirir cualidades y rasgos de carácter tan buenos que sean motivo de salvación eterna. No hagáis que los frutos del árbol de la honradez sean dianas para las piedras de la traición ni desgarréis sus ramas con los instrumentos de la tiranía y la opresión. La veracidad y la sinceridad siempre han sido y seguirán siendo el ornamento del carácter de un hombre.
¡Oh amigos! No permitáis que el atractivo engañoso de este mundo pasajero -cuya caducidad testimonian todas las cosas- os aparte de las dádivas duraderas de Dios, ni os prive de participar del alimento espiritual que Él ha enviado del cielo de su bondad. Concentrad vuestra mirada en Aquel quien es la Soberana Palabra de la Verdad. Depositad toda vuestra confianza en Él y suplicadle que destine para vosotros lo que es conveniente y digno. Poned vuestros asuntos en manos de Dios, el Señor de la creación. Recordad a las gentes de edades anteriores. ¿Dónde han ido los orgullosos y vanagloriosos, los perversos y los malvados? ¿Dónde están sus montones de tesoros, sus palacios, ciudadelas y tronos? Reflexionad sobre esos días pasados y las vicisitudes que nos cuenta, y que os sirvan de recordatorio. La oración de este Agraviado es que Dios asista a todos para hacer lo que alcance su favor y aceptación.22

Tú Nos eres muy querido; y lo mismo que te amamos a ti amamos a todos aquellos de quienes se pueden percibir los buenos adornos de la honradez y la rectitud, y cualidades de virtud e integridad tales como las que han sido prescritas a los hombres en el Libro de Dios, el Señor del Potente Trono. Feliz suerte la del alma que haya percibido los fragantes alientos de la palabra divina y haya prestado atención a lo que ha sido revelado por Dios, el Omnisciente, el Todoinformado. En verdad, Dios ha deseado que su Causa sea ayudada por las huestes de las buenas obras y de un carácter recto. Bendito sea, entonces, el hombre que comprenda esta verdad y actúe en consonancia; y ¡ay de los que la ignoran o la niegan!23

Saludamos a los amigos y les exhortamos a comportarse con rectitud, honradez, honestidad, virtud y amorosa bondad; es decir, con todas esas cualidades que servirán para sacar a la luz el verdadero rango del hombre en el mundo del ser. Aquel que es la Eterna Verdad, exaltada sea su gloria, siempre ha amado la fidelidad. El bien sea sobre aquel que adorne su templo con su vestimenta y se honre con esta la mayor de las distinciones.24

La honradez, la prudencia y la honestidad son, verdaderamente, los bellos adornos de Dios para sus criaturas. Felices los que comprenden, y que el bien sea con los que adquieren tales virtudes.25

Adheríos siempre a la cuerda de la honradez y asíos al borde del manto de la veracidad: así os lo pide Aquel que es el Verdadero, Aquel en quien confían. Dios es mi testigo, la honradez es una luz que brilla intensamente desde los cielos y conduce a la exaltación de la Causa de Dios, el Omnipotente, el Incomparable, el Todoalabado. Quien ha permanecido fiel al Convenio ha sido firme en su adhesión a la honradez, mientras que los que lo han repudiado, están en grave error.26

Os corresponde a todos adornar vuestro ser interior y exterior de tal manera que, ataviados con la honradez, ceñidos con la rectitud y engalanados con la veracidad y la integridad, os convirtáis en un medio para la exaltación de la Causa y la educación de la raza humana.27

Los compañeros de Dios son, en este día, la levadura que debe fermentar a los pueblos del mundo. Ellos deben manifestar tal sentido de honradez, de veracidad y de perseverancia, tales obras y carácter que todo el género humano pueda beneficiarse de su ejemplo.28

Aquellos que moran dentro del Tabernáculo de Dios y están establecidos en las sedes de gloria sempiterna, aunque estén muriéndose de hambre, rehusarán extender la mano y coger ilícitamente la propiedad de su prójimo, por muy infame y despreciable que éste sea. El propósito del único verdadero Dios, al manifestarse, es emplazar a toda la humanidad a la veracidad y sinceridad, a la piedad y honradez, a la resignación y sumisión a la Voluntad de Dios, a la paciencia y amabilidad, a la rectitud y sabiduría. Su objetivo es cubrir a cada hombre con el manto de un carácter puro y adornarlo con el ornamento de acciones buenas y santas.29

¡Oh mis amados! Os encarecemos a que os comportéis con honradez y rectitud, para que mediante vosotros puedan manifestarse a sus siervos los atributos de vuestro Señor y puedan aparecer en todas partes las evidencias de su exaltada santidad. Él verdaderamente es el Ordenador, el Antiguo de los Días.30

Os aconsejo, oh amigos de Dios, comportaros con la máxima honradez en vuestros tratos con mis siervos y mi pueblo. Mediante su ayuda se promoverá la Causa de Dios por todo el mundo y se manifestará su exaltada santidad a toda la creación. Sed los depositarios de la confianza a todos los hombres. Así se lo hemos prescrito en las Tablas. Vuestro Señor es verdaderamente el Todoconocedor, el Omnisapiente.31

¡Oh amigos de Dios en cada país! Este Agraviado os ordena, por el Más Amado del mundo, que está aclamando en el reino de la palabra, que no tratéis de manera desleal con los bienes de vuestro prójimo. Sed los fideicomisarios de Dios en Su dominio y las personificaciones de la veracidad en Sus reinos. Bendito el hombre que haga caso de los consejos de Dios y observe sus preceptos.32

Hemos prescrito a todos los hombres ocuparse en algún oficio o profesión y hemos igualado tal ocupación a un acto de adoración. Sin embargo, antes de nada, debes recibir, como un signo de la aceptación de Dios, el manto de la honradez de manos del favor divino; pues la honradez es el principal medio de atraer la confirmación y la prosperidad. Rogamos a Dios que haga de ella una radiante nube de lluvia misericordiosa que traiga éxito y bendiciones a tus asuntos. Él es de verdad el Todobondadoso, el Lleno de Gracia.33

El comercio es como un cielo cuyo sol es la honradez y cuya luna es la veracidad. La honradez es la más preciada de todas las cosas a los ojos de Aquel que es la Soberana Verdad; así ha sido registrado en el Pergamino sagrado de Dios. Rogad al Dios Único y verdadero que capacite a la humanidad para alcanzar este más noble y exaltado rango.34

Con relación a las demandas de pago sobre las que has escrito en tu carta, está manifiestamente claro que todo el que pueda saldar sus deudas, y sin embargo no lo haga, no ha actuado de acuerdo con el beneplácito del Dios Verdadero. Los que contraigan deudas deben esforzarse por saldarlas con toda diligencia y aplicación. Los mandatos vinculantes de Dios sobre la honradez, la rectitud y el respeto a los derechos han sido registrados con lengua clara y perspicua en todos los Libros sagrados, Tablas, Escrituras y Escritos sagrados. El bien sea con aquel a quien las vanidades pasajeras del mundo no lo han privado de un adorno duradero, y a quien la avaricia y la negligencia no lo han apartado de la iluminación del sol de la honradez. Sin embargo, estos asuntos dependen de que haya solvencia, pues reclamar una deuda está condicionado a la capacidad de saldarla. Por Señor del Libro, aquello no es permisible sin esto. De ello da testimonio el Verso: "Da tregua a tu deudor hasta que encuentre medios para pagar". (Del Corán, Sura de la Vaca, v. 280). 35

En la mayoría de nuestras Tablas hemos aconsejado a los siervos de Dios ser dignos de confianza y honrados, justos e imparciales. Les hemos ordenado renunciar a la iniquidad y al mal y les hemos pedido practicar la honestidad y el temor a Dios. No obstante, los desatentos han sido conducidos sólo hacia mayor perdición. Verdaderamente, si las criaturas de Dios hubieran conformado sus acciones a la voluntad y placer de Dios, exaltada sea su gloria, toda la tierra se vería ya como un solo país, un territorio bendito de belleza y luz.36

Di: Desiste de la maldad y la transgresión y aférrate a la honradez y la honestidad, la franqueza y la sinceridad. Éste es el mandato de Dios, el Señor del Día del Juicio. Aquel que el mundo ha agraviado no habla movido por deseos mundanos, sino de acuerdo con lo que ha sido revelado en el Libro de Dios, el Ordenador, el Antiguo de los Días. La rectitud de carácter es el medio por el que se pueden hacer evidentes los altos rangos alcanzables por el hombre en el mundo del ser: de esto son testigos los respetados siervos de Dios, a quienes las insinuaciones malignas de la gente no han impedido levantarse para rendir servicio a su Señor, el Rey del Potente Trono.37

Es preferible estar en el infierno,
pero no ser un hipócrita.
Ser ateo,
pero no conspirador.
Vivir en las tabernas,
pero no pisar las huellas
del malicioso.
Temer a Dios,
pero no a la gente.
Entregar al verdugo la cabeza,
pero no el Corazón.
Vivir bajo las piedras,
pero no buscar el amparo del clero.

Así entona sus melodías la Flauta Sagrada y gorjea su canción el Ruiseñor del Paraíso, para dotar de vida eterna a las figuras mortales de los hombres, impartir a los templos de polvo la esencia del Espíritu Santo y la Luz celestial y levantar el mundo pasajero, mediante la potencia de una sola palabra, hasta el Reino Eterno.38



FRAGMENTO DE LAS PALABRAS DEL BÁB

Cierto día el Báb pidió que se Le comprara miel. El precio que se había pagado Le pareció exorbitante. La rechazó y dijo: "Sin duda que se podía haber comprado miel de mejor calidad y a precio más bajo. Yo que soy vuestro ejemplo he sido comerciante de profesión. Debéis seguir mi camino en todas vuestras transacciones. No debéis defraudar a vuestro vecino ni permitir que os defraude a vosotros. Tal fue el camino de vuestro Maestro. Los hombres más astutos y hábiles eran incapaces de engañarlo; ni tampoco Él, por su parte, eligió actuar con mezquindad hacia las más despreciables e impotentes criaturas". Insistió que el ayudante que había hecho esa compra devolviera lo adquirido y trajera miel de mejor calidad y a menor precio.39



FRAGMENTOS DE LOS ESCRITOS
DE 'ABDU'L-BAHÁ

La veracidad es la base de todas las virtudes humanas. Sin veracidad, el progreso y el éxito, en todos los mundos de Dios, son irrealizables para cualquier alma. Cuando este atributo santo se encuentre arraigado en el hombre, todas las cualidades divinas serán también adquiridas.40

¡Oh Sádiq!(El nombre "Sádiq" significa, literalmente, "veraz" o "sincero") La veracidad, la rectitud y la integridad son los atributos de los honrados y los distintivos de los puros. La veracidad es la más santa de las cualidades ya que comprende a todas las demás virtudes. Una persona veraz estará protegida de todas las aflicciones morales, se apartará de toda maldad, y estará protegida contra toda iniquidad, pues todos los vicios y fechorías son la antítesis misma de la veracidad, y un hombre veraz los aborrecerá por completo.41

¡Oh alma pura! Sigue las huellas de los veraces y el camino de los honrados, para que, mediante la veracidad, llegues a ocupar un Asiento de la Verdad (El Corán, Sura de la Luna, v. 55) y, mediante la honradez, alcances honor perdurable. Si se pesaran en una balanza todos los pecados, la falsedad, por sí sola, equivaldría a todos los demás juntos; más aún, sus males pesarían incluso más que todos los demás y su perjuicio resultaría mayor. Sería preferible que fueras blasfemo y dijeras la verdad, antes que pronunciar fórmulas de fe siendo mentiroso. Estas palabras se te dirigen como advertencia a los pueblos del mundo. Da gracias a Dios por ser a través de ti que se dirige este consejo a toda la humanidad.42

¡Oh ejército de Dios! Mediante la protección y la ayuda prometidas por la Bendita Belleza -que mi vida sea un sacrificio para sus amados- debéis comportaros de tal manera que os distingáis brillantes como el Sol entre las demás almas. Si alguno de vosotros entrara en una ciudad, debería convertirse en el centro de atracción por su sinceridad, su confiabilidad y amor, su honestidad y fidelidad, su veracidad y amorosa bondad hacia toda la gente del mundo, para que la gente de esa ciudad exclame diciendo: "Este hombre es incuestionablemente bahá'í, pues sus modales, su comportamiento, su conducta, su moral, su naturaleza y disposición reflejan los atributos de los bahá'ís". Mientras no alcancéis este rango no se puede decir que habéis sido fieles al Convenio y Testamento de Dios. Pues Él, mediante Textos irrefutables, ha establecido un Convenio vinculante con todos nosotros, que requiere que actuemos de acuerdo con sus sagradas instrucciones y consejos.43

... Nosotros, y los amigos de Dios, de ninguna manera debemos flaquear en nuestros esfuerzos por ser leales, sinceros y hombres de buena voluntad. Siempre debemos manifestar nuestra veracidad y sinceridad; es más, debemos ser constantes en nuestra fidelidad y honradez, y ocuparnos en ofrecer oraciones por el bien de todos.44

La característica principal de los verdaderos creyentes es la honradez, mientras que la característica principal de los rebeldes es la deslealtad.45

Si un hombre realizara toda obra buena pero fallara en el más mínimo detalle en ser enteramente honrado y honesto, sus buenas obras se convertirían como en yesca seca y su fallo como en un fuego que quema el alma. Si, por otro lado, se quedara corto en todos sus asuntos pero actuara con honradez y honestidad, todos sus defectos se corregirían, todo daño se remediaría y toda enfermedad se sanaría. Lo que queremos decir es esto: que, a los ojos de Dios, la honradez es el cimiento de su Fe y la base de todas las virtudes y perfecciones. Un hombre privado de esta cualidad está falto de todo. ¿De qué sirven la fe y la piedad si falta la honradez? Por ello 'Abdu'l-Bahá aconseja a los amigos -es más, les implora fervientemente- que protejan la santidad de la Causa y preserven su propia dignidad como individuos con tanto cuidado que todas las naciones lleguen a conocerles y honrarles por su honradez e integridad. No hay mayor servicio que puedan rendir hoy. Actuar de otra manera sería como golpear con un hacha a la raíz misma de la Causa de Dios; nos refugiamos con Dios de esta atroz transgresión y Le pedimos que proteja a sus amados de cometer un mal tan escandaloso.46

Has escrito sobre la cuestión de cómo deben proceder los amigos en sus tratos comerciales entre ellos. Éste es un tema de la máxima importancia y un asunto que merece la mayor atención. En relaciones de este tipo, los amigos de Dios deben actuar con la máxima honradez e integridad. Ser negligente en este campo equivaldría a volverle la espalda a los consejos de la Bendita Belleza y los preceptos sagrados de Dios. Si un hombre en su propia casa no trata a sus familiares y amigos con completa honradez e integridad, sus tratos con el mundo resultarán estériles e improductivos, por muy honrado y honesto que sea con ellos. Primero debe uno ordenar sus propios asuntos domésticos y luego atender su negocio con el público. Ciertamente, no debería argüirse que no hay que tratar a los amigos con máximo cuidado, o que es innecesario que le den gran importancia a la práctica de la honradez en sus tratos entre sí,que sólo es esencial comportarse correctamente en las relaciones con extraños. Hablar así es completa fantasía y conducirá a perjuicio y pérdida. Bendito sea el alma que brille con la luz de la honradez entre la gente y se convierta en signo de perfección entre todos los hombres.47

Como el funcionamiento ordenado de vuestra asociación depende de la devoción, la integridad, la imparcialidad y la santidad de propósito manifestadas por los amigos de Dios, deben mostrar en la gestión de sus asuntos tal pureza, nobleza y prudencia previsora que se conviertan en modelo para otras sociedades y que toda la gente se enaltezca e ilumine con su ejemplo. De esta manera llegarán los bahá'ís a ser conocidos por todos como personas fiables y honestas, virtuosas e iluminadas, puras y refinadas; que tienen principios elevados, que son trabajadoras, de mentalidad abierta y promotoras de libertad; cuya preocupación es servir al bien común, no promover sus propios intereses, y cuyo propósito es procurar el bienestar y la prosperidad de la gente, no su propio bienestar.48

Vuestro criterio debería ser el de llevar a cabo vuestras actividades comerciales con tal imparcialidad y equidad como para ser causa de guía para otros. Los amigos de Dios deben, a través de sus negocios, conducir a la gente al camino de Dios y dejarla tan asombrada que exclame: "¡Qué grande es su veracidad, qué elevada es su honradez, qué auténtica es su buena voluntad!"49

Toda compañía de negocios debe establecerse sobre principios divinos. Sus cimientos deben ser la honradez, la honestidad y la veracidad, con objeto de proteger los derechos de la gente.50

En verdad, el comercio, la agricultura y la industria no deben ser impedimentos para el servicio del Dios Verdadero. De hecho, tales ocupaciones son los instrumentos más potentes y las pruebas más claras para que uno pueda manifestar las evidencias de su honestidad, su honradez y las virtudes del Señor Todomisericordioso.51

Vosotros que sinceramente deseáis el bien del Estado, que sois ciudadanos cumplidores y obedientes del Gobierno, debéis ocuparos en constante servicio. Todo el que entre al servicio del Gobierno debe mostrar en todos sus hechos y actos el máximo grado de rectitud y honestidad, de templanza y autodisciplina, de pureza y santidad, de justicia y equidad. En el caso de que -Dios no lo quiera- resultara culpable de la más mínima infidelidad, o que tuviera una actitud descuidada o irregular ante sus deberes, o extorsionara la más mínima cantidad de dinero a la gente, o procurara promover sus propios intereses egoístas y ganancias personales entonces sin duda será privado de la lluvia de la gracia de Dios.52

Al desempeñar las funciones del cargo al que has sido nombrado, tu conducta y acciones deben ser testimonio del más alto nivel de honradez y honestidad, de un grado de sinceridad que quede muy por encima de toda duda, y de una integridad inmune a las insinuaciones del interés egoísta. Así sabrán todos que los bahá'ís son las personificaciones de la probidad y la esencia misma de la virtud inmaculada. Si aceptan el cargo, su motivo es para rendir servicio a toda la humanidad, no para procurar su propio interés egoísta; y su propósito es el de vindicar la causa de la verdad, y no entregarse al exceso y a la ingratitud infame.53

En cuanto a los que trabajan al servicio del Gobierno, deben realizar sus deberes con la máxima fidelidad, confiabilidad, rectitud, honradez, integridad y nobleza. Que no empañen su buena reputación persiguiendo intereses personales, ni se conviertan, por conseguir beneficios mundanos pasajeros, en objetos del odio público y proscritos del Umbral de Grandeza.54

Aquellas personas que sean escogidas para servir al público o sean nombradas para puestos administrativos, deben realizar sus deberes en un espíritu de verdadero servicio y conformidad diligente. Es decir, deben distinguirse por su buena disposición y carácter virtuoso, contentarse con la remuneración que les haya sido asignada y realizar todas su acciones con honradez. Deben mantenerse distanciados de los motivos indignos y bien apartados de propósitos codiciosos; pues la rectitud, la probidad y la honradez se encuentran entre los medios más potentes para atraer la gracia de Dios y asegurarse tanto la prosperidad del país como el bienestar de la gente. La gloria y el honor del hombre no se encuentran en las fortunas y las riquezas, y mucho menos en aquellas que hayan sido acumuladas ilegalmente mediante la extorsión, el desfalco y la corrupción practicados a expensas de un pueblo explotado. La grandeza, la nobleza y el honor supremos en el mundo humano, y la verdadera felicidad en esta vida y la próxima, consisten todos en la equidad y honradez, la santidad y el desprendimiento. Si un hombre desea la distinción, debe contentarse con una provisión frugal, procurar mejorar la situación de los pobres del reino, escoger el camino de la justicia y la imparcialidad, y hollar el sendero del servicio de espíritu elevado. Tal hombre, por necesitado que esté, ganará riquezas imperecederas y alcanzará honor eterno.55

Si alguno de los amigos entrara al servicio del Gobierno, debe hacer de su ocupación un medio de acercarse más al Umbral divino: debe actuar con probidad e integridad, rechazar rigurosamente todas las formas de banalidad y corrupción, y contentarse con el salario que recibe, enorgulleciéndose, más bien, del grado de sagacidad, competencia y buen juicio que consigue dedicar a su trabajo. Si una persona se contenta con un simple pan y realiza sus deberes con tanta justicia e imparcialidad como le sea posible, será el príncipe de los mortales y el más loable de los hombres. ¡Será noble y distinguido, a pesar de su cartera vacía! ¡Tendrá un rango preeminente entre los libres, a pesar de que su ropa esté vieja y desgastada! Para el hombre, la alabanza y la gloria se encuentran en las cualidades virtuosas y nobles; el honor y la distinción se encuentran en la cercanía al Umbral divino. La riqueza del mundo, por contraste, es materia de ilusión. ("Materia de ilusión" (usufructo falaz, "supellex deceptionis") cf. el Corán, Sura de la Familia de 'Imrán, v. 185 (o 183) y Sura del Hierro, nº 20). Los que lo codician son seguidores del mal y, antes de mucho tiempo, se verán sumidos en confusión y desesperación. ¿Qué es mejor, que un hombre sea así, o que se comporte con consagración y santidad de propósito y destaque de forma conspicua por su integridad, rectitud y honestidad? No, tales cualidades son mejores que las riquezas de Korah (nombre sinónimo de gran riqueza, mencionado en el Corán (como "Qarún") en el v. 76 del Sura de la Historia) y más preciadas que todos los tesoros de la existencia.56

Si uno de los amigos... es nombrado para un alto cargo administrativo, debe esforzarse con diligencia por cumplir los deberes que se le encomiendan con perfecta honestidad, integridad, sinceridad, rectitud y honradez. Sin embargo, si abusa de su posición mediante comportamiento corrupto o mercenario, será detestado en el Umbral de la Grandeza y se ganará la ira de la Belleza de Abhá; es más, será desamparado por el Dios Verdadero y por todos los que Le adoran. Así que, lejos de actuar de ese modo, debe contentarse con un salario y asignaciones, procurar el camino de la rectitud, y dedicar su vida al servicio del Estado y del pueblo. Tal debe ser la conducta y el comportamiento de los bahá'ís. El que viole estos límites caerá, a la larga, en pérdida manifiesta.57

Aquellas almas que trabajen en departamentos del Gobierno deben tratar sus deberes con absoluto desprendimiento, integridad e independencia de espíritu y con completa consagración y santidad de propósito. Contentos con los salarios que reciben, deben cuidar de no manchar su carácter justo con actos de soborno y fraude. Si uno de los amigos en este día se apropiara indebidamente de tan sólo un céntimo, el manto sagrado de la Causa de Dios se mancharía con su acción y la vergüenza de tal acto caería sobre toda la comunidad. ¡Dios no lo quiera! No, más bien, el Gobierno y el pueblo deben llegar a tener tanta confianza en los bahá'ís como para encomendar todos los asuntos de Estado, por todas las provincias, en las manos puras y castas de los bienamados de Dios.58

Todos los empleados del Gobierno, ya sean de alto o bajo rango, deben, con perfecta integridad, probidad y rectitud, contentarse con los modestos salarios y asignaciones que les correspondan. Deben mantener las manos limpias y su buen nombre sin mancha... Si un hombre trata de manera desleal a un Gobierno justo habrá actuado de forma desleal con Dios; y si le rinde un servicio fiel, ese servicio lo habrá rendido a Dios.59

Que cumplan sus servicios con completa santidad y desprendimiento, y de ninguna manera se profanen aceptando sobornos, acogiendo motivos indignos o enredándose en prácticas nocivas. Que se contenten con sus salarios y que busquen distinguirse por la veracidad, la franqueza y el esfuerzo por la virtud y la excelencia; pues la vanidad en las riquezas sólo corresponde a los infames y enorgullecerse de las posesiones es cosa sólo de tontos. Para alcanzar la gloria y el honor, el hombre debe comportarse con justicia y equidad, contenerse de actuar de manera opresiva, rendir servicio a su Gobierno y trabajar por el bien de sus ciudadanos. Si procurara cualquier otra cosa diferente estaría en error manifiesto.60

¡Qué tonto e ignorante debe ser un hombre, qué infame su naturaleza y qué vil la arcilla de la que está modelado, si escoge profanarse con la contaminación del soborno, la corrupción y la perfidia hacia el Estado! ¡En verdad, las sabandijas de la tierra son preferibles a tales personas!61

Si ocurriera que uno de los amigos fuera llamado a servir a su país y su pueblo en algún cargo, debe aplicarse a su trabajo con corazón y alma y desempeñar sus deberes con perfecta honestidad, honradez y santidad.62



FRAGMENTOS DE CARTAS ESCRITAS
POR SHOGHI EFFENDI


¡Éstos son los días para rendirle ayuda eficaz y victoriosa a la Causa divina! La victoria de la Fe de Dios depende de la enseñanza; y la enseñanza está condicionada a actos honrados y a buenas acciones y conducta. La piedra angular de una vida vivida en el camino de Dios es procurar excelencia moral y la adquisición de un carácter dotado de cualidades que sean aceptables a Sus ojos. Los bahá'ís deben adornarse con esta vestimenta sagrada; con esta potente espada deben conquistar las ciudadelas de los corazones de los hombres. La gente se ha vuelto impaciente y harta de retóricas y discursos, de sermones y predicaciones. En este día, lo único que puede librar al mundo de sus dolores de parto y atraer los corazones de la gente son los hechos, no las palabras; el ejemplo, no los preceptos; las virtudes santas, no las declaraciones y las proclama publicadas por los Gobiernos y las naciones sobre temas sociopolíticos. En todos los asuntos, ya sean grandes o pequeños, la palabra debe ser complemento de la acción, y la acción compañera de la palabra: ambas deben complementarse, apoyarse y reforzarse mutuamente. Es en este campo donde los bahá'ís deben procurar distinguirse por encima de otros pueblos y naciones a quienes la Pluma del Altísimo ha descrito con las siguientes palabras: "Sus palabras son el orgullo del mundo, y sus hechos, la vergüenza de las naciones".63

El empleo que acepten los bahá'ís, las tareas y deberes que realicen, deben ser de tal clase que beneficie a la nación entera y no de los que benefician sólo a un pequeño círculo de altos oficiales y algunos individuos selectos. Además, los amados amigos y miembros de las Asambleas, en las múltiples circunstancias de sus vidas y en todos sus múltiples tratos y ocupaciones, mediante sus hechos, su comportamiento y conducta, deben procurar demostrar a sus compatriotas la excelencia de esta sagrada Causa para vindicar su verdad y dar testimonio vivo de su potencia y la sublimidad de su espíritu. Así es como deben proceder los amigos, no limitándose a entregar el mensaje, a explicaciones, exposiciones y aclaraciones. 'Abdu'l-Bahá, el Principal Intérprete de la Fe de Bahá'u'lláh, ha escrito:

Por ello corresponde a todos los bahá'ís ponderar sobre este tema delicado y vital en sus corazones, para que, a diferencia de otras religiones, no se contenten con el ruido, el clamor, de la doctrina religiosa vacía. No, más bien deben ejemplificar en todos los aspectos de sus vidas que los atributos y virtudes nacidos de Dios, y se deben levantar para distinguirse por su buen comportamiento. Deben justificar su pretensión de ser bahá'ís con los hechos y no con el nombre.

Es un verdadero bahá'í aquel que se esfuerza día y noche por progresar y avanzar por el camino del esfuerzo humano, cuyo más caro deseo es vivir y actuar de tal manera que enriquezca e ilumine al mundo, cuya fuente de inspiración es la esencia de la Virtud Divina, cuyo propósito en la vida es comportarse de tal manera que sea causa de progreso infinito. Sólo cuando alcance tales dones perfectos se puede decir de él que es un verdadero bahá'í. Pues en esta sagrada Dispensación, que es la gloria coronadora de edades y ciclos pasados, la Fe verdadera no consiste en el mero reconocimiento de la Unidad de Dios, sino más bien en vivir una vida que manifieste todas las perfecciones y virtudes implicadas en tal creencia. (Traducido por Shoghi Effendi y publicado en Bahá'í World, vol. 2, pág. XVI).


¡Vean qué palabras más firmes y enérgicas contiene esta declaración de 'Abdu'l-Bahá y lo exigentes que son sus requerimientos! A pesar de ello, sólo cuando los bahá'ís sean capaces de distinguir sus caracteres de forma plena y adecuada con el adorno de estas virtudes divinas, aparecerán ante los ojos del mundo de manera digna y apropiada y el nombre de Bahá'u'lláh incendiará el universo.64

Ninguna otra cosa más que la abundancia de nuestras acciones, nada salvo la pureza de nuestras vidas y la integridad de nuestros caracteres, puede demostrar a la larga nuestra afirmación de que el espíritu bahá'í es en este día el único medio que puede traducir un ideal tanto tiempo anhelado en un logro duradero.65

Éste es el día para la excelencia de carácter y de conducta. Debemos, todos, adornarnos con estos ornamentos del Reino mientras todavía estamos en este mundo del ser, para poder rendir un servicio adecuado al Umbral del Más Misericordioso.66

La permanencia y estabilidad alcanzadas por cualquier asociación, grupo o nación son el resultado y dependen de la solidez y el valor de los principios sobre los que basa el funcionamiento de sus asuntos y la dirección de sus actividades. Los principios de guía de los bahá'ís son: la honestidad, el amor, la caridad y la honradez; situar el bien común por encima del interés particular; y practicar la santidad, la virtud y la moderación. A la larga, entonces, está asegurada su preservación y felicidad. Cualesquiera infortunios con que se encuentren, fruto de los ardides de los intrigantes y los malintencionados, desaparecerán como las olas, y las dificultades serán seguidas por la alegría. Los amigos están bajo la protección del poder irresistible y la providencia inescrutable de Dios.
No hay duda alguna de que toda alma bendita que armonice su vida con este poder que influye en todas las cosas, dará brillo a sus trabajos y se ganará una gran recompensa. Las acciones de los que prefieran oponerse a ello no deben provocar antipatía por nuestra parte, sino oraciones para que sean guiados. Ésa era la manera de ser de los bahá'ís en el pasado, así debe ser ahora y siempre.67

Las responsabilidades de los miembros de las Asambleas Espirituales que estén ocupados en enseñar la Causa de Dios en los países orientales han sido claramente establecidas en los Textos sagrados.
Éstos les mandan trabajar por la mejora de la moral y la difusión del conocimiento; esforzarse por erradicar la ignorancia y la falta de iluminación, eliminar el prejuicio y reforzar las bases de la fe verdadera en los corazones y las mentes de la gente; procurar desarrollar la autoconfianza y evitar la imitación ciega; proponerse promover el manejo eficaz de sus asuntos y observar pureza y refinamiento en todas las circunstancias; mostrar su compromiso con la veracidad y la honestidad y su capacidad de comportarse con franqueza, coraje y resolución.
Similarmente les ordenan prestar su apoyo al desarrollo agrícola e industrial, consolidar las bases de asistencia mutua y cooperación; promover la emancipación y progreso de las mujeres y apoyar la educación obligatoria de ambos sexos; alentar la aplicación de los principios de la consulta entre todas las clases y adherirse en todos los asuntos a una norma de integridad escrupulosa.
Además les inculcan la virtud de la honradez y la santidad, pureza de intención, amabilidad de corazón y desprendimiento de las garras de este mundo material. Les llaman a santificarse de tal manera que se eleven por encima de las influencias corruptas y malvadas que ejercen una influencia tan potente sobre el mundo occidental, y les encargan acatar el consejo de moderación en todo momento y bajo todas las condiciones. Les urgen a investigar detalladamente todas las diversas ramas del saber contemporáneo -las artes y las ciencias por igual- y a concentrar su atención en servir a los intereses generales de la gente; a profundizarse mediante el estudio atento de los Textos Sagrados y a aplicar la guía divina que contienen a las circunstancias, necesidades y condiciones de la sociedad actual; a abstenerse de entrar en los enredados asuntos de los partidos políticos y a no preocuparse ni inmiscuirse en las controversias de los políticos, las disputas de los teólogos, ni en ninguna de las teorías sociales enfermizas corrientes entre los hombres.
Finalmente les exhortan a ser sinceramente obedientes, tanto de pensamiento como de palabra, a las leyes debidamente promulgadas por los Gobiernos del reino, y a distanciarse de los métodos, conceptos y argumentos malintencionados de los modernistas y tradicionalistas radicales por igual; a honrar, venerar y respetar a los exponentes de las artes y las ciencias y a apoyar sus esfuerzos, y a estimar y a reverenciar a los que posean vastos conocimientos y erudición académica; a defender el derecho a la libertad de conciencia y a abstenerse de criticar y menospreciar la conducta, costumbres y creencias de otros individuos, pueblos y naciones.
Éstas son algunas de las necesidades más urgentes para las naciones del Oriente. Éstas son las responsabilidades básicas, vinculantes e ineludibles de los fideicomisarios del Misericordioso, los representantes de las comunidades bahá'ís, los miembros de las Asambleas Espirituales.68

El pueblo de Bahá, bajo la jurisdicción de cualquier Estado o Gobierno en que resida, debe comportarse con honestidad y sinceridad, honradez y rectitud. Deben preocuparse de los corazones de los hombres y mantenerse distanciados de los vaivenes y limitaciones del mundo contingente. No tienen ansias de sobresalir ni ambición de poder; no gustan de la disimulación ni de la hipocresía, ni buscan la riqueza ni la influencia; no anhelan la pompa ni el ambiente del alto cargo, ni codician la gloria de los títulos y los rangos. Detestan la falsedad y la ostentación y rehúyen del uso de la fuerza coactiva; han cerrado sus ojos a todo salvo a Dios y dirigen sus corazones hacia las promesas firmes e incontrovertibles de su Señor; se han apartado de los lazos de apegos y expectativas mundanos y han conectado sus vidas al Amado Incomparable. Olvidándose de sí mismos, han ocupado sus energías en trabajar por el bien de la sociedad, y, adhiriéndose firmemente a los principios sólidos y sanos de la Fe de Dios, se han vuelto de espaldas a las imaginaciones mórbidas, las teorías incoherentes e ideas perniciosas de las víctimas del capricho y la locura. A la vez que rehúsan vigilantemente ocupar puestos políticos, deben aceptar de todo corazón la oportunidad de ocupar puestos administrativos; pues el propósito principal del pueblo de Bahá es hacer avanzar los intereses y promover el bienestar de la nación, no promover los dudosos intereses y propósitos de los libertinos y los desvergonzados. Tal es el método de los bahá'ís; tal es la conducta de todas las almas espiritualmente iluminadas; y cualquier otra cosa es error manifiesto.69

En sus casas... en el contacto diario de las transacciones comerciales..., la comunidad de los seguidores de Bahá'u'lláh deben estar satisfechos de que a los ojos del mundo en general y a los de su Maestro vigilante son testimonios vivos de aquellas verdades que Él amaba y defendió incansablemente hasta el final mismo de sus días.70

La Pluma del Altísimo ha dejado escrito: "El temor a Dios es el más augusto comandante que puede hacer victoriosa a la Causa de Dios, y las huestes que mejor cuadran a ese comandante siempre han sido y son un carácter recto y acciones puras y buenas". (Del Kitáb-i-'And, publicado en Tablas de Bahá'u'lláh, pág. 255.) El pueblo de Bahá debe, entonces, llevar su vida y conducir sus asuntos con el grado más elevado de santidad y repudiar y apartarse intransigentemente de las prácticas de mala reputación, las costumbres y conductas deplorables que prevalecen entre la gente de Occidente. La piedad y la devoción deben ser el objetivo de todos los que desean ser contados como amantes de esta Causa y el adorno de toda alma honrada; de lo contrario la iluminación conferida por las virtudes del mundo humano sobre la más íntima realidad de los corazones de los hombres se debilitará lenta pero irremediablemente y se oscurecerá hasta apagarse aplastada por la abrumadora oscuridad del vicio y la depravación. La cortesía y la dignidad es lo que trae nobleza y categoría a un hombre, mientras que la frivolidad y la guasa, la obscenidad y el descaro conducirán a su envilecimiento, degradación y humillación. Los bahá'ís deberían, y realmente deben, procurar distinguirse en todas las cosas, pues ¿qué otra diferencia habría entre ellos y los otros? En consecuencia, cualquier acción que se vea que desvirtúa la dignidad del rango del hombre debe ser evitada y rechazada.71

Que modelen sus vidas y regulen su conducta de tal manera que no se les pueda dirigir ninguna acusación, por poco fundada que sea, de secreto, fraude, soborno o intimidación.72


La rectitud de conducta debe reflejarse constantemente en los tratos comerciales de todos sus miembros, en sus vidas familiares, en toda suerte de empleos y en el desempeño de cualquier servicio que ellos, en el futuro, puedan proporcionar a su Gobierno o a su pueblo.73

Usted ha sacado a colación el tema de mostrar honestidad y honradez estando al servicio del Estado. Éstas son cualidades que deben distinguir a todas las actividades de los amigos y cuya adquisición es un deber religioso que incumbe a cada creyente. El hecho de que algunos de los líderes a los que sirven no aprecien sus esfuerzos no debe sorprenderles. El motivo de esa conducta es la lejanía de tales hombres de la Fuente Verdadera de la justicia, la equidad y la imparcialidad. Debemos centrar nuestra visión en Dios, no en los hechos de sus criaturas. Toda acción sin mancha, todo propósito sincero por nuestra parte se ganará el elogio del Verdadero, será exaltado y magnificado por Él y compensado con una bondadosa recompensa.74




FRAGMENTOS DE CARTAS ESCRITAS DE PARTE DE
SHOGHI EFFENDI A CREYENTES INDIVIDUALES

Con gran preocupación se ha enterado de las dificultades con las que usted se ha encontrado en su negocio, y se sintió especialmente afligido al conocer la amarga competencia que usted encuentra por parte de... quienes parecen haberse propuesto arruinarle y dejarle sin negocio a pesar del hecho de que usted les ha mostrado amabilidad y se ha negado a tratarles duramente. Aunque el Guardián le aconsejaría continuar con tal actitud, verdaderamente bahá'í, de paciencia, desea al mismo tiempo que usted no dé pie ni permita que ninguna amenaza por parte de ellos llegue a desanimarle o desmoralizarle. Por muy poco éticos que sean los métodos que empleen, usted debe estar firmemente convencido de que tales métodos maliciosos no pueden tener éxito a la larga, y que la forma más eficaz de contrarrestarlos es manteniendo sin reservas la única norma de conducta comercial que inculcan las Enseñanzas.75

Permítame, para terminar, expresar también su satisfacción por la mejoría de las condiciones comerciales del Sr. ... Él seguirá rezando para que la elevada pauta de integridad que ha mantenido tan bien en sus transacciones comerciales no sólo sirva para atraer sobre él las confirmaciones y bendiciones de Dios sino que además resulte ser un medio eficaz para atraer muchas almas a la Fe.76

En cuanto a su comentario de que la Fe necesita seguidores e intoxicados de amor, personas de destacadas dotes espirituales, oradores potentes y elocuentes y hombres de recursos materiales y talentos para vindicar la verdad de nuestra amada Causa, el Guardián me mandó escribir:

"Lo que se necesita es excelencia de carácter y de conducta y obediencia a las leyes reveladas por Bahá'u'lláh; éstos son los imanes que atraen la confirmación divina, y el medio de establecer la validez y la singularidad de la Causa del Todoglorioso".

Además me pidió escribir:

"La eliminación de las imperfecciones es un proceso gradual. Se requiere admonición y consejo constante para que, paso a paso, la comunidad pueda corregir las diversas deficiencias que la acosan y llevar sus asuntos de una manera planeada y ordenada".77

El Guardián considera que su actitud hacia la práctica corrupta de aceptar comisiones de compañeros médicos y farmacéuticos es de lo más admirable. Cuanto más honrados y nobles sean los bahá'ís en su conducta, tanto más impresionarán al público con la vitalidad espiritual de la Fe en la que creen.78

Él cree que usted debe considerar el funcionamiento competente de su negocio no sólo como una obligación moral ante los acreedores que tenga, sino también como lo más propio y prudente.79




DEFINICIONES DEL DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA


CONFIABILIDAD. Calidad de confiable./ 2. Fiabilidad, probabilidad de buen funcionamiento de una cosa.

CONFIABLE. Aplícase a la persona o cosa en quien se puede confiar.

ENTEREZA. Integridad, perfección, complemento./ 2. fig. Integridad, rectitud en la administración de justicia./ 3. fig. Fortaleza, constancia, firmeza de ánimo./ 4. fig. Severa y perfecta observancia de la disciplina.

ENTERO. Cabal, cumplido sin falta alguna./ 5. fig. Recto, justo./ 6. fig. Constante, firme.

HONOR. Cualidad moral que nos lleva al cumplimiento de nuestros deberes respecto del prójimo y de nosotros mismos./ 2. Gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones heroicas, la cual trasciende a las familias, personas y acciones mismas del que se la granjea./ 3. Honestidad y recato en las mujeres, y buena opinión que se granjean con estas virtudes./ 4. Obsequio, aplauso o agasajo que se tributa a una persona./ 5. Acto por el que alguien se siente enaltecido.

HONRA. Estima y respeto de la dignidad propia./ 2. Buena opinión y fama, adquirida por la virtud y el mérito./ 3. Demostración de aprecio que se hace de uno por su virtud y mérito./ 5. Pudor, honestidad y recato de las mujeres.

HONRADEZ (de honrado). Rectitud de ánimo, integridad en el obrar.

HONRADO. p.p. de honrar./ 2. Que procede con honradez./ 3. Ejecutado honrosamente.

INTEGRIDAD. Cualidad de íntegro./ 2. Pureza de las vírgenes.

ÍNTEGRO. Aquello a que no falta ninguna de sus partes./ 2. fig. Dícese del recto, probo, intachable.

LEAL. Que guarda a personas o cosas la debida fidelidad./ Aplícase igualmente a las acciones propias de una persona fiel y de buena ley./ 3. Aplícase a algunos animales domésticos, como el perro y el caballo, que muestran al hombre cierta especie de amor, fidelidad y reconocimiento./ 5. Fidedigno, verídico, legal y fiel, en el trato o en el desempeño de un oficio o cargo.

LEALTAD. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien./ 2. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo./ 3. Legalidad, verdad, realidad.

PÍO/A. adj. Devoto, inclinado a la piedad, dado al culto de la religión y a las cosas pertenecientes al servicio de Dios y de los santos./ 2. Benigno, blando, misericordioso, compasivo.

PIADOSO. adj. Benigno, blando, misericordioso, que se inclina a la piedad y conmiseración./ 2. Aplícase a las cosas que mueven a compasión o se originan de ella./ 3. Religioso, devoto.

PROBIDAD. Bondad, rectitud de ánimo, hombría de bien, integridad y honradez en el obrar.

RECTITUD. 3. Calidad de recto o justo./ 4. fig. Recta razón o conocimiento práctico de lo que debemos hacer o decir.

RECTO. Que no se inclina a un lado ni a otro./ 5. Justo, severo y firme en sus resoluciones.


1 De una Tabla no traducida anteriormente.
2 Ídem.
3 Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh, Buenos Aires, Ebila, 1972, CXXXIV, págs. 204-205.
4 Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh, CXXXVI, pág. 209.
5 Ídem., CXXXVII, págs. 210-211.
6 Ídem., CXXXIX, pág. 215.
7 De una Tabla no traducida anteriormente.
8 Ídem.
9 De Ishráqát, publicado en Tablas de Bahá'u'lláh, Buenos Aires, Ebila, 1982, págs. 137-138.
10 Ídem., págs. 139-140.
11 De Tarázát, publicado en Tablas de Bahá'u'lláh, págs. 40-41.
12 De una Tabla no traducida anteriormente.
13 Ídem.
14 De Epístola al Hijo del Lobo, Buenos Aires, Ebila, 1978, pág. 20.
15 De una Tabla no traducida anteriormente.
16 Citado por Shoghi Effendi, El Advenimiento de la Justicia Divina, Buenos Aires, Ebila, 1972, pág. 38.
17 De una Tabla no traducida anteriormente.
18 Ídem.
19 Ídem.
20 Ídem.
21 Ídem.
22 Ídem.
23 Ídem.
24 Ídem.
25 Ídem.
26 Ídem.
27 Ídem.
29 Citado en El Advenimiento de la Justicia Divina, págs. 37-38.
29 Ídem., págs. 38-39.
30 Ídem.
31 Ídem.
32 Ídem.
33 Ídem.
34 Ídem.
35 Ídem.
36 Ídem.
37 Ídem.
38 Ídem.
39 Citado en Los Rompedores del Alba, Buenos Aires, Ebila, 1963, pág. 305.
40 Citado en El Advenimiento de la Justicia Divina, pág. 42.
41 De una Tabla no traducida anteriormente.
42 Ídem.
43 Selections from the Writings of 'Abdu'l-Bahá, ed. rev., (Haifa: Bahá'í World Centre, 1982), 35, págs. 70-71.
44 Ídem, 225, pág. 294.
45 De una Tabla no traducida anteriormente.
46 Ídem.
47 Ídem.
48 Ídem.
49 Ídem.
50 Ídem.
51 Ídem.
52 Ídem.
53 Ídem.
54 Ídem.
55 Ídem.
56 Ídem.
57 Ídem.
58 Ídem.
59 Ídem.
60 Ídem.
61 Ídem.
62 Ídem.
63 A una comunidad bahá'í, 8 de diciembre de 1923. Traducido del persa al inglés.
64 A una Asamblea Espiritual Local, 30 de octubre de 1924. Traducida del persa al inglés.
65 A la Asamblea Espiritual Nacional de los Estados Unidos y Canadá, 24 de noviembre de 1924. Publicado en Bahá'í Administration: Selected Messages 1922-1932, ed. rev. (Wilmette: Bahá'í Publishing Trust, 1974), pág. 68.
66 Escrito a mano por Shoghi Effendi al final de una carta escrita de su parte a un creyente, fechada el 24 de noviembre de 1924, traducido del persa al inglés.
67 A una Asamblea Espiritual Nacional, 18 de diciembre de 1925. Traducido del persa al inglés.
68 A las Asambleas Espirituales por todo el Oriente, 30 de enero de 1926. Traducido del persa al inglés.
69 A los creyentes de todo el Oriente, febrero de 1927. Traducido del persa al inglés.
70 A la Asamblea Espiritual Nacional de los Estados Unidos y Canadá, 12 de abril de 1927. Publicado en Bahá'í Administration, pág. 130.
71 A un creyente, 21 de enero de 1928. Traducido del persa.
72 A los creyentes de Norteamérica, 21 de marzo de 1932. Publicado en The World Order of Bahá'u'lláh, Selected Letters by Shoghi Effendi, ed. rev. (Wilmette: Bahá'í Publishing Trust, pág. 64.
73 A los creyentes de Norteamérica, 25 de diciembre de 1938. Publicado como El Advenimiento de la Justicia Divina, pág. 42.
74 A un creyente, 8 de marzo de 1948. Traducido del persa.
75 A un creyente, 31 de octubre de 1938.
76 A un creyente, 4 de noviembre de 1940.
77 A un creyente, 12 de enero de 1946.
78 A un creyente, 20 de octubre de 1953.
79 A un creyente, 6 de junio de 1954.

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