Lesen: Vivir la Vida



VIVIR LA VIDA

Selección de las Escrituras Bahá'ís




Preparada por el Departamento de Investigación
de la Casa Universal de Justicia


Título en inglés:
Living the Life



VIVIR LA VIDA


Con cuánta frecuencia se le escuchó decir al Maestro: Si cada uno de los
amigos se encargara de poner en práctica, en toda su integridad y con todas
sus consecuencias, una sola de las enseñanzas de la Fe, con devoción,
desprendimiento, constancia y perseverancia, y de dar ejemplo de ella en
todos los actos y propósitos de su vida, el mundo se convertiría en otro mundo
y la faz de la tierra reflejaría los esplendores del Paraíso de Abhá. Pensad qué
maravillosos cambios se llevarían a cabo si los amados del Misericordioso se
condujeran, tanto en su aspecto individual como colectivo, de acuerdo a los
consejos y exhortaciones que han brotado de la Pluma de Gloria.1

El deseo de 'Abdu'l-Bahá, el que Le causa agrado y, de hecho, Su mandato
obligatorio, es que los bahá'ís actúen en conformidad con las enseñanzas
divinas en todos los asuntos, incluso en las pequeñas operaciones y
relaciones cotidianas con los demás. Él nos ha ordenado que no nos
contentemos con la modestia, la humildad y la mansedumbre, sino que, por el
contrario, nos convirtamos en expresiones del altruismo y la nada absoluta.
Desde antiguo, a todos se nos ha exhortado a practicar la lealtad y la fidelidad,
la compasión y el amor; en esta Dispensación suprema, a las gentes de Bahá
se les llama a sacrificar su propia vida. Fijaos hasta qué punto se les ha
pedido a los amigos, en las Epístolas y Tablas Sagradas, así como en el
testamento de nuestro Bienamado, que sean íntegros, que deseen el bien, que
sean tolerantes, santificados, puros, que se desprendan de todo excepto de
Dios, que se aparten de las pompas de este mundo y que se adornen con el
manto de un carácter bondadoso y unos atributos piadosos.
En primer lugar y principalmente, uno debe emplear todos los medios a su
alcance para purificar su corazón y sus motivos; si no es así, sería inútil tomar
iniciativas de cualquier tipo. También es esencial abstenerse de la hipocresía y
la imitación ciega, por cuanto su olor nauseabundo es rápidamente percibido
por todo hombre de entendimiento y sabiduría. Además, los amigos tienen que
observar las horas concretas para recordar a Dios, para meditar, para la
devoción y la oración, ya que es muy improbable, digo, imposible, que ninguna
iniciativa prospere y se desarrolle si está privada de los dones y
confirmaciones divinas. Difícilmente se puede imaginar uno la gran influencia
que el auténtico amor, veracidad y pureza de motivos tienen sobre el alma de
los hombres. Pero ningún creyente puede adquirir estas cualidades a menos
que a diario se esfuerce por conseguirlas...
Fundamentalmente, es mediante la potencia de las acciones nobles y el
carácter altruista, más que por el poder de la exposición y las pruebas, como
los amigos de Dios han de demostrarle al mundo que lo que Dios ha prometido
tarde o temprano ha de cumplirse, que ya está produciéndose y que las
buenas nuevas divinas son claras, evidentes y completas. Pues a menos que
algunas almas insignes den un paso adelante en el campo del servicio y brillen
resplandecientes entre el conjunto de los hombres, la tarea de reivindicar la
verdad de esta Causa ante los ojos de las gentes ilustradas sería harto
formidable. Sin embargo, si los amigos se transforman en la encarnación de la
virtud y el carácter bondadoso, las palabras y las discusiones serán
superfluas. Sus propias acciones servirán como elocuente testimonio, y su
noble conducta asegurará la preservación, integridad y gloria de la Causa de
Dios.2

Los elegidos de Dios... no deben fijarse en la depravada situación de la
sociedad en que viven, ni en las pruebas de degradación moral y de conducta
frívola que da la gente a su alrededor. No deben contentarse simplemente con
una distinción y una excelencia relativas. Más bien, deben fijar su mirada en
alturas más nobles, poniéndose como objetivo supremo los consejos y
exhortaciones de la Pluma de Gloria. Entonces se darán cuenta rápidamente
de lo numerosas que son las etapas que aún quedan por pasar y lo lejos que
queda su deseado objetivo, un objetivo que no es otro sino dar ejemplo de una
moralidad y unas virtudes celestiales.3

Es nuestro deber y nuestro privilegio transformar el amor y la devoción que le
tenemos a nuestra amada Causa en actos y acciones que sean conducentes al
máximo bien de la humanidad.4

Si usted lee con desprendimiento y con cuidado las palabras de Bahá'u'lláh y
de 'Abdu'l-Bahá y se concentra en ellas, descubrirá verdades anteriormente
desconocidas para usted y obtendrá una percepción de los problemas que han
desconcertado a los grandes pensadores del mundo.5

Lo grande es "vivir la vida": tener nuestra vida tan saturada con las
Enseñanzas Bahá'ís y el espíritu bahá'í que la gente no pueda evitar ver en
nuestro carácter y nuestro trabajo un júbilo, un poder, un amor, una pureza,
una irradiación, una eficiencia que nos distingan de las personas con una
mentalidad mundana y haga que la gente se pregunte cuál es el secreto de
esta nueva vida que tenemos en nosotros. Tenemos que volvernos
completamente altruistas y consagrarnos a Dios, de manera que todos los días
y en todo momento busquemos hacer únicamente lo que Dios quiere que
hagamos y de la manera que Él quiere que lo hagamos. Si hacemos esto
sinceramente, conseguiremos una unidad y armonía perfectas los unos con los
otros. Donde hay necesidad de armonía, hay falta del auténtico espíritu bahá'í.
A menos que podamos mostrar esta transformación, este nuevo poder, este
amor recíproco y esta armonía en nuestra vida, para nosotros las Enseñanzas
Bahá'ís no serán más que un nombre.6

Si nosotros los bahá'ís no podemos alcanzar una unidad profunda entre
nosotros, entonces no conseguiremos captar el propósito principal por el que
el Báb, Bahá'u'lláh y el amado Maestro vivieron y sufrieron.
Uno de los primeros requisitos esenciales para conseguir esta unidad profunda
sobre los que insistieron Bahá'u'lláh y 'Abdu'l-Bahá, es que nos resistamos a la
tendencia natural de dejar que nuestra atención se centre en las faltas y
defectos de los demás más que en las nuestras propias. Cada uno de nosotros
es responsable únicamente de una sola vida, que es la nuestra. Cada uno de
nosotros se encuentra inmensamente lejos de ser "perfecto como nuestro
padre celestial es perfecto", y la tarea de perfeccionar nuestra propia vida y
nuestro propio carácter exige de nosotros toda nuestra atención, toda nuestra
fuerza de voluntad y toda nuestra energía. Si permitimos que nuestra atención
y energía se consuman en nuestros intentos por enderezar a los demás y
poner remedio a sus faltas, estamos malgastando un tiempo precioso.
Nosotros somos como labradores, y cada uno de nosotros tenemos unos
empleados que administrar y un arado que dirigir, y para mantener el surco
derecho, cada uno tenemos que mantener la vista fija en nuestro objetivo y
concentrarnos en nuestra propia tarea. Si miramos a este lado y a aquel otro
para ver qué tal les va a Pepe y a Juan y para criticar su forma de arar,
entonces con seguridad nuestro surco se torcerá.
Sobre ningún otro asunto hacen las Enseñanzas Bahá'ís más hincapié que
sobre la necesidad de que nos abstengamos de buscar los defectos de los
demás y de murmurar, al tiempo que permanecemos impacientes por descubrir
y eliminar de raíz nuestras faltas y superar nuestros defectos.
Si profesamos lealtad a Bahá'u'lláh, a nuestro amado Maestro y a nuestro
querido Guardián, tenemos que demostrar nuestro amor mediante la
obediencia a estas enseñanzas categóricas. Obras, que no palabras, es lo que
éstas exigen, y todo el fervor que pongamos en el empleo de expresiones de
lealtad y de adulación no compensará el hecho de que no vivamos en el
espíritu de las Enseñanzas.7

Por lo que se refiere a la cuestión de si es correcto decir una falsedad para
salvar a otro, él considera que en ninguna circunstancia debemos decir una
falsedad, sino al propio tiempo intentar ayudar a la persona de manera más
legítima. Por supuesto, no hace falta que seamos demasiado francos mientras
la pregunta no se nos haga directamente a nosotros.8

No obstante, no debemos olvidar que una característica fundamental de este
mundo es la dificultad y la tribulación, y que superándolas es como
conseguimos desarrollarnos moral y espiritualmente. Como dice el Maestro, la
tristeza es como los surcos: cuanto más profundos son, más abundantes son
los frutos que obtenemos.9

En el Bayán dice el Báb que todas las religiones del pasado estaban
preparadas para llegar a ser universales. La única razón de que no llegaran a
ese punto ha sido la incompetencia de sus seguidores. A continuación, pasa a
hacer una promesa clara en el sentido de que no sería tal el destino de la
revelación de "Aquel a quien Dios manifestará", sino que llegaría a ser
universal y abarcaría a todas las gentes del mundo. Esto viene a demostrar
que en última instancia lograremos el éxito. Pero ¿no podríamos retardar el
cumplimiento de ese ideal, con nuestras deficiencias, nuestra incapacidad para
sacrificarnos y nuestra resistencia a concentrar nuestros esfuerzos en la
difusión de la Causa? Y eso ¿qué querría decir? Supondría que se nos va a
considerar responsables ante Dios, que la raza permanecerá durante más
tiempo en su estado de rebeldía, que las guerras no se van a impedir tan
pronto, que el sufrimiento del hombre va a durar más.10

Todos los días hay ciertas necesidades. En aquellos primeros tiempos, la
Causa necesitaba Mártires y personas que soportaran todo tipo de torturas y
persecuciones al manifestar su fe y difundir el mensaje enviado por Dios. Sin
embargo, esos días se han terminado. En la actualidad la Causa no necesita
mártires que mueran por su fe, sino servidores que deseen enseñar la Causa y
establecerla en todo el mundo. En estos tiempos, vivir para enseñar es como
ser martirizado en aquellos primeros tiempos. Lo que cuenta es el espíritu que
nos mueve, no el acto mediante el cual se expresa ese espíritu; y ese espíritu
consiste en servir a la Causa de Dios con nuestro corazón y nuestra alma.11

Él espera sinceramente que, mediante estos sacrificios, ese edificio se termine
y se convierta en un centro fundamental para el espíritu y las enseñanzas de la
Causa en ese país; que desde él se difunda la luz de guía y traiga júbilo y
esperanza al corazón de esta humanidad deprimida.
Si usted estudia la historia de Nabíl, verá que la Fe se ha nutrido de los
constantes sacrificios de los amigos. El Mensaje de Bahá'u'lláh se ha
establecido en todo el mundo en medio de dificultades, persecuciones y
preocupaciones constantes.12

El consejo que le dio Shoghi Effendi respecto a la división de su tiempo entre
el servicio a la Causa y la atención a sus otros deberes también le fue dado
por Bahá'u'lláh y el Maestro a muchos otros amigos. Es un compromiso entre
los dos versos del Aqdas, el que obliga a todos los bahá'ís a servir a la
promoción de la Fe, y el otro que dice que todas las almas deben dedicarse a
algún tipo de ocupación que beneficie a la sociedad. En una de Sus Tablas,
Bahá'u'lláh dice que en este día la forma más elevada de desprendimiento es
dedicarse a alguna profesión y ser autosuficiente. Por lo tanto, un buen bahá'í
es aquel que organiza su vida de manera que dedica tiempo tanto a sus
necesidades materiales como al servicio de la Causa.13

No hace falta que le diga cuán penosamente deplora él el hecho de que
existan tantas fuerzas negativas imperantes en las reuniones bahá'ís, y
especialmente en una reunión tan importante como la Convención. Ahora más
que nunca deben recordarse cuidadosa y reflexivamente las tan repetidas
palabras del Maestro relativas a la unidad y la cooperación armoniosa entre
los amigos. Nada es más contrario al espíritu de la Causa que la discordia y el
conflicto, que son el inevitable resultado del egoísmo y la codicia. El
desprendimiento puro y el servicio altruista, éstos deben ser los únicos motivos
de todo creyente verdadero. Y a menos que todos y cada uno de los amigos
consigan transformar esas cualidades en acciones vivas, no se puede abrigar
esperanza alguna de hacer nuevos progresos. Ahora es cuando más se
necesita la unidad de pensamiento y de acción. Ahora, cuando la Causa está
entrando en una nueva fase de desarrollo, cuando su Administración se está
consolidando paulatinamente entre el maremágnum y el caos de una
civilización que se tambalea, es cuando los amigos deben formar un frente
unido ante esas fuerzas de la disensión interna que, si no son eliminadas por
completo, llevarán a nuestro trabajo hacia una destrucción irremediable.14

Desde luego, él deplora grandemente el hecho de que los representantes de la
máxima institución administrativa de su país hayan permitido que esas
diferencias y malos entendidos hayan adquirido semejantes proporciones,
especialmente cuando él ha proclamado todos y cada uno de los principios y
leyes de la Administración de manera clara y enfática en tantas
comunicaciones y en todo momento desde el fallecimiento del Maestro. Esas
dificultades, si no se superan inmediatamente y de manera enérgica, pueden
hacer un daño incalculable al cuerpo de la Causa, y puede, retrasar no
solamente la fluidez sino también la eficacia de su espíritu en el mundo. Si se
analiza en profundidad y con desapasionamiento el origen de todos estos
problemas y disputas, hay que encontrarlo invariablemente en los sentimientos
de egoísmo y egocentrismo. Y a menos que se superen completamente estos
sentimientos ponzoñosos, no puede haber esperanza de que la maquinaria
administrativa de la Causa funcione eficazmente y progrese.15

Al propio tiempo que le insta a hacer frente valerosamente a los múltiples
obstáculos que se interponen en su camino y a superarlos, le aconsejaría que
en caso de que fracasase, e independientemente de lo que le ocurra,
permanezca usted radiantemente satisfecho con la Voluntad divina y
totalmente sumiso ante ella. En ocasiones, nuestras aflicciones, pruebas y
padecimientos son bendiciones disfrazadas, puesto que nos enseñan a tener
más fe y confianza en Dios y nos acercan más a Él.16

¿No nos ha asegurado Bahá'u'lláh que los sufrimientos y las privaciones son
bendiciones disfrazadas, que mediante ellas se estimulan, purifican y
ennoblecen nuestras fuerzas espirituales internas? Por lo tanto, continúe
confiando en que sus dificultades materiales, lejos de obstaculizar sus
actividades para la Causa, proporcionarán a su corazón un impulso poderoso
para servir y promover sus intereses de una mejor manera.17

El esfuerzo personal es de hecho una condición previa vital para reconocer y
aceptar la Causa de Dios. Independientemente de lo grande que pueda ser la
gracia divina, a menos que se vea complementada por un esfuerzo personal
sostenido e inteligente, no puede llegar a ser plenamente eficaz y proporcionar
un beneficio real y duradero.18

Estos obstáculos, independientemente de lo graves e insuperables que
puedan parecer a primera vista, pueden y deben superarse eficientemente
mediante el poder combinado y sostenido de la oración y el esfuerzo decidido
y continuado. Pues, ¿no nos han asegurado en repetidas ocasiones tanto
Bahá'u'lláh como 'Abdu'l-Bahá que las huestes divinas e invisibles de la
victoria siempre van a reforzar y fortalecer a aquellos que trabajan en Su
nombre valientemente y con confianza? De hecho, esta seguridad debe
permitirle superar cualquier sentimiento de minusvalía, de incapacidad para
servir, así como cualquier limitación interior o exterior que amenace con
perjudicar a sus trabajos para la Causa. Por lo tanto, debe levantarse y debe
esforzarse, con un corazón lleno de gozo y de confianza, por aportar lo que
esté en su mano para lograr una más amplia difusión y una mayor
consolidación de nuestra amada Fe.
Cualquiera que sea la área de servicio concreto que elija, ya se trate de la
área de la enseñanza o de la administrativa, lo esencial es que usted
persevere, y que no permita que cualquier conciencia que pueda tener de sus
limitaciones extinga su celo, y mucho menos le disuada de servir gozosa y
activamente.19

Cuanto mayores sean sus pruebas y sufrimientos, más fuerte debe hacerse su
adhesión y su devoción por la Causa. Pues únicamente mediante unas
tribulaciones y pruebas continuadas prueba Dios a Sus siervos, y por ello
éstos deben considerarlas como bendiciones disfrazadas y como
oportunidades mediante las cuales pueden adquirir una conciencia más plena
de la Voluntad y el Propósito Divinos.20

El Guardián considera que el curso sobre formación del carácter que dirigirá la
Srta. Flora Hottes es especialmente importante y se le debe dar la debida
trascendencia y debe estudiarse atentamente y por completo, especialmente
por parte de los creyentes jóvenes que asisten a la escuela. Estos criterios de
conducta bahá'í, que él mismo ha expuesto en su última epístola general "El
advenimiento de la justicia divina", y cuya defensa y promoción deben ser el
deber primordial de todo creyente leal y serio, merecen un estudio y una
meditación profundos, y deben constituir el tema principal del programa de
este año en las tres escuelas bahá'ís de verano de los Estados Unidos.21

Respecto a la apelación que hizo..., el Guardián considera que la mejor línea
de actuación en este caso es pedirles a los dos creyentes afectados que
perdonen y que se olviden de todo el asunto. Él no quiere que los amigos
adquieran el hábito de dedicarse a una especie de litigios bahá'ís de unos
contra otros. Sus deberes para con la humanidad son demasiado sagrados y
urgentes en estos tiempos en que la Causa está luchando por expandirse y por
afirmar su independencia, como para que empleen su precioso tiempo, y el de
él, de esta manera. Pídanles, por lo tanto, que se unan, que se olviden del
pasado y que sirvan como nunca lo han hecho antes.22

Ciertamente, los creyentes no han aprendido del todo a recurrir al amor de los
demás para recuperar la fuerza y tener consuelo en momentos de necesidad.
La Causa de Dios está dotada de tremendos poderes, y la razón de que los
creyentes no obtengan más de ella es porque no han aprendido del todo a
hacer uso de estas poderosas fuerzas de amor, energía y armonía que genera
la Fe.
Él le aconsejaría que por el momento dejara a su amiga... consigo misma y
orara por ella. Como por ahora ella no desea su ayuda, usted sólo puede
ayudarle internamente.
Usted ha prestado múltiples y valiosos servicios a la Causa, y aún continúa
prestándolos, y éste debe ser su mayor consuelo...23

Los amigos deben tener paciencia los unos con los otros, y tienen que darse
cuenta de que la Causa está todavía en su infancia y sus instituciones todavía
no funcionan perfectamente. Cuanto mayor sea la paciencia, la comprensión
afectuosa y la tolerancia que los creyentes se muestren los unos hacia los
otros y hacia sus defectos, tanto mayor será el progreso de toda la Comunidad
Bahá'í en general.24

Tenemos que darnos cuenta de nuestra imperfección y no permitir que las
cosas desgraciadas que nos ocurren, a veces en las Convenciones, en
ocasiones en las Asambleas o Comités, etc., nos afecten demasiado. Estas
cosas son esencialmente superficiales y con el tiempo irán quedando atrás.25

No todos nosotros somos capaces de servir del mismo modo, pero la única
manera en que todos los bahá'ís podemos difundir la Fe es mediante el
ejemplo. Esto conmueve los corazones de la gente mucho más profundamente
de lo que lo pueden hacer las palabras.
El amor que mostramos a los demás, la hospitalidad y la comprensión, el
deseo de ayudarles, éstos son los mejores anuncios de la Fe. Los demás
quieren oír acerca de ella cuando ven estas cosas en nuestra vida.26

Se ha quejado de las poco satisfactorias condiciones imperantes en la
Comunidad Bahá'í de...; el Guardián conoce bien la situación de la Causa allí,
pero confía en que cualquiera que sea la naturaleza de los obstáculos a los
que se enfrenta la Fe, con el tiempo serán superados. En circunstancia alguna
debe usted sentirse desalentado y permitir que esas dificultades le hagan
vacilar en su fe y en su lealtad esencial a la Causa, aunque sean
consecuencia de la mala conducta de determinados miembros de la
Comunidad o de su falta de capacidad y visión. Con toda seguridad, a los
creyentes, independientemente de lo cualificados que puedan estar, ya sea
como profesores o como administradores, y de lo elevados que puedan ser sus
méritos intelectuales y espirituales, no se les debe considerar como un criterio
por el cual se valora y se mide la autoridad divina y la misión de la Fe. Es
hacia las Enseñanzas mismas y hacia las vidas de los Fundadores de la
Causa hacia donde los creyentes deben mirar en busca de guía e inspiración,
y únicamente manteniendo estrictamente una actitud auténtica de este tipo
pueden esperar construir su lealtad a Bahá'u'lláh sobre una base duradera e
inexpugnable. Por tanto, usted debe levantar el ánimo y esforzarse, sin bajar la
guardia y sin tregua, por llevar a cabo por completo su papel en el
desenvolvimiento de este Divino Orden Mundial.27

Efectivamente, éstos son los días en que el heroísmo es necesario por parte
de los creyentes. El sacrificio de uno mismo, el valor, la esperanza indomable
y la confianza son las características que deben mostrar, porque estos mismos
atributos no pueden sino llamar la atención de la gente e impulsarle a
preguntar qué lleva a esta gente, en un mundo tan desesperadamente caótico
y desconcertado, a estar tan segura, a tener tanta confianza, a estar tan llena
de devoción. Según vaya pasando el tiempo, las características de los bahá'ís
serán, cada vez en mayor medida, lo que llame la atención de sus
conciudadanos. Ellos tienen que mostrar su distanciamiento de los odios y
reproches que están desgarrando el corazón de la humanidad y demostrar de
palabra y de obra su profunda creencia en la futura unificación pacífica de toda
la raza humana.28

Tenemos que mirar siempre hacia adelante y aspirar a lograr en el futuro lo
que puede que no hayamos conseguido hacer en el pasado. Los fracasos, las
pruebas y los padecimientos, si los empleamos correctamente, pueden
convertirse en medios para purificar nuestro espíritu, fortalecer nuestro
carácter, y pueden permitirnos elevarnos hasta alturas aún mayores de
servicio.29

Respecto a las cuestiones que menciona en su carta: La completa y total
eliminación del ego supondría llegar a la perfección, que el hombre nunca
podrá alcanzar por completo; pero el ego puede y debe subordinarse cada vez
más al alma iluminada del hombre. Esto es lo que conlleva el progreso
espiritual.30

A él le alegró mucho escuchar que a la Convención asistió tanta gente, y que
los creyentes se mostraron tan entusiastas y unidos. Una de las necesidades
primordiales de la Causa en... es que los amigos deben unirse, deben ser muy
conscientes del hecho de que son una sola familia espiritual, unida por
vínculos más sagrados y eternos que aquellos lazos físicos que hacen que las
personas sean de la misma familia. Si los amigos olvidan todas las diferencias
personales y abren sus corazones a un gran amor por el otro en nombre de
Bahá'u'lláh, se encontrarán con que sus poderes se verán grandemente
incrementados, atraerán los corazones de la gente y presenciarán un rápido
crecimiento de la Fe Santa en... La Asamblea Espiritual Nacional debe hacer
todo lo que esté en su mano para fomentar la unidad entre los creyentes y
para educarles en la Administración, ya que éste es el canal por el que tiene
que fluir su vida comunitaria y el que, si se le entiende y se practica
correctamente, permitirá que el trabajo de la Causa avance a pasos
agigantados.31

En última instancia, la batalla de la vida tiene lugar toda ella dentro de la
persona. Ningún tipo de organización puede solucionar los problemas internos
ni provocar o impedir, según los casos, la victoria o el fracaso en un momento
crucial. Especialmente en tiempos como éstos, las personas se ven
desgarradas por grandes fuerzas que operan libremente en la sociedad, y
súbitamente vemos a algunas personas débiles volverse milagrosamente
fuertes, y vemos fracasar a los fuertes; nosotros únicamente podemos
provocar aquel acto por parte del creyente que suponga el bien más elevado
para la Causa, mediante unas orientaciones afectuosas, como ha hecho su
Comité; pues, evidentemente, algo malo para la Causa no puede constituir el
bien más elevado de un bahá'í concreto.32

Lo que el mundo necesita hoy es el espíritu bahá'í. La gente anhela el amor,
ansía tener un modelo elevado en el que fijarse, así como encontrar solución a
sus muchos y graves problemas. Los bahá'ís deberían derramar sobre
aquellos con quienes se encuentren el cálido espíritu viviente de la Causa, y
esto, unido a la enseñanza, no puede sino atraer a la Fe a los buscadores
sinceros de la verdad.33

Respecto a su pregunta acerca de la necesidad de una mayor unidad entre los
amigos, no hay duda de que esto es así, y el Guardián considera que uno de
los principales instrumentos para promocionarla es enseñar a los propios
bahá'ís, en las clases y mediante una serie de preceptos, que el amor de Dios,
y por consiguiente de los hombres, es la base esencial de toda religión,
incluida la nuestra. Un mayor grado de amor dará lugar a una unidad más
grande, porque permite que la gente soporte a los demás, sea paciente e
indulgente.34

Él espera que os desarrolléis hasta convertiros en bahá'ís tanto en vuestro
carácter como en vuestra fe. Todo el propósito de Bahá'u'lláh es que nos
convirtamos en una nueva clase de personas, unas personas que son rectas,
amables, inteligentes, veraces y honestas, que viven de acuerdo a las grandes
leyes que Él ha dictado para esta nueva época del desarrollo del hombre. No
es suficiente con llamarnos bahá'ís, nuestro más íntimo ser debe ennoblecerse
e iluminarse viviendo una vida bahá'í.35

Muchos malentendidos tienen su origen en el apasionado apego de los amigos
a la Fe, así como en su inmadurez. Por lo tanto, tenemos que ser muy
pacientes y afectuosos los unos con los otros, y hemos de procurar crear
unidad en la familia bahá'í. Él considera que las diferencias... que usted relata
en su carta son producidas por lo anteriormente mencionado y no por la
enemistad hacia la Fe o por la falta de sinceridad.36

Le hizo muy feliz saber de usted, y saber que este año Green Acre ha sido
impregnado de un amor y una armonía que fueron decisivos para confirmar a
muchas nuevas almas en la Fe. Este amor entre los creyentes es el imán que,
sobre todas las cosas, atraerá los corazones y aportará nuevas almas a la
Causa, pues evidentemente las enseñanzas, por maravillosas que sean, no
pueden cambiar el mundo, a menos que el Espíritu del amor de Bahá'u'lláh se
refleje en las Comunidades Bahá'ís.37

Desde luego, si los amigos pudieran aspirar a convertirse en bahá'ís al 100% e
hicieran un gran esfuerzo por conseguirlo, verían cuán grandemente
aumentaría su influencia sobre otras personas y cuán rápidamente se
extendería la Causa. El mundo no busca un acuerdo, sino la personificación de
un ideal elevado y brillante. Cuanto más estén los amigos a la altura de
nuestras enseñanzas en todos los aspectos de su vida, en su hogar, en los
negocios, en sus relaciones sociales, mayor será la atracción que ejercerán
sobre los corazones de los demás.
A él le complace comprobar que, de una forma natural, con convicción y buena
voluntad, usted se ha relacionado con la gente de color y les ha enseñado.
Cuando los bahá'ís vivan de acuerdo con sus enseñanzas como deberían,
aunque puede que provoquen la oposición de algunos, suscitarán aún en
mayor medida la admiración de las personas imparciales.38

De hecho, cuando vemos el actual aumento de la oscuridad en el mundo,
podemos darnos perfecta cuenta de que a menos que el Mensaje de
Bahá'u'lláh llegue a los corazones de los hombres y los transforme, no puede
haber paz y progreso espiritual en el futuro.
Él tiene la permanente esperanza de que los creyentes se comporten, tanto
individualmente como en su vida en la Comunidad Bahá'í, de tal manera que
llame la atención de otras personas a la Causa. El mundo no solamente está
hambriento de principios e ideales elevados: sobre todo, tiene hambre de un
luminoso ejemplo que los bahá'ís pueden y tienen que dar.39

En todas partes del mundo, dentro y fuera de la Fe, hay gran necesidad de que
una auténtica conciencia espiritual impregne la vida de la gente y la motive.
Ningún procedimiento administrativo y ninguna observancia de las reglas
puede ocupar el lugar de esta característica propia del alma, de esta
espiritualidad que es la esencia del Hombre. A él le alegra ver que usted está
haciendo hincapié en este punto y ayudando a los amigos a captar su suprema
importancia.40

Respecto a la cuestión de... y la falta de armonía que parece existir entre
determinados amigos... cuando los bahá'ís permiten que las fuerzas oscuras
del mundo entren en sus propias relaciones dentro de la Fe, están poniendo
en grave peligro su progreso; es deber primordial de los creyentes, de las
Asambleas Locales, y especialmente de la Asamblea Espiritual Nacional,
fomentar la armonía, la comprensión y el amor entre los amigos. Todos deben
estar listos y dispuestos a poner a un lado su propia sensación de agravio,
justificada o injustificada, por el bien de la Causa, porque la gente nunca la
abrazará a menos que vea reflejado en su vida comunitaria lo que de manera
tan evidente falta en el mundo: el amor y la unidad.41

Lo más importante de todo es que el amor y la unidad prevalezcan en la
Comunidad Bahá'í, ya que esto es lo que más anhela la gente en la sombría
condición actual del mundo. Las palabras, sin el ejemplo vivo, nunca serán
suficientes para infundir esperanza a los corazones de una generación
desilusionada y a menudo cínica.42

Puesto que ha recurrido usted a él en busca de orientación, le da su opinión
de manera bien franca.
Él considera que la actual falta de armonía que impera entre ustedes... es muy
perjudicial para el avance de la Causa, y sólo puede dar lugar a
perturbaciones y a que se apague el interés de los nuevos creyentes.
Ustedes... deben olvidarse de sus quejas personales y deben unirse para
proteger a la Fe, a la que él bien sabe que están lealmente consagrados y por
la que están dispuestos a sacrificarse.
Quizás la mayor prueba a la que los bahá'ís pueden estar sometidos provenga
de los otros bahá'ís; pero, por amor al Maestro, deben estar siempre
dispuestos a pasar por alto los errores de los demás, pedir perdón por las
palabras ásperas que hayan pronunciado, perdonar y olvidar. Él les
recomienda encarecidamente esta línea de actuación.
También considera que usted y... no deben permanecer ausentes de las
reuniones y Fiestas que se celebren en...; ahora tienen un entusiasta grupo de
creyentes jóvenes en..., y deben darles un claro ejemplo de la disciplina bahá'í
y la unidad que pueden y tienen que prevalecer entre la Comunidad del Más
Grande Nombre.43

Pregunta usted por la "indigestión espiritual": Los bahá'ís deben aspirar a ser
polifacéticos, normales y equilibrados mental y espiritualmente. No podemos
dar la sensación de ser fanáticos, pero al propio tiempo tenemos que vivir de
acuerdo con nuestros principios.44

Puede usted estar seguro de que él orará por la unidad de los creyentes..., ya
que esto es de primordial importancia, y de ello depende el desarrollo de la
Causa allí y el éxito de cualquier labor de enseñanza. Lo que los amigos
necesitan (en todas partes) es un mayor amor los unos por los otros; y esto
puede conseguirse mediante un mayor amor por Bahá'u'lláh; pues si Le
amamos con la suficiente profundidad, nunca permitiremos que los
sentimientos y opiniones personales sean un obstáculo para la Causa; por
amor a la Causa estaremos dispuestos a sacrificarnos ante los demás y a ser,
como dijo el Maestro, una única alma en muchos cuerpos.45

Él está totalmente de acuerdo con usted en que, a menos que practiquemos
las Enseñanzas, no podemos esperar en modo alguno que la Fe crezca,
porque el propósito fundamental de todas las religiones, incluida la nuestra, es
acercar el hombre a Dios y cambiar su carácter, lo cual es de la máxima
importancia. Con frecuencia se pone demasiado énfasis en los aspectos
sociales y económicos de las Enseñanzas, pero en el aspecto moral nunca se
pondrá excesivo énfasis.46

El que hayáis seguido un curso sobre "carácter bahá'í" le ha agradado mucho,
pues considera que una de las mayores obligaciones de vuestra generación de
creyentes es vivir una vida bahá'í; vosotros tenéis que demostrar, con vuestras
elevadas normas morales, vuestra cortesía, vuestra integridad y vuestra
nobleza, que nuestra Fe no se queda en palabras sino que verdaderamente
cambia el corazón y la conducta de sus seguidores.47

Él considera que la juventud, en particular, tiene que esforzarse
constantemente y con determinación por dar ejemplo de vida bahá'í. En el
mundo que nos rodea, vemos que hay deterioro moral, promiscuidad, falta de
decencia, vulgaridad, mala educación...; los jóvenes bahá'ís tienen que ser lo
contrario de todo esto, y atraer a otras personas, jóvenes y mayores, por su
castidad, su rectitud, su decencia, su consideración y sus buenas maneras. El
mundo está cansado de palabras; quiere un ejemplo, y a los jóvenes bahá'ís
les toca darlo.48

Los amigos tienen que tener en cuenta en todo momento que, en cierto modo,
son como soldados que están siendo atacados. Actualmente, el mundo está en
una situación extremadamente sombría desde el punto de vista espiritual; el
odio y el prejuicio de todas clases lo están haciendo literalmente añicos. Por
nuestra parte, nosotros somos los custodios de las fuerzas contrarias, las
fuerzas del amor, de la unidad, de la paz y de la integración, y constantemente
tenemos que estar en guardia, tanto en nuestra calidad de personas
individuales, como en cuanto Asamblea o comunidad, para que estas fuerzas
destructivas y negativas no lleguen a estar entre nosotros por intermedio
nuestro. Dicho de otro modo, tenemos que tener cuidado para que la
lobreguez de la sociedad no se refleje en nuestros actos y comportamiento,
aunque sea inconscientemente. El amor de los unos para con los otros, la
sensación íntima de que somos un organismo nuevo, de que somos los
rompedores del alba de un Nuevo Orden Mundial, tienen que animar
constantemente nuestra vida bahá'í, y tenemos que orar para que se nos
proteja de la contaminación de la sociedad, que está tan aquejada de
prejuicios.49

La Causa está creciendo muy rápidamente en..., y cuanto más se extienda,
más se centrará en ella la atención del público. Esto hace que sobre los
creyentes recaiga una gran responsabilidad, pues tienen que mostrar un
espíritu de amor y unidad entre ellos tal que atraiga los corazones de los
demás y les anime a entrar en la Fe en grandes cantidades. Debemos recordar
siempre que las Enseñanzas son perfectas, y que la única razón de que
todavía no las haya abrazado un número mayor de nuestros congéneres es
que nosotros los bahá'ís de todo el mundo no somos aún unos espejos tan
desprendidos y tan radiantes de la Verdad de Bahá'u'lláh como podríamos y
deberíamos serlo. Constantemente tenemos que esforzarnos por dar un mejor
ejemplo de Sus Enseñanzas.50
Tenemos que concentrarnos en perfeccionar nuestro carácter como bahá'ís
individuales, en madurar nuestro Orden Mundial, aún embriónico y todavía no
bien entendido; en difundir el Mensaje, de acuerdo a lo establecido en el Plan
Divino; y en erigir una Comunidad mundial bahá'í estrechamente entrelazada.
Somos relativamente pocos en número, y tenemos una tarea preciosa, singular
y responsable que llevar a cabo. Tenemos que concentrar todas nuestras
fuerzas en ella.51

Del creyente individual, que constituye la unidad fundamental de la estructura
del frente interno, tienen que depender, en última instancia, la revitalización, la
expansión y el enriquecimiento del frente interno. Cuanto más agotador sea el
esfuerzo que se haga a diario y metódicamente, por parte de aquella persona
que está trabajando en el frente interno, para elevarse a alturas más sublimes
de consagración y de abnegación, por contribuir a la multiplicación de centros,
grupos y Asambleas bahá'ís aisladas mediante el pioneraje en su propio país,
y por aumentar el número de sus seguidores activos y entusiastas mediante un
esfuerzo diligente, concienzudo y continuado por convertir a las almas
receptivas a la Fe que él ha abrazado, más pronto se les proporcionará a las
vastas y múltiples empresas iniciadas más allá de los confines de la patria, y
que ahora están pidiendo desesperadamente un mayor aporte de hombres y
medios, el necesario apoyo que garantice su desarrollo ininterrumpido y
apresure su final llegada a término...52

Respecto a las preguntas que formuló: En realidad, el yo tiene dos
significados, o se emplea en dos sentidos, en las Escrituras Bahá'ís: uno es el
yo, la identidad de la persona creada por Dios. Éste es el yo que se cita en
pasajes como "él había conocido al Dios que se había conocido a sí mismo",
etc. El otro yo es el ego, la herencia oscura y animal que cada uno tenemos, la
naturaleza inferior que puede transformarse en un monstruo de egoísmo,
brutalidad, concupiscencia, etc. Éste es el ego, o el aspecto de nuestra
naturaleza, contra el que tenemos que luchar para fortalecer y liberar el
espíritu que está dentro de nosotros y ayudarle a alcanzar la perfección.
El sacrificio de uno mismo significa subordinar esta naturaleza inferior y sus
deseos al aspecto más piadoso y noble de nuestro ser. En última instancia, en
su sentido más elevado, el sacrificio de uno mismo significa entregar nuestra
voluntad y todo nuestro ser a Dios y hacer lo que sea de Su agrado. Luego, Él
purifica y glorifica nuestro auténtico ser hasta que se convierte en una realidad
brillante y maravillosa.53

Lo que proporciona recompensas en el servicio a esta Fe es la calidad de la
devoción y el sacrificio de uno mismo, no los medios, la capacidad o el apoyo
económico.54

Nunca debemos darle demasiadas vueltas a las actitudes y sentimientos de
nuestros correligionarios hacia nosotros. Lo más importante es promover el
amor y la armonía, así como ignorar cualquier rechazo que se nos pueda
hacer; de esta manera no se agrandan las debilidades de la naturaleza
humana ni las rarezas o comportamientos de ninguna persona concreta, sino
que parecen insignificantes en comparación con nuestro servicio conjunto a la
Fe que todos amamos.55

Con frecuencia nos resulta difícil hacer cosas porque son muy diferentes de
aquello a lo que estamos acostumbrados, no porque la cosa en sí sea
especialmente difícil. A usted, y de hecho a la mayoría de los bahá'ís que
aceptan ahora esta gloriosa Fe siendo ya adultos, algunas de las ordenanzas,
como el ayuno y la oración diaria, le resultan sin duda difíciles de entender y
obedecer al principio. Pero tenemos que pensar siempre que estas cosas se
nos dan a todos los hombres para los próximos mil años. Para los niños
bahá'ís que vean que estas cosas se practican en casa, serán algo tan natural
y necesario como lo era ir a la iglesia los domingos para la generación más
devota de cristianos. Bahá'u'lláh no nos habría dado estas cosas si no fueran
de mucho beneficio para nosotros, y tenemos que aceptar obedecer estas
ordenanzas como aquellos hijos que son suficientemente sensatos como para
darse cuenta de que su padre es sabio y hace lo que es bueno para ellos,
incluso aunque al principio no veamos ninguna necesidad de las mismas.
Según las vayamos obedeciendo, con el tiempo llegaremos a ver en nosotros
los beneficios que otorgan.56

... según vamos sufriendo estos infortunios, tenemos que recordar que los
propios Profetas de Dios no eran inmunes a estas cosas que padecen los
hombres. Ellos también conocieron la tristeza, la enfermedad y el dolor. Ellos
se elevaron por encima de estas cosas por medio de Su espíritu, y esto es lo
que tenemos que procurar hacer también nosotros cuando estemos afligidos.
Los problemas de este mundo pasan, y lo que nos queda es lo que nosotros
hayamos hecho con nuestra alma; así que en esto es en lo que debemos
fijarnos: en hacernos más espirituales, en acercarnos más a Dios, con
independencia de lo que les ocurra a nuestra mente y cuerpo humanos.57
A él le apenó escuchar algunas de las cosas que usted cuenta. Demuestran
una gran inmadurez espiritual por parte de algunos de los bahá'ís y una
increíble falta de comprensión y estudio de las Enseñanzas. Estar a la altura
de las enseñanzas morales de nuestra Fe es una tarea mucho más ardua que
vivir de acuerdo con los nobles principios que inculca el Rearme Moral, ¡por
sutiles y amplios que sean! Cualquier palabra de los Escritos de Bahá'u'lláh y
'Abdu'l-Bahá es un sermón sobre conducta moral y ética; todo lo demás es la
forma, el cáliz en el que hay que derramar el espíritu puro; sin el espíritu y la
acción que lo tiene que demostrar, es una forma sin vida.
Él estima, por lo que usted dice, que en un principio a los amigos, o al menos a
muchos de ellos, no se les enseñó adecuadamente.
Desde luego, no hay objeción en que se destaquen las "cuatro reglas" del
Rearme Moral, aunque cualquier enseñanza de nuestra preciosa Fe llegaría a
una profundidad mucho mayor en estos temas y los ampliaría.
Cuando nos damos cuenta de que Bahá'u'lláh dice que el adulterio retrasa el
progreso del alma en la vida futura (tan grave es) y que la bebida destruye la
mente, y que no debemos ni acercarnos a ella, vemos lo claras que son
nuestras Enseñanzas acerca de estos temas.
Usted no debe cometer el gran error de juzgar nuestra Fe por una comunidad
que evidentemente necesita estudiar y obedecer las Enseñanzas Bahá'ís. Las
debilidades y rarezas humanas pueden ser una gran prueba. Pero la única
manera (o quizás yo debiera decir la primera y mejor manera) de poner
remedio a estas situaciones es que uno mismo haga lo correcto. Un alma
puede ser la causa de la iluminación espiritual de un continente. Ahora que
usted ha visto una gran falta en su propia vida y le ha puesto remedio, ahora
que ve más claramente lo que falta en su propia comunidad, nada le impide
levantarse y dar tal ejemplo, mostrar tal amor y espíritu de servicio que
encienda los corazones de los demás bahá'ís.
Él le insta a que estudie las Enseñanzas en profundidad, a que enseñe a otras
personas, estudie las enseñanzas más profundas de nuestra Fe con aquellos
bahá'ís deseosos de hacerlo así, y producir un cambio mediante el ejemplo, el
esfuerzo y la oración.58

Sin el espíritu del auténtico amor por Bahá'u'lláh, por Su Fe y Sus
instituciones, y de unos creyentes por otros, realmente la Causa nunca puede
atraer a grandes cantidades de personas. Pues lo que el mundo quiere no es
predicar y dar reglas, sino amor y acción.59

Sin embargo, él cree firmemente que si... se encuentra en la situación que su
carta parece indicar, desde luego está llevando sus asuntos por el camino
equivocado. Y con esto no se refiere a la Asamblea, se refiere a todo el
mundo. Porque ¿dónde está el amor bahá'í? ¿Dónde está poner en primer
lugar la unidad y la armonía? ¿Dónde está la voluntad de sacrificar los
sentimientos y opiniones personales para alcanzar el amor y la armonía? ¿Qué
lleva a los bahá'ís a pensar que cuando sacrifican las leyes espirituales las
leyes administrativas van a funcionar?
...
Él le insta a esforzarse al máximo para conseguir que los bahá'ís... abandonen
términos tan detestables como "radical", "conservador", "progresista",
"enemigos de la Causa", "ahogar las Enseñanzas", etc. Si se pararan a pensar
un momento en el propósito por el que el Báb y los Mártires dieron su vida y
Bahá'u'lláh y el Maestro aceptaron tanto sufrimiento, nunca permitirían que
esas definiciones y acusaciones salieran de sus labios cuando hablaran unos
de otros. Mientras los amigos se peleen entre ellos, sus esfuerzos no se verán
recompensados, pues están desobedeciendo a Dios.60

Se puede decir que hay dos clases de bahá'ís: aquellos cuya religión es la
Bahá'í y aquellos que viven para la Fe. Ni que decir tiene que si uno puede
pertenecer a la última categoría, si uno puede estar a la vanguardia de los
héroes, los mártires y los santos, eso es más meritorio a la vista de Dios...61
...
tenemos que llegar a un plano espiritual en el que Dios sea lo primero y las
grandes pasiones humanas sean incapaces de desviarnos de Él. A todas
horas vemos personas que, bien por la fuerza del odio o por el apasionado
apego que sienten por otra persona, sacrifican los principios o se apartan del
Sendero de Dios.
...
Tenemos que amar a Dios, y en esta situación se hace posible amar a todos
los hombres en general. No podemos amar a todos los seres humanos por
ellos mismos, pero nuestros sentimientos hacia la humanidad deberían estar
motivados por nuestro amor hacia el Padre que creó a todos los hombres.62

Él le insta a que haga todo lo que pueda por promover la unidad y el amor
entre los miembros de la Comunidad, ya que ésta parece ser su necesidad
más grande.
Con mucha frecuencia las comunidades jóvenes, en su deseo de administrar la
Causa, pierden de vista el hecho de que estas relaciones espirituales son
mucho más importantes y fundamentales que las reglas y las normas que
tienen que regir la manera como se llevan los asuntos de la Comunidad.63

La mayor necesidad que parece existir por todas partes en la Fe es inculcar en
los amigos la necesidad de que se amen los unos a los otros. Existe una
tendencia a confundir las funciones de la Administración y aplicarlas en las
relaciones personales, lo que resulta frustrante, porque la Asamblea es una
Casa de Justicia incipiente y se supone que ha de administrar los asuntos de
la Comunidad de acuerdo con las Enseñanzas. Pero las personas se rigen
entre sí por el amor, la unidad, el perdón y un ojo que tapa el pecado. Una vez
que los amigos entiendan esto, se llevarán mucho mejor, pero siguen jugando
a ser cada uno la Asamblea Espiritual para el otro, y esperan que la Asamblea
se comporte como una persona...64

Cuando en una Comunidad Bahá'í aparecen las críticas y las palabras duras,
no hay más remedio que dejar atrás el pasado, persuadir a todos los
interesados para que pasen página y se abstengan, por amor a Dios y a Su
Fe, de referirse a estas cuestiones que han llevado a los malentendidos y a la
falta de armonía. Cuanto más discutan los amigos y mantengan cada uno que
su punto de vista es el correcto, peor se hace toda la situación.
Cuando vemos la situación en que actualmente se encuentra el mundo, con
toda seguridad tenemos que olvidar estas perturbaciones internas totalmente
insignificantes y correr, unidos, al rescate de la humanidad. Usted debe instar
a los amigos bahá'ís a adoptar este punto de vista y a apoyarles en un gran
esfuerzo por eliminar cualquier pensamiento crítico y cualquier palabra dura, a
fin de permitir que el espíritu de Bahá'u'lláh fluya en toda la Comunidad y la
una en Su amor y en Su servicio.65

El Guardián está seguro de que la aportación que ha hecho su amiga, que
durante un corto período de tiempo no ha estado activa en la Causa, será el
medio para estimularla para hacer un servicio renovado. Nada produce en la
Fe éxitos como el servicio. El servicio es el imán que atrae las confirmaciones
divinas. Así pues, cuando una persona está activa, es bendecida por el
Espíritu Santo. Cuando la persona es inactiva, el Espíritu Santo no puede
encontrar un lugar en su ser donde reposar, y de esta manera se ve privada de
sus rayos curativos y vivificadores.66

El Guardián considera que su actitud hacia la corrupta práctica de aceptar
comisiones de sus colegas médicos y farmacéuticos es muy admirable. Cuanto
más íntegros y nobles sean los bahá'ís en su conducta, tanto más inculcarán
en el público la vitalidad espiritual de la Fe en que creen.67

Sin duda, a este desafío tan difícil y tan persistente, y sin embargo tan
glorioso, se enfrenta, ante todo, el creyente, del que en última instancia
depende el destino de toda la Comunidad. Es él quien constituye el entramado
del que tiene que depender la calidad y el patrón de toda la estructura. Es él el
que actúa como uno de los infinitos eslabones de la poderosa cadena que
actualmente circunda al globo. Él es el que funciona como uno de la multitud
de ladrillos que soportan la estructura del edificio administrativo que en la
actualidad se está erigiendo en todas las partes del mundo y garantizan su
estabilidad. Sin su apoyo, al tiempo entusiasta, continuado y generoso,
cualquier medida que se adopte y cualquier plan que se elabore por parte del
organismo que actúe como representante a nivel nacional de la Comunidad a
la que pertenezca de antemano está condenado al fracaso. El propio Centro
Mundial de la Fe se paralizaría si las bases de la Comunidad le negaran su
apoyo. El propio Autor del Plan Divino vería obstaculizado Su propósito si
faltaran los instrumentos adecuados para llevar a cabo Su designio. La fuerza
sostenedora del mismo Bahá'u'lláh, el Fundador de la Fe, se apartará de todas
y cada una de las personas que a la larga no se levante y desempeñe su
papel.68

Cuando una persona se hace bahá'í, lo que en realidad ocurre es que la
semilla del espíritu comienza a crecer en el alma humana. Hay que regar esta
semilla con las efusiones del Espíritu Santo. Estos dones del espíritu se
reciben mediante la oración, la meditación, el estudio de la Palabra Sagrada y
el servicio a la Causa de Dios. Lo cierto es que el servicio en la Causa es
como el arado que labra el suelo físico cuando se siembran las semillas. Es
necesario labrar el suelo para que se enriquezca y así haga crecer más a la
semilla. Exactamente de este mismo modo tiene lugar la evolución del espíritu
mediante la labranza de la tierra del corazón de manera que haya una
constante reflexión del Espíritu Santo. De esta manera, el espíritu humano
crece y se desarrolla a pasos agigantados.
Naturalmente, habrá períodos de aflicciones y dificultades, e incluso de
pruebas duras; pero si la persona se vuelve firmemente hacia la Manifestación
divina, estudia atentamente Sus enseñanzas espirituales y recibe las
bendiciones del Espíritu Santo, se encontrará con que en realidad estas
pruebas y dificultades han sido dones de Dios para permitirle crecer y
desarrollarse.
Usted puede considerar sus propias dificultades en el sendero del servicio de
esta manera. Ellas son instrumentos de su espíritu que está creciendo y se
está desarrollando. De repente, se encontrará con que ha superado muchos
de los problemas que le perturbaban, y luego se preguntará por qué le
preocupaban. Una persona tiene que concentrar todo su corazón y su mente
en el servicio de la Causa, de acuerdo con las elevadas normas establecidas
por Bahá'u'lláh. Cuando se haga esto, las Huestes del Concurso Supremo
vendrán en ayuda de la persona, y con el tiempo se superarán todas las
dificultades y pruebas.69

El camino es pedregoso y hay muchas pruebas, pero, como dice usted, si los
amigos aprenden a vivir de acuerdo a las Enseñanzas de Bahá'u'lláh,
descubrirán que, en realidad, éstas operan de maneras misteriosas y
contundentes, y que la ayuda siempre está a mano, que los obstáculos se
superan y que al final el éxito está asegurado.70

La persona tiene que valorar ella sola su carácter, consultar a su conciencia,
analizar todos sus aspectos desde una actitud de oración, luchar
valientemente contra la inercia natural que le agobia en sus esfuerzos por
levantarse, desprenderse heroicamente y de manera irrevocable de los apegos
triviales y superfluos que le retienen, vaciarse de cualquier pensamiento que
tienda a obstruir su camino, mezclarse con hombres y mujeres de todas clases,
obedeciendo los consejos del Autor de Su Fe y, a imitación de Aquel que es su
Modelo genuino, aspirar a tocar sus corazones mediante la distinción que
caracteriza su pensamiento, sus palabras y sus actos, y ganarles para la Fe
que él mismo ha abrazado con tacto, afectuosamente, con una actitud de
oración y con persistencia.71

A él le apenó mucho saber de la falta de armonía existente entre los amigos de
allí, y cree que la única línea de acción prudente es que todos los creyentes se
dediquen a enseñar la Fe y a cooperar con su institución nacional.
Con frecuencia, estas pruebas y sufrimientos por las que inevitablemente
pasan todas las Comunidades Bahá'ís parecen terribles en su momento, pero,
mirando hacia atrás, comprendemos que eran debidas a la debilidad de la
naturaleza humana, a malentendidos y a los dolores cada vez mayores que
toda Comunidad Bahá'í tiene que experimentar.72

A él le hace muy feliz ver que usted ha puesto en práctica uno de los más
estimulantes preceptos de 'Abdu'l-Bahá, en el cual Él decía que debemos
procurar transformar todos los escollos en peldaños hacia el progreso. En el
transcurso de su vida pasada todos ustedes han tropezado de forma grave,
pero, lejos de amargarse o sentirse derrotados por esta experiencia, están
decididos a hacer de ella un instrumento que purifique su naturaleza, mejore
su carácter y les permita convertirse en mejores ciudadanos en el futuro. Esto
es verdaderamente agradable a los ojos de Dios.73

... a la vista de la situación actual del mundo, los bahá'ís tienen que
mantenerse firme y valientemente como seguidores de Bahá'u'lláh,
obedeciendo Sus leyes, aspirando a construir Su Orden Mundial. Mediante el
compromiso nunca vamos a ser capaces de establecer nuestra Fe ni de ganar
para ella el corazón de los demás. A menudo, esto implica un gran sacrificio
personal, pero sabemos que, cuando hacemos lo correcto, Dios nos da la
fuerza para llevarlo a cabo y atraemos Su bendición. En esos momentos
aprendemos que nuestra calamidad es realmente una bendición.74

No es suficiente con que los amigos pongan la excusa de que sus mejores
maestros y sus creyentes ejemplares se han levantado y han respondido a la
llamada a marchar de pioneros. En última instancia, un "mejor maestro" y un
"creyente ejemplar" no son ni más ni menos que un bahá'í normal y corriente
que se ha consagrado al trabajo de la Fe, ha profundizado su conocimiento y
comprensión de Sus Enseñanzas, ha puesto su confianza en Bahá'u'lláh y se
ha levantado para servirle al máximo de su capacidad. Se nos asegura que
esta puerta se abrirá ante todo seguidor de la Fe que, por así decirlo, golpee
suficientemente fuerte. Cuando la voluntad y el deseo son suficientemente
fuertes, se encontrarán los medios y el camino se abrirá, ya sea para hacer
más trabajo a nivel local, para ir a una nueva ciudad meta dentro de los
Estados Unidos, o para entrar en el campo del pioneraje en el extranjero...
Su institución no sólo tiene que proporcionar el estímulo y el liderazgo que se
requiera, y animar a los amigos a levantarse y desempeñar su papel, sino que
igualmente las Asambleas Locales tienen que hacer todo lo que esté en su
mano para ayudar a los amigos para seguir adelante y alcanzar sus objetivos.
De igual modo, cada uno de los bahá'ís tiene que sentir que en este momento
éste es su deber personal hacia la Causa y su mayor privilegio, y tiene que
preguntarse a sí mismo qué puede hacer él durante los próximos seis años, a
partir de ahora, para acelerar la consecución de los objetivos de la Cruzada
Mundial. Los bahá'ís son la levadura de Dios, que tiene que fermentar la masa
de su nación. La protección que se otorgue, tanto a ellos mismos como a su
país, estará en proporción directa a su éxito. Éstas son las leyes inmutables de
Dios, de las cuales no hay escapatoria: "Pues a quien mucho se le da, mucho
se le pedirá."75


Notas:

1 De una carta escrita por Shoghi Effendi a los bahá'ís de Persia, de fecha 12
de enero de 1923, traducida del persa.
2 De una carta escrita por Shoghi Effendi a los bahá'ís de Oriente, de fecha 19
de diciembre de 1923, traducida del persa.
3 De una carta escrita por Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual Local de
Teherán, de fecha 30 de octubre de 1924.
4 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 20
de noviembre de 1924.
5 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 30
de enero de 1925.
6 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 14
de febrero de 1925.
7 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 12
de mayo de 1925.
8 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 21
de diciembre de 1927.
9 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 5
de noviembre de 1931.
10 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
20 de febrero de 1932.
11 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 3
de agosto de 1932, citada en Bahá'í News, 68 (noviembre de 1932), pág. 3.
12 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
30 de noviembre de 1932.
13 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
26 de febrero de 1933.
14 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
24 de septiembre de 1933.
15 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 9
de mayo de 1934.
16 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
28 de abril de 1936.
17 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
22 de noviembre de 1936.
18 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
27 de febrero de 1938.
19 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 6
de febrero de 1939.
20 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
23 de febrero de 1939.
21 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
20 de mayo de 1939.
22 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de Australia y Nueva Zelanda, de fecha 22 de julio de 1947.
23 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 8
de mayo de 1942.
24 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
27 de febrero de 1943.
25 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
17 de marzo de 1943.
26 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
14 de octubre de 1943.
27 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
23 de agosto de 1939.
28 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
26 de octubre de 1941.
29 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
14 de diciembre de 1941.
30 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
14 de diciembre de 1941.
31 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
26 de octubre de 1943.
32 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
17 de diciembre de 1943.
33 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
18 de diciembre de 1943.
34 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 7
de julio de 1944, citada en Bahá'í News, 173 (febrero de 1945), pág. 3.
35 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi al Curso de Jóvenes de
la Escuela Louhelen, de fecha 25 de agosto de 1944.
36 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
17 de octubre de 1944.
37 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
27 de octubre de 1944.
38 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
23 de enero de 1945.
39 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
22 de febrero de 1945.
40 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
22 de febrero de 1945.
41 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de Australia y Nueva Zelanda, de fecha 13 de mayo de 1945.
42 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
20 de octubre de 1945.
43 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
18 de diciembre de 1945.
44 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
12 de marzo de 1946.
45 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 5
de septiembre de 1946.
46 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 6
de septiembre de 1946.
47 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi al Curso de
Adolescentes de la Escuela Louhelen, de fecha 19 de septiembre de 1946.
48 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Escuela de Green
Acre, de fecha 19 de septiembre de 1946.
49 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Local de Atlanta, Georgia, de fecha 5 de febrero de 1947.
50 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
18 de febrero de 1947.
51 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de los Estados Unidos y Canadá, de fecha 9 de mayo de 1947.
52 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de los Estados Unidos, de fecha 21 de septiembre de 1957.
53 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
10 de diciembre de 1947.
54 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de Australia y Nueva Zelanda, de fecha 11 de mayo de 1948.
55 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
19 de septiembre de 1948.
56 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
16 de marzo de 1949.
57 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 5
de agosto de 1949.
58 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
30 de septiembre de 1949.
59 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
25 de octubre de 1949.
60 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
24 de febrero de 1950.
61 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
16 de abril de 1950.
62 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 4
de octubre de 1950.
63 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 4
de octubre de 1950.
64 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 5
de octubre de 1950, citada en Bahá'í News, 241 (marzo de 1951), pág. 2.
65 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
16 de febrero de 1951.
66 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
12 de julio de 1952.
67 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
20 de octubre de 1953.
68 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de los Estados Unidos, de fecha 20 de junio de 1954.
69 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha 6
de octubre de 1954.
70 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
23 de abril de 1956.
71 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de los Estados Unidos, de fecha 19 de julio de 1956.
72 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a un creyente, de fecha
25 de noviembre de 1956.
73 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a los creyentes de la
Granja-Prisión de Kitalya, de fecha 26 de marzo de 1957.
74 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a dos creyentes, de
fecha 5 de mayo de 1957.
75 De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi a la Asamblea Espiritual
Nacional de los Estados Unidos, de fecha 21 de septiembre de 1957.

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