Carta de la Tierra
Bahá'í International Community
Carta de la Tierra
Río de Janeiro, Brasil
5 de Abril 1991
La Comunidad Internacional Bahá'í aplaude la proposición del Secretario
General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y
el Desarrollo (UNCED) que una Carta de la Tierra sea uno de los seis
componentes principales que serán presentados a UNCED en Río de Janeiro,
Brasil, en junio de 1992. En realidad, un acuerdo sobre los "principios
que gobiernen las relaciones de los pueblos y naciones entre sí y con la
tierra"será esencial "para asegurar nuestro futuro común tanto en términos
del medio ambiente como en los del desarrollo". Por lo tanto, damos la
bienvenida a esta oportunidad para compartir nuestros puntos de vista
sobre los elementos que deben ser considerados para su inclusión en la
Carta que se propone.
Es nuestra convicción que cualquier llamado a la acción global para el
medio ambiente y para el desarrollo debe tener sus raíces en valores y
principios universalmente aceptados. De igual manera, la búsqueda de
soluciones para los graves problemas ambientales y de desarrollo del
mundo, debe ir más allá de las propuestas técnico-utilitarias y abordar
las causas subyacentes a la crisis. Desde el punto de vista Bahá'í, las
soluciones genuinas requerirán una visión del futuro aceptada globalmente,
que se base en la unidad y voluntaria cooperación entre las naciones,
razas, credos y clases de la familia humana. Será esencial el compromiso
con una norma moral más elevada, con la igualdad entre los sexos y con el
desarrollo de habilidades de consulta para el funcionamiento efectivo de
los grupos a todos los niveles de la sociedad.
Hay muchas declaraciones sobre el medio ambiente a los que se podría
referir la Carta de la Tierra de UNCED y de los que podría obtener
material, incluyendo la Declaración de Estocolmo sobre Medio Ambiente
Humano (1972), la Declaración de Nairobi (1982), la Carta Mundial de La
Naturaleza (1982), y documentos más recientes tales como el Código
Universal de Conducta Ambiental (Bangkok, octubre de 1990).
Está claro que una declaración o Carta de la Tierra de UNCED se
beneficiaría con la más amplia consulta con los gobiernos y los organismos
no-gubernamentales. Por lo tanto, la Comunidad Internacional Bahá'í se
complace en ofrecer los siguientes elementos para su posible inclusión en
tal declaración de principios.
Con la finalidad de reorientar a los individuos y a las sociedades hacia
un futuro sustentable, debemos reconocer lo siguiente:
La unidad es esencial si pueblos diversos han de trabajar en pro de un
futuro común. La Carta de la Tierra bien podría identificar aquellos
aspectos de la unidad que son pre-requisitos para lograr un desarrollo
sostenible. Desde el punto de vista Bahá'í, "El bienestar de la humanidad,
su paz y seguridad son inalcanzables, a menos que se establezca firmemente
su unidad".
La explotación irrestringida de los recursos naturales es tan sólo un
síntoma de una enfermedad generalizada del alma humana. Cualquier solución
a la crisis del medio ambiente/desarrollo debe, por lo tanto, tener sus
raíces en un enfoque que promueva equilibrio y armonía espirituales dentro
del individuo, entre los individuos, y con el medio ambiente como un todo.
El desarrollo material no debe servir tan sólo al cuerpo, sino también a
la mente y al espíritu.
Los cambios que se requieren para reorientar al mundo hacia un futuro
sustentable involucran grados de sacrificio, integración social, acción
desprendida y unidad de propósitos que rara vez se han logrado en la
historia humana. Estas cualidades han alcanzado su grado más elevado de
desarrollo mediante el poder de la religión. Por lo tanto, las comunidades
religiosas del mundo tienen un papel preponderante que desempeñar para
inspirar estas cualidades en sus miembros, liberando capacidades latentes
del espíritu humano y dando poder a los individuos para actuar de parte
del planeta, de sus pueblos y las generaciones futuras.
Nada que sea menos que un sistema federado mundial, guiado por leyes
implantables universalmente acordadas, hará que sea posible que los
estados naciones puedan manejar cooperativamente un mundo cada vez más
interdependiente y que cambia velozmente, posibilitando de esta forma la
paz y la justicia social y económica para todos los pueblos del mundo.
El desarrollo se debe descentralizar con el objeto de involucrar a las
comunidades en la formulación e implementación de decisiones y programas
que afectan sus vidas. Dicha descentralización no necesita entrar en
conflicto con un sistema y estrategia globales, sino que aseguraría que
los procesos de desarrollo se adapten a la rica diversidad cultural,
geográfica y ecológica del planeta.
La consulta debe reemplazar a la confrontación y el predominio con el
objeto de lograr la cooperación de la familia de las naciones en
planificar e implementar medidas que preservarán el equilibrio ecológico
de la tierra.
Solamente a medida que se dé la bienvenida a las mujeres como socias
plenas en todos los campos del esfuerzo humano, incluyendo el medio
ambiente y el desarrollo, podrá crearse el clima moral y sicológico en que
pueda emerger y florecer una civilización pacífica, armoniosa y
sustentable.
La causa de la educación universal merece el máximo apoyo, ya que ninguna
nación puede tener éxito a no ser que se conceda educación a todos sus
cuidadanos. Tal educación debería promover la conciencia tanto de la
unidad de la humanidad como de la conexión integral entre los seres
humanos y el mundo de la naturaleza. Al nutrir un sentimiento de
ciudadanía mundial, la educación puede preparar a los jóvenes del mundo
para los cambios orgánicos en la estructura de la sociedad que implica el
principio de la unidad.
La Comunidad Internacional Bahá'í está lista para contribuir al desarrollo
adicional y promoción de una Carta de la Tierra en consulta con otras
entidades interesadas.
Documento BIC #91-0405S
Traducido del original en inglés
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