El Papel de la Juventud en los Derechos Humanos  
       Bahá'í International Community
      El Papel de la Juventud en los Derechos Humanos 
      Declaración formulada para el 41° período de sesiones de la Comisión de 
      Derechos Humanos de las Naciones Unidas
      Tema 15 del programa: El papel de la juventud en la promoción y protección 
      de los derechos humanos 
      Ginebra, Suiza
      Febrero/marzo 1985 
      La Comunidad Internacional Baháí se complace en tener la oportunidad de 
      intervenir en relación con el tema 15 del programa, sobre el papel de la 
      juventud en la promoción y la protección de los derechos humanos. 
      Consideramos que el inicio del Año Internacional de la Juventud constituye 
      una ocasión auspiciosa para examinar más detenidamente la forma en que 
      pueden mejor salvaguardarse los derechos de los jóvenes, y en que ellos 
      mismos pueden contribuir a la realización de los derechos humanos y las 
      libertades fundamentales.
      En su resolución 1983/46, aprobada en su 39° período de sesiones, la 
      Comisión instó a los estados a que tomaran medidas apropiadas para el 
      ejercicio para los jóvenes de todos sus derechos humanos, incluidos el 
      derecho a la educación y el derecho al trabajo, «a fin de crear las 
      condiciones que permitan la participación activa de los jóvenes en la 
      formulación y ejecución de los programas de desarrollo económico y social 
      de sus países».
      Deseamos ofrecer varias observaciones respecto de las dos esferas de 
      acción que destacó la Comisión, el derecho de los jóvenes a la educación y 
      al trabajo, por una parte, y el papel de los jóvenes en el desarrollo 
      económico y social, por la otra.
      En primer lugar, el derecho de los jóvenes a la educación, la capacitación 
      y el trabajo apropiados. En opinión de los baháís, todos los jóvenes 
      deben beneficiarse con un sistema de educación universal. La enseñanza que 
      deben recibir debe comprender no sólo la capacitación en las pericias 
      necesarias para un empleo remunerado mediante la práctica de una profesión 
      u oficio, sino también la ilustración moral y espiritual. Ambos tipos de 
      educación son esenciales.
      La capacitación en una profesión u oficio recibe decidido énfasis en los 
      Escritos Baháís, en el reconocimiento de que el trabajo es una forma de 
      servicio y adoración. Se presta especial atención a la educación de las 
      mujeres jóvenes, con frecuencia descuidada. Es importante que en todos los 
      niveles de actividad, tanto en la familia como en la comunidad, se dé a 
      los jóvenes la oportunidad de realizar actividades y perfeccionar 
      calificaciones que les permitan ejercer profesiones y oficios en que 
      presten servicios a sus congéneres.
      Si bien la capacitación en las ciencias, las artes y las profesiones es 
      importante, los jóvenes estarán en mejores condiciones de hacer su plena 
      contribución a la sociedad sólo cuando reciban la educación moral y 
      espiritual apropiada. Esta enseñanza está orientada a fomentar entre los 
      jóvenes la conciencia de la unicidad de la humanidad. Es convicción de los 
      baháís que sólo el establecimiento de la unidad y el acuerdo entre los 
      pueblos del mundo puede curar los males profundamente arraigados del 
      mundo. Corresponde a los jóvenes una responsabilidad especial por 
      desarrollar una perspectiva y valores globales basados en cualidades como 
      el amor, la veracidad, la bondad, la justicia y la estimación por todos 
      los miembros de la humanidad. Debe ayudarse a los jóvenes a desarrollar 
      esas cualidades, tanto en la familia, que es la base de la sociedad, como 
      en la comunidad a la que pertenecen.
      Pasamos ahora a la segunda esfera principal respecto de la cual 
      desearíamos formular observaciones, a saber, el papel de los jóvenes en el 
      fomento del desarrollo económico y social. Las enseñanzas baháís destacan 
      que corresponde a los jóvenes un papel fundamental en el mejoramiento de 
      la vida económica, social y espiritual del planeta. Los Escritos Baháís 
      dicen: 
        «Las condiciones actuales del mundo, su inestabilidad económica, la 
        disensión social, la insatisfacción política y la desconfianza 
        internacional deben despertar a los jóvenes y hacerlos indagar qué les 
        traerá el futuro. Desde luego son ellos quienes sufrirán más si alguna 
        calamidad afecta al mundo. Por lo tanto, deben abrir los ojos ante las 
        condiciones existentes, estudiar las fuerzas del mal que están en juego 
        y después, con un esfuerzo concertado, despertarse y provocar las 
        reformas necesarias, reformas que se referirán tanto a las fases 
        espirituales de la vida humana como a las sociales y políticas».
      En consecuencia, la juventud, incluidas las jóvenes, debe ser capaz de 
      participar activamente en la ejecución de proyectos dedicados a mejorar 
      las condiciones de vida, elevar la calidad de la vida humana y desarrollar 
      la capacidad de sus comunidades para valerse por si mismas. En particular, 
      durante el Año Internacional de la Juventud y después de él, debe 
      estimularse a los jóvenes a participar activamente en proyectos de 
      desarrollo rural; a promover la difusión de la alfabetización; a 
      participar en proyectos encaminados a mejorar la atención de la salud y el 
      tratamiento médico; a contribuir a los programas de servicio de la 
      comunidad de carácter humanitario, y a desarrollar lazos con los jóvenes 
      de otros países a fin de intercambiar pensamientos e ideas y de inspirar 
      esfuerzos coordinados entre los jóvenes para mejorar las condiciones 
      sociales en todo el mundo. Los jóvenes baháís de todas partes del mundo 
      ya están recibiendo experiencia valiosa en esas esferas.
      A fin de que los jóvenes contribuyan al goce de los derechos humanos y el 
      establecimiento de la paz mundial, la comunidad mundial debe brindar los 
      medios necesarios para educarlos tanto en lo que respecta a conocimientos 
      prácticos como a los valores espirituales. A la vez, a fin de lograr este 
      pleno goce de los derechos humanos, la juventud debe hallarse también al 
      frente de todos los esfuerzos para fomentar el progreso económico y social 
      y la justicia. Con ocasión del Año Internacional de la Juventud deseamos 
      reiterar el empeño de las comunidades baháís de todo el mundo en alcanzar 
      esos dos importantes objetivos.
      Documento BIC #85-0221S 
      Traducido del original en inglés
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