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Valorando la Espiritualidad en el Desarrollo
Bahá'í International Community

Valorando la Espiritualidad en el Desarrollo
Consideraciones Iniciales en cuanto a la Creación de Indicadores de Base
Espiritual para el Desarrollo
Un trabajo escrito de concepto redactado que fue presentado al "Diálogo
Mundial de las Fes y el Desarrollo", hospedado por el Presidente del Banco
Mundial y el Arzopispo de Canterbury al Palacio de Lambeth.
del 18 al 19 de febrero de 1998



Tabla de Contenido
Abstracto
Una Perspectiva Bahá’í sobre el Desarrollo
Indicadores de Desarrollo: Su Valor y Uso
Indicadores de Base Espiritual para el Desarrollo: Consideraciones
Iniciales
Inidcadores de Base Espiritual: Cinco Principios Fundamentales

La Unidad en la Diversidad
La Equidad y la Justicia
La Igualdad de los Sexos
La Confiabilidad y el Liderazgo Moral
La Investigación Independiente de la Verdad
Indicadores de Base Espiritual: Cinco Areas de Política Prioritaria

El Desarrollo Económico
La Educación
La Mayordomía Ambiental
Llenando las Necesidades Básicas en Alimento, Nutrición, Salud y
Albergue
El Gobierno y la Participación
Desarrollando Indicadores de Base Espiritual: Tres Ejemplos
Hacia el Desarrollo de Indicadores de Base Espiritual: Posibles Pasos
Colaborativos




Abstracto
Este trabajo escrito concepto se concentra en la importancia de crear
medidas para asesorar el progreso de desarrollo por medio de la
perspectiva de los principios espirituales. El trabajo escrito comienza
delineando una perspectiva bahá’í en cuanto al desarrollo. Luego menciona
el uso de los indicadores actualmente e introduce el concepto de
indicadores de base espiritual para el desarrollo. Considera, aunque
resumidamente, cinco principios espirituales cruciales al desarrollo y
cinco áreas de política en que estos principios pudieran aplicarse para
generar metas e indicadores para medir el progreso hacia dichas metas.
Entonces se presentan tres ejemplos breves de cómo tales indicadores
pudieran concebirse y desarrollarse. Y por último se sugiere una
iniciativa colaborativa para desarrollar indicadores de base espiritual
para el desarrollo, involucrando a las religiones y una prominente agencia
internacional de desarrollo.
El desarrollo en sí de estas medidas se encuentra mucho más allá del
alcance de este trabajo escrito. Más bien, la intensión de este trabajo,
como lo sugiere el subtítulo, es el de ofrecer concideraciones iniciales
en cuanto a la creación de indicadores de base espiritual para el
desarrollo con la esperanza de que pueda lanzarse un proceso consultativo
en que el trabajo difícil, y a la vez meritoriosa, de conceptualizar y
desarrollar tales indicadores se comience en serio.



Una Perspectiva Bahá’í en cuanto al Desarrollo

El desarrollo, según el punto de vista bahá’í, es un proceso orgánico en
el que "lo espiritual se expresa y se realiza en lo material".1 El
desarrollo significativo requiere que el proceso aparentemente antitético
del progroso individual y avance social, de globalización y
decentralización, y de promover las pautas universales y fomentar la
diversidad cultural, se armonicen. En nuestro mundo más y más
interdependiente, los esfuerzos de desarrollo tienen que ser guiados por
una visión del tipo de comunidad mundial que deseamos crear y animarse por
un conjunto de valores universales. Instituciones justas, desde el nivel
local hasta el nivel planetario, y sistemas de gobierno en los que la
gente puede asumir responsabilidad por las instituciones y los procesos
que afectan sus vidas, también son escenciales.
Bahá’u’lláh enseña que el reconocimiento del principio espiritual
fundamental de nuestra época, la unicidad de la humanidad, tiene que estar
al corazón de una nueva civilización. La aceptación universal de este
principio tanto requerirá como posibilitará la reestructuración mayor de
los sistemas educativos, sociales, agrícolas, industriales, económicas,
legales y políticas del mundo. Esta reestructuración, la cual tiene que
ordenarse por un diálogo contínuo e intensivo entre los dos sistemas de
conocimiento disponible a la humanidad - la ciencia y la religión -
facilitarán la emergencia de la paz y la justicia en todo el mundo.
Las comunidades que prosperan en este futuro lo harán debido al hecho de
que reconocen la dimensión espiritual de la naturaleza humana y hacen del
desarrollo moral, emocional, físico, e intelectual del individuo su
prioridad central. Garantizarán la libertad de credo y alentarán el
establecimiento de lugares de adoración. Sus centros de aprendizaje
buscarán cultivar las potencialidades sin límite latentes en la
consciencia humana y perseguirán como meta principal la participación de
todos los pueblos en la generación y la aplicación del conocimiento.
Recordando siempre que los intereses del individuo y de la sociedad son
inseparables, estas comunidades promoverán el respeto tanto por los
derechos como por las responsabilidades, fomentarán la igualdad de mujeres
y hombres y el que sean socios, y protegerán y cuidarán a la familia.
Promoverán la belleza, tanto natural como hecho por el hombre, e
incorporarán en su diseño los principios de la preservación y la
rehabilitación ambiental. Guiados por el concepto de la unidad en la
diversidad, apoyarán la amplia participación en los asuntos de la
sociedad, y más y más se fijarán en líderes que estén motivados por el
deseo de servir. En estas comunidades los frutos de la ciencia y la
tecnología beneficiarán a toda la sociedad, y habrá trabajo disponible
para todos.
Tales comunidades resultarán ser los pilares de una civilización mundial -
una civilización que será la culminación lógica de los esfuerzos de
desarrollo de la humanidad a través de largos trechos de tiempo y
geografía. La aseveración de Bahá’u’lláh de que toda persona es "creada
para llevar adelante una civilización en contínuo progreso"2, implica que
toda persona tiene tanto el derecho como la responsabilidad de contribuir
a esta empresa colectiva de largo alcance, cuya meta es nada menos que la
paz, la prosperidad y la unidad de toda la familia humana.
Los bahá’ís son optimistas de que tal futuro es inevitable, y de hecho,
que ya ha comenzado a surgir. También son realistas, comprendiendo que el
progreso hacia este futuro requerirá de la humanidad una enorme cantidad
de perseverancia, sacrificio y cambio. La velocidad y el costo precisos de
este progreso se determinará en gran parte por las acciones, en los años
del porvenir inmediato, de los gobiernos, de organizaciones
multilaterales, del sector privado, de las organizaciones de la sociedad
civil, y de individuos claves. Al esforzarse hacia este futuro, todos los
concernientes deben comprender claramente lo que están buscando y deben
siempre ser vigilantes por medio de la reflexión propia y la evaluación
propia si han de llegar a ser participantes constructivos en este proceso.
Por lo tanto, son necesarios metas claras, políticas y pautas
significantes, programas identificados, e indicadores de progreso
acordados, si es que el avance hacia el futuro común de la humanidad ha de
trazarse y si han de determinarse y realizarse correcciones regulares a
ese curso.
Mientras que cada uno de estos elementos - metas, políticas, pautas,
programas, e indicadores relevantes - es crítico para los esfuerzos por
crear tal futuro, el trabajo actual se dirige a la importancia de la
creación de indicadores de base espiritual para asesorar, y finalmente
ayudar a guiar el progreso de desarrollo.
Indicadores de Desarrollo: Su Valor y Uso

El concepto de indicadores se define de varias maneras, y los términos
criterios, punto de referencia, e indicador a menudo se usan
intercambiablemente, aunque no necesariamente significan lo mismo. Para el
propósito de este trabajo el término indicador se usará para referirse a
"una medida cuantitativa, cualitativa o descriptiva que, al ...
comprobarse periódicamente"3 puede mostrar la calidad, la dirección, el
paso y los resultados de cambio.
Los indicadores pueden armarse de varias formas. Por ejemplo, los
indicadores relacionados por tópico que midan progreso en la salud,
educación, o agricultura pueden agruparse en una tabla de medidas (un
conjunto de indicadores). Los mismos indicadores pueden recopilarse en un
índice y así presentarse como una sola medida compuesta tal como
perspectiva de índice de salud, índice de educación, o índice de seguridad
de comida.4 O bien, una amplia gama de indicadores relacionadas a varios
fenómenos puede expresarse en una sola medida, tal como "índice de
mortalidad infantil".5
Rara vez puede un indicador permanecer solo como fuente de información
significativa.6 El progreso no es un evento ni una estadística, sino un
proceso - una tendencia compuesta de numerosos factores. No puede
expresarse por una sola medida ni referencia a un solo momento en la
historia. Por lo tanto, los indicadores deben colocarse en un contexto
temporal específico y correlacionarse con medidas de otros factores
relacionados.7
En todo el mundo varios actores usan indicadores, desde las agencias de
las Naciones Unidas (ONU), gobiernos y grupos comunitarios hasta negocios,
instituciones educacionales, grupos de política y académicos. Los
indicadores no cambian la realidad, pero sí ayudan a formar la manera en
que la percibimos, y sirven para forjar un entendimiento del desarrollo en
común. Por lo tanto, son de importancia fundamental para un mundo complejo
y de veloz cambio. Por ejemplo, pueden usarse para hacer gráficas de
tendencias e indicar relaciones, ayudando así a definir asuntos y
clarificar desafíos que puede confrontar una sociedad en particular.
Proveen información que puede indicar una necesidad de ajustes y
correcciones a políticas, metas, prioridades, programas, actitudes, y
comportamientos. Los indicadores pueden usarse a llamar la atención a
asuntos particulares, a crear consciencia pública con compromiso y
activismo en torno a necesidades y desafíos específicos. Pueden sugerir
una asignación más equitable de recursos limitados, o causar un cambio de
recursos de una área a otra donde haya una necesidad identificada y
urgente. Por ende, en un sentido muy real, "los indicadores no sólo
comprueban el progreso; sino que hacen que ocurra."8
Por el otro lado, existen numerosos fallos y dificultades asociados con
los indicadores. Por ejemplo, las estadísticas, que sirven como base de la
mayoría de los indicadores, pueden ser sujeto de varias configuraciones e
interpretaciones. Muchos conjuntos de indicadores son estáticos en el
tiempo; otros son muy estrechos en su enfoque, sin embargo se usan para
representar el estado de bienestar y progreso de una comunidad. Además,
demasiado a menudo los indicadores no se emparejan con metas ni se miran
por la lente de proceso histórico.
El estado de indicadores de desarrollo actualmente
Actualmente, existen numerosos esfuerzos notables, muchos de los cuales
aún se encuentran en la fase de concepto, para extender las fronteras de
lo que se valora y se mide, para hacer que los indicadores de desarrollo
reflejan más de lo que realmente constituye el progreso individual y
comunitario. Estos esfuerzos, que involucran una diversidad de
organizaciones, instituciones e individuos a todo nivel de la sociedad,
están intentando definir y medir el progreso en términos de conceptos
tales como capital humana, capital social, cultura, integración social, y
bienestar comunitario.
Por ejemplo, el Informe de Desarrollo Humano anual del Programa de
Desarrollo de las Naciones Unidas, con su Indice de Desarrollo Humano, ha
sido instrumental en ampliar la gama y el alcance de indicadores de
desarrollo que se consideran dentro del sistema de la ONU y por los
gobiernos en todo el mundo.9 Los planes de acción global que surgieron de
las mayores conferencias de la ONU en esta década10 han ayudado a cambiar
el punto de vista dominante del desarrollo de un proceso de arriba hacia
abajo, en general dirigido tecnológica y económicamente, a uno en el que
la gente y las comunidades en medida creciente definen y se asumen
responsabilidad por su propio progreso. Estos planes de acción han hecho
un llamado por la creación y el uso de indicadores que capturan este
enfoque emergente sobre la gente y las comunidades.11 En una serie de
Trabajos Ocasionales Conjuntos recientemente emitidos por el Instituto de
Investigación para el Desarrollo Social de la ONU (UNRISD) y la
Organizació Educativa, Científica y Cultural de las Naciones Unidas
(UNESCO), el concepto de indicadores culturales, incluyendo el bienestar
individual y social, y la abilidad de la gente por vivir juntos, se
explora dentro de varios marcos.12 El Banco Mundial mismo ha estado a la
delantera del desarrollo del concepto de capital social y está buscando
formas de medirla.13 Además, las OONGG, fundaciones y grupos comunitarios
han iniciado varios proyectos de indicadores que buscan medir, y así
valorar, el desarrollo centrado en la gente y la comunidad;14 estos
proyectos a menudo involucran la comunidad en la concepción y el
desarrollo de indicadores.
Por importantes que sean estos esfuerzos, son sólo pasos preliminares en
el proceso de trazar una nueva dirección para la familia humana. No sólo
es necesario expandir estos procesos grandemente, sino también hay que
explorar y desarrollar nuevos acercamientos a la conceptualización y la
medida tanto los aspectos tangibles como los intangibles del desarrollo.
Hay que examinar minuciosamente las nociones de lo que constituyen medidas
eficaces del desarrollo para determinar la medida a la cual toman en
cuenta lo que es central al propósito y la motivación humanos.
En las siguientes secciones, tal acercamiento - el desarrollar indicadores
de base espiritual para el desarrollo - se considera. Mientras que en esta
sección se usa el tiempo presente del verbo, debe tenerse en cuenta que
estos indicadores están todavía por construirse. Además, este trabajo
tiene solamente la intensión de ser una exploración inicial de algunos de
los elementos de tales indicadores, y no es un intento por construirlos
cabalmente.
Indicadores de Base Espiritual para el Desarrollo: Consideraciones
Iniciales

La idea de desarrollar indicadores de base espiritual para el desarrollo
es oportuno. Se están sentando las bases, en parte, por un número
creciente de esfuerzos por hacer que los valores y los principios
espirituales se consideren seriamente en el desarrollo.15 Además, el
concepto de la espiritualidad y los valores espirituales, una vez casi
tabú en la mayoría de las deliberaciones de la ONU relacionadas al
desarrollo, actualmente está articulándose a los más altos niveles.
Los indicadores de base espiritual asesoran el progreso de desarrollo como
una función de la aplicación de principios espirituales.16 Estos
indicadores están basados en principios universales que son escenciales al
desarrollo del espíritu humano, y por lo tanto, al progreso individual y
colectivo. Estas medidas emergen de una visión del desarrollo en la que el
progreso material sirve como vehículo para el avance espiritual y
cultural.
Los indicadores de base espiritual ayudan a establecer, clarificar y
prioritarizar las metas, políticas, y programas. Al centro de su
conceptualización se encuentra el entendimiento de que la naturaleza
humana es fundamentalmente espiritual y los principios espirituales que
resuenan con el alma humana, proveen un enorme poder de motivación para el
sacrificio y el cambio. Por lo tanto, los pueblos del mundo estarán mucho
más dispuestos a apoyar políticas y programas que emergen del desarrollo
de indicadores basados en principios espirituales, que a endosar objetivos
e iniciativas que están basadas en una concepción de la vida puramente
materiales. Así pues, el uso de estas medidas podría ayudar a transformar
no sólo la visión sino también la práctica en sí del desarrollo.
Los componentes de un indicador de base espiritual incluyen una visión de
un futuro pacífico y unido; el (los) principio(s) escogido(s) cruciales a
la realización de tal futuro; el área de política al cual se dirige el
(los) principio(s); y la meta hacia la cual la medida asesora el progreso.
El indicador es cuantitativamente o cualitativamente medible y
verificable, y se puede adaptar dentro de una gran diversidad de contextos
sin violar la integridad del (de los) principio(s) involucrados.
La sección siguiente explora brevemente cinco principios que pueden usarse
en la construcción de indicadores de base espiritual del desarrollo.
Indicadores de Base Espiritual: Cinco Principios Fundamentales

Basado en la visión de una civilización global justa, unida y sostenible,
se presentan cinco principios espirituales17 que son fundamentales a la
realización de tal futuro. Aunque no son los únicos principios necesarios
para considerar, se siente que éstas cinco contienen suficiente diversidad
de conceptos para servir como punto de partida para con este esfuerzo. En
algunos casos se emparejan dos principios estrechamente relacionados. Ya
que el intento de esta sección es meramente sugerir algunos principios que
se puedan explorar, cada uno se trata brevemente. Sin embargo, ya que
estos principios son la base misma de los indicadores que han de
construirse, sería importante en extremo el que se definan claramente en
la fase inicial del trabajo. Los cinco principios son
la unidad en la diversidad;
la equidad y la justicia;
la igualdad de los sexos;
la confiabilidad y el liderazgo moral; y
la búsqueda independiente de la verdad.
1. La Unidad en la Diversidad
Lejos de dirigirse a la subversión de las bases existentes de la sociedad,
ello [el principio de la unicidad de la humanidad] busca expandir sus
bases, a remoldear sus instituciones de una manera consonante con las
necesidades de un mundo en contínuo cambio. No puede confligir con
lealtades legítimas algunas, ni puede socavar lealtades escenciales. Su
propósito no es ni apagar la llama de un patriotismo sano e inteligente en
los corazones del hombre, ni abolir el sistema de autonomía nacional tan
escencial si los peligros de la centralización excesiva han de evitarse.
No ignora, ni intenta suprimir, la diversidad de orígenes étnicos, de
clima, de historia, de lenguage y tradición, de pensamiento y costumbre,
que diferencian a los pueblos y naciones del mundo. Hace un llamado para
una lealtad más amplia, para una aspiración mayor que cualquiera que haya
animado a la raza humana. Insiste en la subordinación de los impulsos e
intereses nacionales a los reclamos imperativos de un mundo unificado.
Repudia la centralización excesiva por una parte, y rechaza cualquier
intento por la uniformidad por otra. Su consigna es la unidad en la
diversidad.18
El concepto de la unidad en la diversidad es una forma de expresar el
principio de la unidcidad de la humanidad, según se abraza por las
Enseñanzas Bahá’ís. La unidad en la diversidad se encuentra en contraste
con la uniformidad. Abriga la diversidad natural de temperamento y
talentos entre los individuos al igual que las variadas experiencias,
culturas y puntos de vista de la humanidad, ya que contribuyen al progreso
y al bienestar de la familia humana. Parecido al papel desempeñado por los
genes comunes en la vida biológica de la humanidad y su ambiente, la
inmensa riqueza de la diversidad cultural alcanzada en los miles de años
es vital al desarrollo de la raza humana que está llegando a su madurés
colectiva. Representa una herencia que nos enriquece a todos y que tiene
que permitirse dar sus frutos en una civilización global. La aceptación
del concepto de la unidad en la diversidad, por lo tanto, implica el
desarrollo en el individuo de una consciencia global, un sentido de
ciudadanía mundial, y un amor por la humanidad en su totalidad. En este
aspecto, cada individuo necesita comprender que, ya que el cuerpo de la
humanidad es uno e indivisible, cada miembro de la raza humana nace en el
mundo como un fideicomiso de la totalidad y que la ventaja del parte en
una sociedad mundial es mejor servida al promover la ventaja de la
totalidad.
2. La Equidad y la Justicia
La justicia y la equidad son Guardianes gemelos que vigilan al hombre.19
De ellas se revelan tales palabras benditas y perspicaces como las que son
la causa del bienestar del mundo y la protección de las naciones.20
La equidad es la justicia, la pauta por la cual cada persona y grupo es
capaz de maximizar el desarrollo de sus capacidades latentes. La equidad
difiere de la igualdad absoluta en que no dicta que todos se traten
exactamente de la misma manera. Mientras que todos están dotados de
talentos y habilidades, el desarrollo cabal de estas capacidades puede
requerir diferentes enfoques. Es la equidad lo que asegura que se
distribuyan justamente el acceso y la oportunidad para que este desarrollo
pueda realizarse.
La equidad y la justicia son guardianes gemelos de la sociedad. La equidad
es la pauta por la cual se deben hacer las decisiones de política y
compromiso de recursos. La justicia es el vehículo por medio del cual se
aplica la equidad, su expresión práctica en la vida del individuo y de la
sociedad. Es sólo por la realización de la verdadera justicia que se
establecerá la confianza entre los diversos pueblos, culturas, e
instituciones de un mundo más y más interdependiente.
Las Enseñanzas Bahá’ís aseveran que los pilares de la justicia son el
castigo y la recompensa. Aquellos que actúen justamente merecen
recompensa, ya sea tangible o intangible, por tal comportamiento. Aquellos
que actúen injustamente necesitan la sanción apropiada tanto para detener
la injusticia como para salvaguardar su propio bienestar espiritual.
3. La Igualdad de los Sexos
El mundo de la humanidad posee dos alas: el hombre y la mujer. Mientras
estas dos alas no estén equivalentes en fuerza, el pájaro no volará. Hasta
que la mujer logre el mismo grado que el hombre, hasta que ella disfrute
de la misma esfera de actividad, no se realizarán logros extraordinarios
para la humanidad; la humanidad no puede ascender a las alturas del logro
verdadero.21
El principio de la igualdad de los sexos es fundamental a todo pensamiento
realista en cuanto al futuro bienestar de la tierra y sus pueblos.
Representa una verdad sobre la naturaleza humana que ha esperado en gran
medida sin reconocerse por las largas épocas de la niñez y la adolescencia
de la humanidad. Cualesquier inequidades sociales pueden haberse dictado
por los requisitos de supervivencia del pasado, claramente no pueden
justificarse en un momento en que la humanidad se encuentra al umbral de
la madurés.
La negación de la igualdad perpetúa una injusticia hacia la mitad de la
población humana y promueve en el hombre actitudes y hábitos dañinos que
se llevan de la familia al lugar del trabajo, a la vida política, y
finalmente a las relaciones internacionales. No existe base alguna, ya sea
moral, práctica, ni biológica, en la cual puede justificarse tal negación.
Sólo en la medida en que a la mujer se le acepte como compañera cabal en
todo campo del esfuerzo humano se creará el clima moral y psicológica en
que la paz puede emerger, y se desarrolle y florezca una civilización
mundial justa y unida. Por lo tanto, un profundo compromiso al
establecimiento de la igualdad entre el hombre y la mujer, en todo
departamento de la vida y a todo nivel de la sociedad, será escencial al
avance de la humanidad.
4. La Confiabilidad y el Liderazgo Moral
Ante la vista de Dios, la confiabilidad es la base de Su Fe y el
fundamento de toda virtud y perfección. Un hombre que esté privado de esta
cualidad está desprovisto de todo. ¿De qué valdrán la fe y la piedad si
falta la confiabilidad? ¿Qué importancia pueden tener? ¿Qué beneficio o
ventaja pueden conferir?22
De las múltiples virtudes en los Escritos Bahá’ís a los cuales se exhorta
a los individuos a cultivar, la confiabilidad es de primer rango.
Bahá’u’lláh asevera que la tranquilidad y la seguridad del mundo, la
estabilidad de todo asunto - de toda transacción humana, de todo contrato
negociado, de todo esfuerzo promulgado - dependen de ella. Ya sea en el
hogar, en el trabajo, en la comunidad o en los negocios o en los asuntos
políticos, la confiabilidad yace al centro de todo intercambio y
compromiso constructivo. Es la clave al mantenimiento de la unidad entre
diversos pueblos y naciones. Por lo tanto, todo esfuerzo de desarrollo
tiene que incluir como objetivo primario la inculcación de la
confiabilidad en los individuos, las comunidades y las instituciones
involucradas.
Aquellos que ejercen la autoridad tienen una gran responsabilidad de ser
merecedores de la confianza pública. Los líderes - incluyendo los que se
encuentran en el gobierno, la política, los negocios, la religión, la
educación, los medios de comunicación, las artes y las organizaciones
comunitarias - tienen que estar dispuestos a ser responsables ante todos
por la manera en que ejercen su autoridad. La confiabilidad y una
moralidad activa tienen que ser la base de todo liderazgo si ha de
realizarse el verdadero progreso. El liderazgo moral,23 el liderazgo del
futuro, encontrará su máxima expresión en el servicio a los demás y a la
comunidad en general. Fomentará la toma de decisiones colectiva y la
acción colectiva y se motivará por un compromiso a la justicia, incluyendo
la igualdad de mujeres y hombres, y al bienestar de toda la humanidad. El
liderazgo moral se manifestará en la adherencia a una sola pauta de
conducta tanto en vida pública como en la privada, para los líderes y
ciudadanos por igual.
5. La Investigación Independiente de la Verdad
Todas las naciones del mundo tienen que investigar para la verdad
independientemente y virar sus ojos de las ciegas imitaciones moribundas
de épocas pasadas enteramente. La verdad es una cuando se investiga
independientemente, no acepta división. Por lo tanto la investigación
independiente de la verdad llevará a la unicidad del mundo de la
humanidad.24
No existe contradicción alguna entre la verdadera religión y la ciencia.25
La realidad es una, y cuando la verdad de investiga y se acierta, llevará
al progreso individual y colectivo. En la búsqueda de la verdad, la
ciencia y la religión - los dos sistemas de conocimiento disponibles a la
humanidad - tienen que actuar recíprocamente estrecha y contínuamente. Los
vislumbres y las destrezas que representan el logro científico deben mirar
hacia la fuerza de compromiso espiritual y principio moral para asegurar
su aplicación apropiada.
El desarrollo espiritual incluye la investigación de la verdad por uno
mismo. La reflexión contínua, basada en la experiencia al aplicar esta
verdad, es crítica al proceso de desarrollo espiritual. Para la
investigación colectiva de la verdad y la toma de decisiones en grupo, la
consulta,26 que toma su fuerza del grupo y fomenta la unidad de propósito
y de acción, es indispensable. Las instituciones y aquellos que se
encuentren en posiciones de autoridad bien deberían crear condiciones
condujentes a la significativa investigación de la verdad, mientras
fomentan el entendimiento de que la felicidad humana y el establecimiento
de la paz, la justicia y la unidad son las metas máximas de tal
investigación.
Indicadores de Base Espiritual: Cinco Areas de Política Prioritaria

Esta sección examina brevemente las cinco áreas de política en que los
principios espirituales identificados anteriormente pueden aplicarse para
generar metas, y eventualmente, indicadores de base espiritual para medir
el progreso hacia estas metas.
Al igual que con los principios espirituales discutidos, estas áreas de
política están entreconectadas y, en algunos casos, se solapan. Por lo
tanto, las iniciativas en una área requerirán acción en otras. Las cinco
áreas consideradas brevemente en lo que sigue son
el desarrollo económico;
la educación;
el fideicomiso ambiental;
el llenar las necesidades básicas en el alimento, la nutrición, la salud
y el albergue; y
la gubernancia y la participación.
1. El Desarrollo Económico
La riqueza es digna de alabanza en el más alto grado, si es adquirida por
los esfuerzos propios de un individuo y por la gracia de Dios, en el
comercio, la agricultura, el arte y la industria, y si se gasta para
propósitos filantrópicos. Ante todo, si un individuo sensato e ingenioso
iniciara medidas que universalmente enriquecieran a las masas de los
pueblos, no existiría emprendimiento mayor que este, y tendría el rango
ante la vista de Dios del logro supremo, pues tal benefactor supliría las
necesidades y aseguraría la comodidad y el bienestar de una gran multitud.
La riqueza es muy comendable, siempre y cuando la población entera es
rica. Sin embargo, si unos pocos tienen riqueza extrema mientras que los
demás están empobrecidos, y no hay fruto ni beneficio de esa riqueza,
entonces es sólo una sujeción a su poseedor. Por otra parte, si se gasta
en la promoción del conocimiento, la fundación de escuelas elementales y
otras, el fomento del arte y la industria, la capacitación de los
huérfanos y los pobres - en breve, si se dedica al bienestar de la
sociedad - su poseedor sobresaldrá ante Dios y el hombre como el más
excelente de todos los que habitan la tierra y se contará como uno de las
personas del paraíso.27
Central a la tarea de la reconceptualización de la organización de los
asuntos humanos es la realización de un entendimiento apropiado del papel
de la economía. La falta de poner la economía en el contexto más amplio de
la existencia social y espiritual de la humanidad ha llevado a un
materialismo corrosivo en las regiones de mayor ventaja económica en el
mundo, y condiciones persistentes de privación entre las masas de los
pueblos del mundo. La economía debería servir las necesidades de los
pueblos; no se debe esperar que las sociedades se reformulen para servir a
los modelos económicos. La función última de los sistemas económicos debe
ser el de equipar a los pueblos y las instituciones del mundo con los
medios para lograr el propósito verdadero del desarrollo: es decir, la
cultivación de las ilimitadas potencialidades latentes en la consciencia
humana.
La sociedad debe desarrollar nuevos modelos económicos formados por
vislumbres que surgen de un entendimiento favorable de experiencia
compartida, de ver a los seres humanos en relación unos a otros, y de un
reconocimiento del papel central que realizan la familia y la comunidad en
el bienestar social y espiritual. Deben reasesorarse las prioridades
dentro de instituciones y organizaciones. Los recursos deben dejar de
dirigirse a aquellas agencias y programas que son dañinas al individuo, a
las sociedades, y al ambiente, y dirigirse hacia aquellas relacionadas a
fomentar un dinámico orden social justo y próspero. Tales sistemas
económicos serán firmemente altruístas y cooperativas por naturaleza;
proveerán empleo significativo28 y ayudarán a erradicar la pobreza en el
mundo.
2. La Educación
El requisito primario y más urgente es la promoción de la educación. Es
inconcebible que cualquier nación lograrala prosperidad y el éxito a menos
de que esta preocupación suprema y fundamental se lleve adelante. La razón
principal por la decadencia y la caída de los pueblos es la ignorancia.
Actualmente las masas de los pueblos están mal informados de hasta los
asuntos ordinarios, cuanto menos comprenden el núcleo de los problemas
importantes y necesidades complejas del momento.29
El desarrollo de una sociedad global exige el cultivo de capacidades mucho
más allá cualquier cosa que la raza humana ha podido lograr hasta el
momento. Los desafíos por delante requerirán una enorme expansión en el
aceso al conocimiento de parte tanto de los individuos como de las
organizaciones. La educación universal30 será contribuyente indispensable
a este proceso de formación de capacidad, pero el esfuerzo sólo tendrá
éxito en la medida en que tanto los individuos como los grupos en cada
sector de la sociedad tengan la abilidad de adquirir conocimiento y
aplicarlo a la formación de asuntos humanos.
La educación tiene que durar toda la vida. Debe ayudar a las personas a
desarrollar el conocimiento, los valores, las actitudes, y las destrezas
necesarias para ganarse la vida y a contribuir con confianza y
constructivamente a la formación de comunidades que reflejen los
principios de la justicia, la equidad y la unidad. También deberá ayudar
al individuo a desarrollar un sentido de lugar y comunidad, basado en lo
local, pero que abarque el mundo entero. La educación exitosa cultivará
las virtudes como el fundamento para el bienestar personal y colectivo, y
creará en los individuos un profundo sentido de servicio y un compromiso
activo al bienestar de sus familias, sus comunidades, sus países, y de
hecho, toda la humanidad. Alentará la reflexión propia y el pensar en
términos de proceso histórico, y promoverá el aprendizaje inspiracional
por medio de medios tales como la música, las artes, la poesía, la
meditación y la interacción con el ambiente natural.
3. El Fideicomiso Ambiental
No podemos segregar al corazón humano del ambiente fuera de nosotros y
decir que una vez se reforme uno de éstos todo mejorará. El hombre es
orgánico con el mundo. Su vida interior forma el ambiente y a la vez es
afectada profundamente por el. Uno actúa sobre el otro y todo cambio
duradero en la vida del hombre es el resultado de una de estas reacciones
mutuas.31
Los Escritos Bahá’ís describen a la naturaleza como un reflejo de lo
sagrado.32 Enseñan que la naturaleza debe valorarse y respetarse, pero no
alabarse; sino que deberá servir a los esfuerzos de la humanidad por
llevar adelante una civilización en contínuo progreso. Sin embargo, a la
luz de la interdependencia de todas las partes de la naturaleza, y la
importancia de la evolución y la diversidad "para con la belleza,
eficiencia y perfección del todo,"33 deberá hacerse todo esfuerzo por
preservar en la medida posible la bio-diversidad y el orden natural de la
tierra.
Como administradores, y fideicomisarios, de los vastos recursos y la
diversidad biológica del planeta, la humanidad debe aprender a hacer uso
de los recursos naturales de la tierra, tanto los renovables como los
no-renovables, de manera tal que asegure el que sea sostenible y la
equidad a lo largo del tiempo. Esta actitud de fideicomiso requerirá
completa consideración de las consequencias ambientales potenciales de
toda actividad de desarrollo. Compelerá a la humanidad a que balancee sus
acciones con moderación y humildad, dándose cuenta de que el verdadero
valor de la naturaleza no puede expresarse en términos económicos. También
requerirá un profundo entendimiento del mundo natural y su papel en el
desarrollo colectivo de la humanidad - tanto material como espiritual. Por
lo tanto, la administración ambiental sostenible tiene que verse no como
un compromiso discrecionario que la humanidad puede considerar contro
otros intereses competidores, sino como responsabilidad fundamental que
tiene que aceptarse - un prerequisito del desarrollo espiritual al igual
que la supervivencia física del individuo.
4. El Llenar las Necesidades Básicas en la Comida, la Nutrición, la Salud,
y el Albergue
En una sociedad mundial tal ... los recursos económicos del mundo se
organizarán, sus fuentes de materia prima se aprovecharán y se usarán
cabalmente, sus mercados se coordinarán y se desarrollarán, y la
distribución de sus productos se regulará equitativamente ... La enorme
energía disipada y desperdiciada en la guerra, ya sea económica o
política, se consagrará a tales fines como para extender la variedad de
invenciones humanas y desarrollo técnico, a aumentar la productividad de
la humanidad, al exterminio de la enfermedad, a la extensión de la
investigación científica, a la mejora de la pauta de salud física, al
refinamiento y agudizamiento del cerebro humano, a la explotación de los
recursos no usados y no sospechados del planeta, a la prolongamiento de la
vida humana y al progreso de cualquier otra agencia que pueda estimular la
vida intelectual, moral, y espiritual de toda la raza humana.34
Los asuntos de comida, nutrición, salud y albergue son centrales al
desafío de proveer un adecuado nivel de vida para todos los miembros de la
familia humana. Sin embargo, estos asuntos no pueden enfrentarse
únicamente como problemas técnicos ni económicos. El eliminar el hambre y
la mala nutrición; el establecer la seguridad de comida; el proveer
albergue adecuado; y el lograr la salud para todos requerirá un cambio en
valores, un compromiso a la equidad, y una correspondiente reorientación
de políticas, metas y programas.
Existen las tecnologías y los recursos para satisfacer las necesidades
básicas de la humanidad y para eliminar la pobreza. Sin embargo, la
equidad en el uso de estas tecnologías y recursos solamente sucederá con
ciertos entendimientos y compromisos. Mientras que los individuos deben
hacer lo más que puedan para proveer sus propias necesidades y las de sus
dependientes, la comunidad tiene que aceptar la responsabilidad, cuando
sea necesario, de ayudar a satisfacer las necesidades básicas. El acceso a
los programas de desarrollo y sus beneficios tienen que asegurarse para
todos. La economía de la producción y distribución de comida tendrá que
reorientarse y el papel crítico del agricultor en la seguridad económica y
de comida valorarse apropiadamente.35 En cuanto a la salud - el bienestar
físico, espiritual, mental y social del individuo36 - el acceso a agua
limpia, a albergue, y a algún tipo de energía barata ayudaría mucho en la
erradicación de los problemas que actualmente atormentan a un vasto número
de individuos y comunidades. Debe reconocerse, sin embargo, que alguas
enfermedades reflejan el malsano comportamiento humano. Por lo tanto, el
incluir al desarrollo moral en la educación ayudaría a reducir
significativamente ciertos problemas de salud actuales.
5. El Gobiernar y la Participación
Bendito es el gobernante quien socorre al cautivo, y el rico que cuida al
pobre, y el justo quien obtiene del hacedor de mal los derechos de los
desposeídos, y feliz el fideicomisario quien observa aquello que el
Ordenador, el Anciano de los Días ha prescrito para él.37
El buen gobiernar es escencial al progreso social. Mientras que el
gobiernar a menudo se iguala al gobierno, de hecho involucra mucho más. El
gobernar ocurre a todo nivel y abarca las formas en que el gobierno
formal, los grupos no-gubernamentales, las organizaciones comunitarias, y
el sector privado manejan recursos y asuntos. El buen gobernar es
necesario si las comunidades han de mantener su equilibrio, manejarse por
entre las dificultades, y responder creativamente a los desafíos y a las
oportunidades por delante. Tres factores que en gran medida determinan el
estado de el gobernar son la calidad de liderazgo, la calidad de los
gobernados, y la calidad de las estructuras y los procesos existentes. Hay
un consenso internacional emergente sobre las características centrales
del buen gobernar, especialmente en relación al gobierno formal. Estas
características incluyen la democracia, la soberanía de la ley, la
responsabilidad, la transparencia y la participación por la sociedad
civil.
Sin embargo, este consenso tiene que expandirse para abarcar una
apreciación del papel que tiene que asumir el gobernar en la promoción del
bienestar espiritual y material de todos los miembros de la sociedad. El
gobernar tiene que guiarse por valores universales, incluyendo una ética
de servicio al bien común. Tendrá que dar lugar a la participación
significativa de los ciudadanos en la conceptualización, el diseño, la
implementación, y la evaluación de programas y políticas que los afecten.
Deberá tratar de realzar la abilidad de la gente de manejar el cambio y
deberá ofrecer oportunidades a que aumenten sus capacidades y su sentido
de valor. Tendrá que proveer los mecanismos para el acceso equitativo a
los beneficios de programas y políticas, a la educación y a la
información, y a las oportunidades para el aprendizaje vitalicio. Además,
tiene que ayudar a asegurar el que los medios noticiosos sean activos,
vibrantes y veraces. También tendrá que establecerse a nivel global un
sistema de gobernar verdaderamente participatorio.
Desarrollando Indicadores de Base Espiritual: Tres Ejemplos

Esta sección ofrece tres ejemplos breves de cómo los indicadores de base
espiritual podrían construirse. Finalmente tales indicadores se
necesitarán a todo nivel - local, nacional, y global.
El primer ejemplo de un indicador de base espiritual explora la aplicación
del principio de la unidad en la diversidad a la norma educativa.
Comenzando con una visión de desarrollo que acepte tanto la posibilidad
como la necesidad de un mundo unido y pacífico, la unidad en la diversidad
se identifica como un principio espiritual escencial a la realización de
ese futuro. Entonces se escoge un área de norma: en este caso, la
educación. Al considerar el principio38 de la unidad en la diversidad en
la educación, surgen numerosas posibilidades para normas, metas y
programas, varios de los cuales podría perseguirse. Sin embargo, en este
ejercicio se limitará la consideración a una sola meta: el fomentar en los
estudiantes una consciencia global - una consciencia inherente en el
principio de la unidad en la diversidad.
Un programa educativo para promover tal consciencia pudiera incluir, pero
no limitarse a, el cultivo de una apreciación por la riqueza y la
importancia de los diversos sistemas culturales, religiosos, y sociales
del mundo, y criar el sentimiento de pertenencia a y responsabilidad hacia
la comunidad mundial. También podría incluir el estudio de las
contribuciones significantes que las naciones del mundo están haciendo al
progreso colectivo de la humanidad por medio de la participación en tales
foros internacionales como las Naciones Unidas, por medio de tales
acuerdos como los numerosos tratados de derechos humanos y los planes de
acción global de la ONU, y por medio de iniciativas internacionales tales
como los Sitios de Herencia Mundial.
Para poder asesorar el progreso hacia esta meta, uno podría medir el
porcentaje de tiempo - tanto dentro de clase como dentro de programas
después de la escuela - dedicado a temas o actividades que fomenten la
consciencia global. Otra medida podría ser un análisis de contenido de
libros de texto para determinar el porcentaje de espacio que se dedica al
tema. Otra medida más podría ser la prevalencia de tales temas en los
currículos de los institutos de capacitación de maestros. Y otra podría
involucrar las actitudes y el conocimiento de los estudiantes (y maestros)
en cuanto a estos temas, según se miden por encuestas. Este ejercicio
podría ir más allá: varias de estas medidas podrían combinarse en un
índice general, o podrían reunirse como un conjunto de indicadores
relacionados a la meta de fomentar una consciencia global en los
estudiantes.39
Un segundo ejemplo de indicadores de base espiritual explora la aplicación
de los principios de la equidad y la justicia a las normas de desarrollo
económico. Al seguir el mismo proceso del primer ejemplo, los principios
principales se identifican como la equidad y la justicia; el desarrollo
económico se escoge como el área de norma; y la meta que se escoge es la
de eliminar la pobreza dentro de y entre las naciones del mundo.
Obviamente ésta es una meta de varias facetas. Para los propósitos de este
ejemplo, sólo se considerará la diferencia entre las naciones, aunque la
distribución de riqueza dentro de las naciones tiene que verse si la
pobreza del mundo ha de eliminarse. Además, solamente la pobreza en lo que
concierne los ingresos se investigará. Una premisa de esta meta es que
existen recursos suficientes en el mundo para satisfacer las necesidades
de todos, pero que el eliminar la pobreza requerirá moderar el consumo y
la acumulación, el establecer relaciones de comercio justas y equitativas,
y el quitar el peso de excesiva deuda nacional.
Hay disponibles numerosas medidas de diferencia de ingreso que muestran
donde se encuentran países individuales en una serie continua. La mayoría
de éstas podrían usarse como medidas, si se tomaran a lo largo del tiempo,
para determinar si la diferencia entre las naciones más prósperas
económicamente y las menos se está reduciendo. Tendrá que establecerse una
base de lo que constituye la pobreza económica de cara al ingreso nacional
per cápita para poder determinar el progreso hacia la eliminación de la
pobreza. Otra medida podría pesar los beneficios económicos que surgen de
oportunidades de comercio que favorecen a las naciones más pobres. Y otra
medida podría calcular, en términos del ingreso per cápita, los efectos de
los pasos tomados por las naciones, ya sea individual o colectivamente,
por reducir, o bien eliminar, las deudas exitentes bilaterales y
multilaterales que tienen los países desheredados económicamente.
Un tercer ejemplo de indicadores de base espiritual explora la aplicación
del principio de la investigación independiente de la verdad en las normas
en el área de gobernar y participación. En este caso se identifica como el
principio básico la investigación independiente de la verdad; el área de
norma escogido es el gobernar y la participación; y la meta es la de
fomentar el uso efectivo de la consulta de amplia base en la formulación e
implementación de normas y programas de desarrollo. La consulta se
entiende como un proceso de toma de decisiones colectivo que maximiza la
participación por todo segmento de la comunidad y busca llegar a la verdad
de un asunto dado. El lograr esta meta requerirá que se establezcan
mecanismos y se abran avenidas para que los miembros de la comunidad
participen significativamente en la conceptualización, el diseño, la
implementación y la evaluación de las normas y los programas que les
afectan.
El progreso hacia esta meta será mucho más difícil de determinar que el
progreso hacia las metas en los ejemplos anteriores. Las medidas podrían
incluir encuestas para determinar la medida de participación individual en
toda fase del desarrollo, y el grado al cual los individuos ven que su
contribución al progreso comunitario sea significativo y seguido. Esta
medida tendría que tomar en cuenta el porcentaje de la comunidad
involucrada y el grado de participación por aquellos miembros comunitarios
típicamente excluídos, incluyendo a la mujer, las minorías y los ancianos.
Otra medida podría determinar la existencia de estructuras y procesos
formales e informales que facilitan las iniciativas colaborativas, y el
número y la frequencia de reuniones realizadas, o el porcentaje de la
comunidad involucrada con cualquiera de estos mecanismos.
Obviamente los ejemplos anteriores no tienen los detalles necesarios para
poner en operación los indicadores propuestos. Por ejemplo, toda medida
tendría que contener pautas para asesorar la información y los datos
recogidos. Esta información y datos también tendría que asesorarse a lo
largo del tiempo para dar una vista significativa del progreso que se está
haciendo. Además, sería necesario especificar cabalmente, y de antemano,
lo que constituye el éxito.
Hacia el Desarrollo de Indicadores de Base Espiritual: Posibles Pasos
Colaborativos

Este trabajo escrito ha presentado cierta visión del futuro y, basado en
esa visión, ha examinado brevemente los principios espirituales que
pudieran usarse al construir indicadores de progreso hacia este futuro. Ha
considerado áreas de normas en que estos principios podrían aplicarse para
poder generar metas y, finalmente, indicadores para medir el progreso
hacia tales metas. Por último, ha dado breves ejemplos de cómo podrían
concebirse y desarrollarse tales medidas de base espiritual.
El enfoque usado en este trabajo no sigue el proceso normalmente asociado
con la creación de indicadores. Es decir, la creación de indicador por lo
general, aunque no siempre, sigue el establecimiento de normas y metas.
Sin embargo, los grupos comunitarios y otros, más y más se están acercando
a desarrollo de indicador por crear primero una visión, luego identificar
los principios que subyacen esa visión, luego miran áreas de normas en las
cuales crear metas basadas en esos principios, y finalmente, construyen
indicadores para medir el progreso hacia estas metas. Éste es el enfoque
usado en el trabajo acutal. Una vez se hagan comunes los indicadores de
base espiritual, un sinnúmero de enfoques llegarán al mismo propósito: el
infundir principios espirituales en nuestro entendimiento, práctica, y
asesoramiento del desarrollo.
La identificación en sí de metas y la construcción de indicadores de base
espiritual para el desarrollo podría emprenderse como proceso
colaborativo. Al considerarse la propuesta siguiente, ni los pasos, ni los
principios, ni las áreas de norma sugeridas tienen que tomarse como punto
de partida.
La propuesta es la siguiente: que los representantes de las religiones del
mundo se reúnan, tal vez bajo el auspicio del Banco Mundial, u otra
agencia de desarrollo internacional tal como el Programa de Desarrollo de
las Naciones Unidas, para comenzar a consultar sobre principios
espirituales y cómo afectan el progreso individual y colectivo.40 El
objetivo inicial de este esfuerzo - que deberá verse desde el principio
como sustancioso, consumidor de tiempo y seguido - sería de llegar a un
acuerdo sobre un número limitado de principios espirituales que se
comparten universalmente y un conjunto de áreas de norma prioritarias en
las que se aplicarían. Basados en estos principios y áreas de prioridad,
se generarían metas y se construirían indicadores para medir el progreso
hacia estas metas. Otros objetivos podrían agregarse al progresar las
consultas. Al grado en que pueda articularse una visión común, el esfuerzo
se fortalecerá. Mientras que los representantes no tendrían que estar
involucrados en los aspectos técnicos tales como calcular las medidas
cantitativas - la agencia de desarrollo involucrada podría asumir esta
responsabilidad - ellos tendrían que repasar los indicadores, una vez
creados, y estar involucrados en cualquier trabajo de revisión requirida
luego de probarse.41
Las diferencias religiosas no deberán mostrarse insuperables en tal
iniciativa, pues existe un hilo subyacente de unidad conectando las
grandes tradiciones religiosas del mundo. Cada una propone verdades
espirituales básicas y normas de comportamiento que constituyen la base
misma de la cohesión social y el propósito colectivo. Por lo tanto, las
religiones deberían poder colaborar en un esfuerzo que usa y honra sus
verdades más profundas y contiene tanta promesa para la humanidad.
Mientras progresa este proceso, podría beneficiarse de utilizar cierto
trabajo que ya está realizándose en el campo del desarrollo, tales como
los planes de acción global de la reciente serie de conferencias de la
ONU. En estos planes de acción los gobiernos del mundo se han comprometido
a "desarrollo social, económico y espiritual"42 y a "lograr un mundo de
mayor estabilidad y paz, construido sobre la visión ética y espiritual."43
Han reconocido que sus "sociedades tienen que responder más efectivamente
a las necesidades materiales y espirituales de los individuos, sus
familias y las comunidades en que viven... no sólo como asunto de
urgencia, sino también como asunto de compromiso sostenido e
inquebrantable en los años por delante."44 Además, han afirmado que "el
desarrollo es inseparable del ambiente cultural, ecológico, económico,
político, y espiritual en que se realiza."45 Estos mismos gobiernos
también han reconocido que "a los individuos se les deberá permitir
desarrollarse a su máxima potencia, incluyendo saludable desarrollo
físico, mental y espiritual,"46 y que "la religión, la espiritualidad y la
creencia desempeñan un papel central en las vidas de millones de mujeres y
hombres, en la forma en que viven y en las aspiraciones que tienen para el
futuro."47 (Cursiva agregada para dar énfasis.)48
Estos compromisos, juntos con las normas, metas y programas sugeridos en
estos planes de acción, llevan el peso de un concenso global. En este
sentido, representan el mayor entendimiento común de prioridades y
enfoques de desarrollo que la comunidad internacional ha logrado alcanzar.
Por otra parte, más allá de aseveraciones generales sobre el papel
fundamental y la importancia de la espiritualidad, visión espiritual y
desarrollo espiritual, estos acuerdos globales no ofrecen visión coherente
de lo que significan estos términos, y las medidas actuales de desarrollo
- los determinantes del "éxito" - por lo general, fracasan en tomar en
cuenta factores espirituales. Sin embargo, debe reconocerse que estos
planes de acción han reconocido que la espiritualidad es parte integrante
del desarrollo y sí intentan articular ciertos principios tales como la
tolerancia y la solidaridad, algunos en mayor detalle y con mayor éxito
que otros. Por lo tanto, las consultas de los representantes religiosos
podrían enriquecerse profundamente por el estudio de estos documentos.
Además, estas consultas bien podrían generar normas y metas semejantes a
los que se encuentran en estos acuerdos globales y podrían,
consecuentemente, beneficiarse de considerar las recetas que contienen
estos acuerdos. Sin embargo, ya que las normas y metas desarrolladas por
los representantes religiosos se basarían en principios espirituales
claramente identificados, tendrían mucha más probabilidad de ser apoyados
por la gente que los que se basan en consideraciones predominantemente
materiales.
Al hacer un llamado para la creación de indicadores de desarrollo en cada
uno de los planes de acción global, las Naciones Unidas ha puesto en
movimiento un proceso a niveles nacional y global para el establecimiento
de medidas apropiadas para el progreso. El trabajo en los indicadores de
base espiritual podría eventualmente unirse a estas iniciativas.
Al desarrollarse estas medidas de base espiritual y al ponerse en uso,
podrían establecerse procesos consultativos nacional y localmente en donde
las comunidades se alentarían bien a adoptar estos indicadores para sus
condiciones particulares, o bien a desarrollar medidas semejantes
independientes de esta iniciativa global. El proceso de adoptar o crear
tales indicadores sería en sí mismo esclareciente y apoderante para
aquellos que estuvieran involucrados. Además, los programas y las normas
que surgerirían eventualmente de estos procesos, seguramente ganarían el
apoyo de mucha gente y cobrarían endosos formales de instituciones y
comunidades religiosas.
La creación de indicadores de base espiritual no sería el propósito máximo
de esta iniciativa. Más bien, sería el de colocar los principios
espirituales al centro del desarrollo, de usarlos en sentar las bases,
normas y programas, y de utilizarlos para motivar la acción individual y
colectiva. Sin embargo, al demostrar que la aplicación de principios
espirituales es tanto práctico como medible, la aceptación de la
espiritualidad como el alma misma del desarrollo puede avanzarse
significativamente. Por lo tanto, el crear medidas de base espiritual para
el desarrollo no es sólo oportuno, sino escencial.
Notas:
`Abdu’l-Bahá, Paris Talks [La Sabiduría de `Abdu’l-Bahá], (duodécima
edición) (Londres, Editorial Bahá’í, 1995, página 9).
Bahá’u’lláh Gleanings from the Writings of Bahá’u’lláh [Pasajes de los
Escritos de Bahá’u’lláh] (Wilmette, Bahá’í Publishing Trust, 1976,
página 215).
The Intergovernmental Seminar on Criteria and Indicators for Sustainable
Forest Management [El Seminario Intergubernamental sobre Criterios e
Indicadores para el Manejo Sostenible de Silvicultura], 19-22 de agosto
de 1996, Helsinki, Finlandia; Informe de Trasfondo #3, página 17.
Véase, por ejemplo, el Human Development Report 1997 [Informe de
Desarrollo Humano 1997] por el Programa de Desarrollo de las Naciones
Unidas.
Este indicador, además de medir directamente los fallecimientos
infantiles, también tiende a reflejar medidas de ingresos, educación, y
gastos de salud pública, entre otros.
Por ejemplo, un indicador que mida años de estudios escolares, por si
sólo, revelará poco beneficio de tal aprendizaje a la sociedad. Para
mostrar esto, una persona de mucha educación escolar pero con mucha
falta de moral tenderá ser dañino a la comunidad, mientras que una
persona con poca o ninguna educación formal pero con fuerte sentido de
moralidad, en general, mostrará ser de beneficio a la sociedad (por
supuesto, mejor sería que el individuo sea tanto educado formalmente
como capacitado moralmente).
Otra forma de ver la entrerrelacionamiento de factores es por medio de
la analogía de síntomas médicas - tales como fiebre, escalofríos, e
hinchazón - que individualmente pueden significar cosas muy diferentes.
Sólo cuando se miren juntos en un patrón particular identificable por un
doctor competente es que pueden diagnosticarse como una condición
específica y pude recetarse un tratamiento razonable.
The Community Indicators Handbook: Measuring Progress Toward Healthy and
Sustainable Communities [Manual de Indicadores Comunitarios: Midiendo el
Progreso Hacia Comunidades Saludables y Sostenibles], 1997, Tyler Norris
Associates, Redefining Progress and Sustainable Seattle, página 1.
El Informe de Desarrollo Humano apareció por primera vez en el 1990.
Éstos incluyen la Cumbre Mundial para Niños de 1990 (la Declaración
Mundial sobre la Supervivencia, Protección y Desarrollo de Niños y el
Plan de Acción para Implementar la Declaración Universal sobre la
Supervivencia, Protección y Desarrollo de Niños en la década de 1990);
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y Desarrollo de
1992 (la Declaración de Río sobre el Ambiente y el Desarrollo y Agenda
21); la Conferencia Mundial de 1993 sobre Derechos Humanos (la
Declaración de Viena y Programa de Acción); la Conferencia Internacional
de 1994 sobre Población y Desarrollo (el Programa de Acción de la
Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo); la Cumbre
Mundial para el Desarrollo Social de 1995 (la Declaración de Copenhagen
y el Programa de Acción); la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer
de 1995 (la Declaración de Beijing y Plataforma de Acción); y la
Conferencia sobre Establecimientos Humanos - Albergue II (la Declaración
de Estambul y la Agenda de Albergue).
Está en proceso el trabajo sobre estos indicadores de parte de
gobiernos, comisiones y agencias de la ONU, y organizaciones
no-gubernamentales (OONGG). Tales esfuerzos se están realizando, por
ejemplo, bajo el auspicio de muchos gobiernos nacionales y varios
cuerpos de la ONU, tales como el Centro para Establecimientos Humanos de
la ONU, la Comisión sobre Desarrollo Sostenible, la Comisión para
Desarrollo Social, y la Comisión sobre el Estado de la Mujer. Las OONGG
y las coaliciones de OONGG están contribuyendo a este trabajo y también
están emprendiendo sus propias iniciativas para con esto.
UNRISD News, Núm. 16, Primavera/Verano 1997, páginas 14 - 15. Los tres
trabajos ocasionales conjuntos mencionados son: Hacia un Informe Mundial
sobre Cultura y Desarrollo: Construyendo Estadísticas e Indicadores
Culturales; Indicadores Culturales de Bienestar: Algunos Asuntos
Conceptuales; e Indicadores Culturales de Desarrollo.
Para una exposición excelente sobre capital social, véase el capítulo 6,
"Capital Social: el Eslabón Perdido?" en Expandiendo la Medida de la
Riqueza: Indicadores de Desarrollo Ambientalmente Sostenible, Estudios
de Desarrollo Ambientalmente Sostenible y Monografías Serie Número 17,
El Banco Mundial, Washington, D.C.. Véase además, Enfrentándose a la
Crísis: Un Estudio Comparativo de Respuestas Hogareñas a la Pobreza y la
Vulnerabilidad en Cuatro Comunidades Urbanas Pobres, Caroline O.N.
Moser, Estudios de Desarrollo Ambientalmente Sostenible y Monografías
Serie Número 8, El Banco Mundial, Washington, D.C..
Estas iniciativas incluyen Manual de Indicadores Comunitarios: Midiendo
el Progreso Hacia Comunidades Saludables y Sostenibles; los Principios
Bellagio; y el proyecto de Nuevos Indicadores de la Nueva Fundación
Económica.
Estos esfuerzos incluyen el trabajo de numerosas OONGG dirigiéndose a
valores y principios espirituales como fundamentales al progreso, las
iniciativas de valores éticos y espirituales dentro del Banco Mundial, y
varios proyectos de investigación. Entre los informes publicados se
encuentran Cambio de Consciencia Global: Indicadores de una Paradigma
Emergente (Duane Elgin y Coleen LeDrew, Awakening Earth, 1997); Cultura,
Espiritualidad, y Desarrollo Económico: Abriendo un Diálogo (William F
Ryan SJ, Centro de Investigación Internacional de Desarrollo, Ottawa,
Canadá, 1995); y la Encuesta de Valores Mundial, 1981 - 1984 y 1990 -
1993 (Principle Investigator, Grupo de Estudios de Valores Mundiales,
Consorcio inter-universitario para la Investigación Política y Social,
Ann Arbor, Michigan, 1994).
Los principios espirituales, según aseveran los Escritos bahá’ís, son
aquellas verdades esenciales dados a la humanidad por aquella realidad
superior, aquella incognoscible escencia de escencias llamado Dios. Las
religiones traídas a la humanidad por una sucesión de luminarias
espirituales han sido el lazo primario entre la humanidad y aquella
realidad superior, y han galvanizado y refinado la capacidad de la
humanidad por amar, por comprender la realidad y por lograr el progreso
espiritual.
Dos principios espirituales que pudieran ser parte de una lista
extendida son la belleza y el servicio.
Shoghi Effendi, The World Order of Bahá’u’lláh - Selected Letters [El
Orden Mundial de Bahá’u’lláh - Cartas Escogidas] (Wilmette, Editorial
Bahá’í, 1974 [segunda edición revisada], páginas 41 - 42).
En los Escritos Bahá’ís, "Hombrees un término genérico que aplica a toda
la humanidad." (`Abdu’l-Bahá, The Promulgation of Universal Peace: Talks
Delivered by `Abdu’l-Bahá during His Visit to the United States and
Canada in 1912 [La Promulgación de la Paz Universal] [segunda edición]
[Wilmette, Editorial Bahá’í, 1982, página 76].)
Bahá’u’lláh, Epistle to the Son of the Wolf [Epístola al Hijo del Lobo]
(Wilmette, Editorial Bahá’í, 1988 [nueva edición], página 13).
`Abdu’l-Bahá, The Promulgation of Universal Peace: Talks Delivered by
`Abdu’l-Bahá during His Visit to the United States and Canada in 1912
[La Promulgación de la Paz Universal] [segunda edición], página 375.
`Abdu’l-Bahá, "Trustworthiness" [La Confiabilidad] The Compilation of
Compilations, Volume II (Bahá’í Publications Australia), 1991, página
340).
Para una exploración de este concepto, véase Moral Leadership, 1997, the
Global Classroom, Washington DC, publicado originalmente como Liderazgo
Moral, 1993, Universidad Núr, Santa Cruz, Bolivia.
`Abdu’l-Bahá, Japan Will Turn Ablaze: Tablets of `Abdu’l-Bahá, Letters
of Shoghi Effendi and Historical Notes About Japan [El Japón se
encenderá] (Osaka, Editorial Bahá’í, 1974, página 35).
`Abdu’l-Bahá, Paris Talks [La Sabiduría de `Abdu’l-Bahá] (duodécima
edición), página 145.
La consulta requiere que los participantes individuales se esfuercen por
trascender sus respectivos puntos de vista para poder funcionar como
miembros de un cuerpo con sus propios intereses y metas. En la consulta,
donde se intercambian puntos de vista tanto con franqueza como con
cortesía, las ideas pertenecen no al individuo que las presenta, sino al
grupo en general, para aceptar, rechazar, o revisar como mejor sirva las
metas perseguidas. La consulta tiene éxito en la medida en que todos los
participantes apoyan las decisiones tomadas. Bajo tales circunstancias,
una decisión anterior puede fácilmente reconsiderarse si la experiencia
expone cualquier fallo.
`Abdu’l-Bahá, The Secret of Divine Civilization [El Secreto de la
Civilización Divina] (Wilmette, Editorial Bahá’í, 1990, páginas 24 -
25).
Cada individuo tiene derecho a trabajo significativo y la
responsabilidad de mantener a su familia y a contribuir al bienestar de
la comunidad. Al desempeñarse en una ocupación u oficio en el espíritu
de servicio, el individuo contribuye algo de valor a la sociedad. Por su
parte, la sociedad reconoce el valor de sus miembros al crear
oportunidades para que ellos se ganen la vida y hacer una contribución
al bien común, ayudando así al desarrollo espiritual del individuo. Pues
es al contribuir al bien común que el individuo adquiere verdadera
madurés espiritual.
`Abdu’l-Bahá, The Secret of Divine Civilization [El Secreto de la
Civilización Divina], página 109.
Las Enseñanzas Bahá’ís aseveran que de ser imposible que una familia
eduque todos sus niños - una condición que deberá erradicarse en el
futuro - la prioridad debe dársele a la educación de la niña ya que las
madres son las primeras educadoras de futuras generaciones.
Shoghi Effendi, por medio de su secretaria, de una carta de fecha 17 de
febrero de 1933 a un creyente individual.
"La naturaleza es la Voluntad de Dios y su expresión en y por medio del
mundo contingente." Bahá’u’lláh, Tablets of Bahá’u’lláh revealed after
the Kitáb-i-Aqdas [Tablas de Bahá’u’lláh] (Wilmette, Editorial Bahá’í,
1988, página 142).
`Abdu’l-Bahá, Selections from the Writings of `Abdu’l-Bahá [Selección de
los Escritos de `Abdu’l-Bahá] (Haifa: Centro Mundial Bahá’í, 1978,
página 291).
Shoghi Effendi, Call to the Nations [Llamado a las Naciones] (Haifa:
Centro Mundial Bahá’í, 1977, páginas 55 - 56).
Un sistema coordinado mundial de reservas de comida será escencial al
bienestar físico de la familia humana en tiempos de falta, especialmente
si el cambio global crea más y más inestabilidad en la producción de
comida.
La 37ª Asamblea de Salud Mundial hizo un llamado por que "los estados
miembros consideren el incluír en sus estrategias para la salud para
todos una dimensión espiritual..." (WHA 37.13, 15 de mayo de 1984)
Bahá’u’lláh, Tablets of Bahá’u’lláh Revealed after the Kitáb-i-Aqdas
[Tablas de Bahá’u’lláh], página 70.
Por supuesto, pudiera identificarse y aplicarse más de un principio en
cualquier área de norma dado.
Obviamente, esto no describe en detalle la evaluación de esta
información ni de tomar en cuenta las descripciones negativas de los
mismos temas.
Este involucramiento señalaría una disposición de parte de estas
agencias de desararollo por tomar en serio la realidad espiritual de la
naturaleza humana.
Al construir estos indicadores, se necesitará considerar medidas tanto
calitativa como cantitativas. Podrían usarse encuestas de opinión
pública, grupos de enfoque con audiencias claves, entrevistas
individuales y a fondo, y asesoramientos rápidos participatorios, para
ayudar a obtener los datos necesarios. El análisis de los datos
requerirá una comprensión del marco y los principios filosóficos que
dieron lugar a los indicadores en primer lugar.
Agenda 21, 6.3.
Habitat Agenda [Agenda de Albergue], 4.
Copenhagen Declaration on Social Development [Declaración Copenhagen
sobre el Desarrollo Social], 3.
Programme for Action for the World Summit for Social Development
[Programa de Acción para la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social],
4.
Agenda 21, 6.23.
Platform for Action of the Fourth World Conference on Women [Plataforma
para la Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer], 24.
Dada la fuerte influencia de las OONGG en estas conferencias, incluyendo
aquellas que buscaban hacer que los valores y principios espirituales
fueran la fuerza motriz de estos planes de acción, este enfoque sobre lo
espiritual no sorprende.



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Traducido del original en inglés



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